2.500 millones de euros

Los hijos de Mohamed Al-Fayed, en guerra por la multimillonaria herencia: drogas, puños y tribunales

Tras la muerte de Mohamed Al-Fayed, sus herederos tienen que repartirse su grandiosa herencia, pero sus luchas entre ellos lo hacen aún más difícil.

Mohamed Al-Fayed, delante de uno de los expositores de Harrods. / getty

Elena Castelló
Elena Castelló

El multimillonario egipcio Mohamed Al-Fayed, fallecido a los 94 años el pasado 30 de agosto, ha dejado tras él una guerra entre sus herederos digna de la serie 'Succession', en la que la familia Roy lucha por el control del imperio mediático del padre, en un reflejo de otra poderosa familia, los Murdoch, cuyo patriarca, Rupert Murdoch , acaba de anunciar que se retiraba de todos sus cargos, con 94 años, y dejaba en su lugar a su hijo mayor, Lachland.

Pero, mientras los Roy o los Murdoch trabajan desde el comienzo en los negocios familiares, los cuatro hijos de Al Fayed – Jasmine, de 42 años, Karim, de 39, Camilla, de 38, y Omar, de 35 –, todos nacidos de su segundo matrimonio con la actriz y modelo finlandesa Heini Wathen, de 68 años, han emprendido proyectos empresariales por su cuenta que no han salido adelante en su mayor parte, a pesar de la constante ayuda financiera de su padre.

Una herencia multimillonaria que trasciende por las peleas de los hijos de Al-Fayed

Hoy tienen delante una herencia que se calcula en 2.500 millones de euros, y la voluntad de hacerse con la mayor parte. Pero el heredero natural de Al-Fayed, era, sin duda, su hijo mayor Dodi, amante de Lady Diana Spencer , que murió junto a ella en París, el 31 de agosto de 1985, al que Mohamed Al-Fayed visitaba todos los días en su mausoleo de Surrey. El multimillonario nunca se repuso.

Tampoco pudo alcanzar la influencia en el «establishment» británico que ansiaba. Por dos veces le fue negada la nacionalidad y la clase alta inglesa le dio la espalda definitivamente cuando se empeñó en difundir conspiraciones sobre el fallecimiento de Diana y su hijo y graves acusaciones sobre la supuesta implicación de la familia real.

Los hijos de Al-Fayed, sin embargo, son asiduos a todo tipo de galas benéficas, desfiles de moda y reuniones sociales, pero también han protagonizado varias portadas de la prensa amarilla, que no tardó en airear los conflictos familiares. Los dos hijos menores, Camilla y Omar, se enzarzaron recientemente en una lucha judicial sin cuartel. Omar ha contado que el marido de su hermana Camilla, el empresario sirio Mohamed Esreb, le agredió en una reunión familiar en la propiedad de Surrey, en la que vivió Al-Fayed las dos últimas décadas.

Omar le reclamó una indemnización de 120.000 euros ante los tribunales. Al parecer, la agresión se produjo en el gimnasio, durante el confinamiento del Covid, en 2020, tras una discusión entre Camilla, Omar y su madre. Camilla contraatacó asegurando que su hermano estaba drogado. Sin citarla, Omar dijo en una entrevista con el Daily Mail, que era víctima de una «batalla de poder entre hermanos». El juez les exigió que hicieran las paces privadamente. Sin embargo, no está claro que este desencuentro se haya solucionado.

Omar fue señalado durante un tiempo como el sucesor en los negocios paternos, y hoy una empresa relacionada con la finda escocesa de su padre, en Balnagown, en las Highlands. Camilla trató de poner en march un restaurante de moda en Notting Hill, pero fracasó.

Mohamed Al-Fayed y sus hijos. / / GETTY

De momento, los demás hermanos no han hecho ninguna declaración y se han mantenido al margen. Jasmine vive apaciblemente en Kent, con su marido, el galés Noah Johnson, exboxeador, excampeón mundial de baile de música disco y excantante de heavy metal, y su hija. Sus intentos de convertirse en una empresaria de la industria de la moda fracasaron. Karim, sufre una profunda sordera por culpa de la meningitis la que padeció a los dos años. Su pasión es la fotografía y dirige una organización benéfica para las personas con problemas auditivos.

Al-Fayed mantenía un nivel de vida lujoso y con múltiples propiedades

Al Fayed fue el propietario, durante 25 años, de los almacenes Harrods, el símbolo del lujo británico, proveedor de la casa real, que le retiró la franquicia, antes de venderlos. También poseía el club de fútbol Fulham F.C., que vendió en 2013, y el hotel Ritz de París, la villa parisina de los Duques de Windsor y una finca en Escocia de 26.000 hectáreas.

Igualmente, adquirió un castillo con 30.000 hectáreas de terreno, que sumó a sus nueves Rolls-Royce, una gran colección de arte y apartamentos de lujo en Londres y Nueva York, además de su mansión de Surrey. Parece que los Al Fayed optarán por vender el conglomerado empresarial y repartirse el dinero, algo que en Reino Unido es fácil. Sin embargo, las cosas pueden complicarse porque parece que el magnate gestionaba sus negocios a través de un complejo entramado de sociedades radicadas en paraísos fiscales, como Las Bermuda, Liechtenstein y Luxemburgo.