Paul de Rumanía, el príncipe más salvaje de Europa: nazis, juicios y malas compañías

La vida como hombre libre del príncipe Paul–Philippe de Rumanía, también conocido como Paul-Philippe Hohenzollern o simplemente Paul Lambrino, está más en el aire que nunca tras la reciente decisión del Tribunal de Magistrados de Malta de extraditarle al país cuyo trono lleva años reclamando por su condición de nieto del rey Carlos II. Tras ganarse a pulso el título de royal más controvertido de Europa, o al menos uno de ellos, esta decisión se produce dos meses después de que fuera detenido en un resort de lujo de la isla del Mediterráneo.

El príncipe, que estaba acusado desde 2020 de serios cargos de corrupción, blanqueo de dinero, tráfico de influencias y sobornos, se encontraba en ese momento acompañado de su esposa, la estadounidense Lia Triff, y no opuso resistencia al arresto. Después de que se rechazara su solicitud de quedar en libertad bajo fianza, durante el juicio su abogado afirmó que existía un «grave riesgo de que sus derechos fueran violados si se le extraditaba a Rumanía».

Sin embargo, el tribunal no ha tenido esto en cuenta y ha dictaminado que sea entregado a las autoridades rumanas en el plazo de una semana. Allí deberá responder, entre otras acusaciones, a su implicación en una supuesta estafa de 145 millones de libras en la venta de propiedades que en su día pertenecieron a la Familia Real.

Rumanía luchó junto a los tropas de Hitler contra la URSS en la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1944, un golpe de Estado encabezado por el rey Miguel I derrocó al gobierno y condujo a un alto el fuego con los Aliados. Al terminar la contienda, Rumania fue uno de los países barridos por la esfera de influencia soviética, iniciando una nueva era en la turbulenta historia del país. Las fuerzas de ocupación rusas expulsaron a la familia real y la obligaron a exiliarse a partir de 1947.

En 1990, con la Unión Soviética agonizando, el antiguo Rey fue rehabilitado por funcionarios comunistas, pero luego expulsado al temer que su regreso pudiera desencadenar otra revolución. Desde entonces, los monárquicos han reavivado los llamamientos a reinstaurar el Reino de Rumanía, una institución que duró prácticamente desde su independencia de los otomanos en 1878 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

En esta cruzada se encuentra el autodenominado rey de Rumanía, cuyas pretensiones se han cruzado con el largo brazo de la ley. Su primera orden de extradición llegó en 2020 tras ser condenado a tres años y cuatro meses de cárcel por su participación en la venta ilegal de propiedades confiscadas a la realeza durante la época comunista.

El príncipe, de 75 años, alegó entonces que estaba justificado recuperar tierras que le pertenecían por derecho como heredero directo de Carlos II de Rumanía. En su lucha por no ser enviado a Bucarest, declaró ante el Tribunal de Apelación de París: «No he hecho nada ilegal ni malo. Confío en que Francia me sacará de esta pesadilla».

Paul, que tiene triple nacionalidad británica, rumana y francesa, fue una de las 18 personas condenadas por esta trama, entre ellas los empresarios israelíes Tal Silberstein y Beny Steinmetz. El royal se convirtió en un fugitivo de la Interpol ese mismo año, después de que se emitiera una orden internacional de detención contra él tras la venta ilegal de la Granja Real Băneasa y del Bosque Snagov, por un total de 145 millones de euros. Por esta trama, Remus Truică, antiguo jefe de gabinete del primer ministro Adrian Năstase, fuer condenado a siete años de cárcel.

El abuelo de Paul, Carlos II, fue el penúltimo rey de Rumanía antes de que la monarquía fuera derrocada por las fuerzas de ocupación soviéticas en 1947. El hijo de este fue reconocido como rey de Rumanía en Portugal en 1955 y en Francia en 1963, pero el vínculo no fue admitido por Rumanía hasta 2012. Esta decisión también fue reconocida por el Reino Unido en 1964, dando derecho a Carlos Lambrino a un pasaporte británico con el nombre de príncipe de Hohenzollern y príncipe de Rumanía.

Nacido en París, Paul asistió en la capital francesa a un colegio jesuita hasta los trece años, cuando su padre se casó con una estadounidense y la familia se trasladó a Londres para estar más cerca de la realeza europea. Pasó por la escuela escocesa de Gordonstoun, donde fue compañero de Carlos III de Inglaterra . Ha trabajado como marchante de arte y promotor inmobiliario.

Al igual que su padre, también se casó con una norteamericana. En 1996, Paul y Lia Triff, natural del estado de Michigan, se casaron en una iglesia ortodoxa de Bucarest. La pareja tiene un hijo, Carol Ferdinand. El niño fue bautizado en 2010, siendo su padrino el entonces presidente de Rumanía, Traian Băsescu.

Escritor y embajador de buena voluntad en China, también decidió presentarse, sin mucho éxito, a las elecciones presidenciales de Rumanía en 2000 como candidato independiente. Cinco años después emprendió una guerra personal contra su tío, Miguel I de Rumanía, fallecido en 2017 y a quien disputaba los derechos al trono. Su sobrino alegaba que este había creado y dirigido un estado nazi entre 1940 y 1944, alentando y aprobando la deportación y el asesinato de judíos rumanos, solicitando incluso su ejecución. Se cree que finalmente, ambos acercaron posturas e hicieron las paces.