Una ceremonia muy peculiar

El bautismo de la princesa Leonor en alta mar: disfraces, juegos y Neptuno, así va a ser la primera gran fiesta a bordo de Elcano

La guardiamarina Borbón será protagonista de una antiquísima tradición marinera durante su travesía a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano.

La princesa Leonor a bordo del buque escuela. / limited pictures

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

Con la princesa Leonor a bordo, como una guardiamarina más, el buque escuela Juan Sebastián Elcano navega hacia el puerto brasileño de Salvador de Bahía, en una travesía oceánica de tres semanas que forma parte del 97 crucero de instrucción de este emblemático navío de la Armada Española. El periplo de la primogénita de los reyes Felipe y Letizia comenzó en Cádiz el pasado 11 de enero, y desde entonces ha hecho escala en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas.

Durante su viaje por el Atlántico, la heredera al trono deberá enfrentarse a una exigente rutina, a clases teóricas y a las arriesgadas actividades propias de un velero, no aptas para los que padecen vértigo o tienen miedo a las alturas, ya que incluyen ascender por mástiles de hasta 50 metros. Además, Leonor debe estar alerta ante varios problemas de salud que podría sufrir mientras navega por el Atlántico.

Pero no todo es trabajo y estudio. Cuando el buque escuela cruce el Ecuador, los guardiamarinas podrán vivir un día de descanso y juegos que forma parte de una antigua tradición marinera que se remonta al siglo XVIII. Será entonces cuando reciban la visita del dios Netptuno y toda la estricta jerarquía en Elcano se venga abajo por completo.

En qué consiste el paso del Ecuador para la princesa Leonor

Supersticiosos como pocas profesiones, los marineros han tenido siempre numerosas tradiciones a lo largo de los siglos, como colocarse un pendiente de aro en cada oreja cuando habían pasado el cabo de Hornos y el de Buena Esperanza. A ello se unía la prohibición de silbar, hacer daño a un albatros o tirar piedras al mar, para no atraer a la mala suerte.

La guardiamarina Borbón, una marinera más. / limited pictures

Una de esas costumbres que ha llegado hasta nuestros días es la ceremonia del paso del Ecuador. Según la ruta planeada, está previsto que el bergantín-goleta cruce esta línea imaginaria que separa ambos hemisferios del planeta a principios de febrero. Un momento muy especial que significará para los guardiamarinas el cambio del invierno al verano, pero también la celebración de una divertida jornada de intercambio de roles y de visitas divinas.

Según se puede leer en el 'vida a bordo' con el que se puede seguir el día a día del Juan Sebastián Elcano en la web de la Armada Española, el mismísimo dios Neptuno, «acompañado de su verdugo y de dos ninfas visita todos los barcos de la Armada la primera vez que cruzan el Ecuador en una campaña».

Este solemne momento se conmemora con un repique de la campana y a continuación, uno de los cabos veteranos se disfraza de Neptuno e interpreta su papel, tomando el mando del barco. A la vez, se produce un intercambio de galones, por lo que la propia princesa Leonor podría convertirse, solo por unas horas, en la capitana del buque.

Juegos, bromas y manguerazos para los marineros primerizos

Puede que el propio Felipe VI haya prevenido a su hija sobre lo que puede esperar de esta tradición, ya que le tocó vivirla en primera persona cuando realizó una travesía similar en 1987. En su libro 'La formación de un rey', José Antonio Alcina, tutor del monarca, recuerda cómo «don Felipe recibió un bautismo colectivo junto a toda su brigada mediante el roción de un manguerazo de agua salada en la propia cubierta del alcázar, la parte central de la cubierta alta, entre el regocijo de todos«.

El príncipe Felipe durante su travesía en Elcano. / getty

Sumándose a la algarabía generalizada, la tripulación también se disfraza durante esta jornada mientras es objeto de las bromas de Neptuno, que suele exigir «tributos» en forma de mechones de pelo o de barba. Entonces, todos los marineros que cruzan el Ecuador por primera vez, reciben su tradicional bautismo, acompañado de un diploma para conmemorar la ocasión.

Juegos como tirar de la cuerda o la carrera de huevo con cuchara son algunas otras de las festivas actividades de esta tradición que revoluciona por un día la estricta vida naval. Una fecha que a buen seguro la princesa Leonor recordará toda la vida.

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