La reina Margarita II de Dinamarca saluda con sus familiares más agraviados al lado: su esposo Enrique de Laborde, su hijo, el príncipe Joaquín, y su nuera, la princesa Marie. / gtres

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La princesa Marie no es la primera ni la única: Enrique de Laborde, conde de Monpezat, ya ninguneó a la reina Margarita II de Dinamarca en Año Nuevo

Enrique de Laborde, conde de Monpezat, se peleó con la Margarita de Dinamarca mucho antes de que la princesa Marie decidiera ignorar a su suegra en la cena de Año Nuevo.

Desde el 1 de enero los hijos del príncipe Joaquín de Dinamarca y la princesa Marie (eterna rival de Mary Donaldson) ya no son tan principescos, se tienen que conformar con el título de condes de Monpezat, paradójicamente el mismo título que ostentaba el padre de Joaquín y primer corruptor de la corte danesa, el príncipe consorte Enrique de Laborde.

Francés como Marie y tan enfadado como lo debe de estar ella en este preciso momento, Enrique de Laborde pasó a la historia del cotilleo royal por su insatisfacción cíclica por el hecho de no ser reconocido como rey consorte, al estilo Camilla, y por los desplantes que le hacía en público y en privado a la reina Margarita II, su esposa.

Una monarca tan acostumbrada por su propio marido a los desaires franceses que no debe haber pestañeado al comprobar que su nuera francesa, la princesa Marie, ha decidido no asistir al banquete que había organizado en Copenhague para celebrar el Año Nuevo, 24 horas después de haber despojado a sus hijos de sus títulos nobiliarios. ¿Son Enrique de Laborde y la princesa Marie almas gemelas?

Enrique y la princesa Marie, los consortes franceses que usan la misma estrategia contra la reina

Como ya hizo Charlène de Mónaco en su día para escapar de los compromisos en los que iba a coincidir con Carolina de Mónaco, la princesa Marie usó el comodín del hijo enfermo para no acompañar a su marido a compartir mesa y mantel con una bronceadísima Mary Donaldson y la reina Margarita, las dos mujeres a las que menos le apetece ver ahora mismo.

Esta forma de tratar «a la francesa» su oposición a las decisiones de la reina Margarita parece calcada a la que hubiera usado su propio suegro de estar vivo. Porque si ha existido un noble descontento con su destino en la historia de la realeza europea ese ha sido Enrique de Monpezat.

En el caso del príncipe consorte el problema eran también los títulos nobiliarios, concretamente el que ostentaba él mismo. Al ser esposo de la reina él deseaba ser rey, pero su esposa jamás le concedió lo que tanto ansiaba y él respondía a esa negativa con declaraciones desafortunadas y sonadas ausencias. Tan ausente llegó a estar que hasta se negó a ser enterrado en la necrópolis de la Catedral de Roskilde, donde enterrarán a la reina cuando muera. El hueco que debería haber ocupado el príncipe, permanecerá vacío por su expresa voluntad.

Enrique de Laborde de Monpezat nació en Francia, pero pasó su infancia en Vietnam. No regresó a París hasta 1952 donde estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Sorbona y consiguió una titulación oficial de la Escuela Nacional de Lenguas Orientales, en chino y vietnamita.

La princesa Marie y su esposo, el príncipe Joaquín. / instagram casa real

Trabajaba en la embajada francesa de Londres cuando conoció a la princesa heredera de Dinamarca, Margarita. Por amor, Enrique de Laborde cambia de religión y de nacionalidad y se casa con una futura reina que accederá al trono joven, con 31 años.

A Enrique de Laborde le cuesta permanecer en un segundo plano, por detrás incluso de su propio hijo el príncipe Federico, futuro rey danés. Probar que podía hacer mucho más de lo que hacía no le ayudó a reconciliarse con su escaso papel en la corte danesa.

En los 90 la reina cayó enferma y él ejerció de representante real en una gira que estaba programada para ella. Los halagos de la prensa por el buen papel que desempeñó en aquellos días calentó aún más el ánimo del príncipe consorte descontento. Por una vez dejó de ser «la sombra, el segundo, la silueta, el payaso, el perrito«, como se llamaba a sí mismo. Pero aquella rara ocasión de «trabajar» no se repitió nunca más.

En 2002 la situación se repite, Margarita II no puede asumir la ceremonia de Año Nuevo, pero escoge a su heredero, el príncipe Federico, para sustituirla. Ante lo que considera un desprecio de la reina, y en un paralelismo que roza el karma, Enrique de Laborde, como ha hecho este Año Nuevo su nuera la princesa Marie, se refugia en Francia.

Vídeo. La tensa relación entre Marie y Mary de Dinamarca

Abandona Dinamarca y se refugia en su castillo francés de Caïx. «Necesito tiempo para pensar», afirma enojado. Sus hijos y su esposa se turnan para visitarle e intentar hacerle volver con ellos a Dinamarca. Pero él, como hace ahora mismo la princesa Marie, prefiere hablar con otras personas, los periodistas. «Me siento marginado desde hace 30 años, subestimado y rechazado. No he sido respetado ni reconocido por lo que hago», afirma en los medios.

Con el tiempo los ánimos de calmaron. Como seguramente le pasará a la princesa Marie, Enrique de Laborde regresó a la corte. Pero en 2015, cuando renunció a todos sus deberes oficiales, abandonó Copenhague para siempre y se instaló en su castillo francés.

Quizá la madre de dos de los príncipes daneses desheredados esté pensando en este momento que su decisión de darle plantón a la reina en Año Nuevo la llevará en el futuro a vivir junto a sus hijos un largo exilio francés. Pero es una decisión que se debe reafirmar cada vez que se refieren a sus hijos por el mismo título que ostentaba su suegro Enrique de Laborde: de príncipes a condes de Monpezat.