Pelea Meghan Markle Quién es Ashleigh Hale, la sobrina de Meghan Markle que es igual que ella en todo (y a la que traicionó el día de su boda)

La vida familiar de los Markle es muy compleja, tanto que hasta los Windsor se pueden quedar atrás si se despistan. Por supuesto, en su árbol familiar paterno también hay «villanos» (como el propio padre de la duquesa de Sussex y sus hijos mayores), pero también rostros amables. Pero ninguno es tan bondadoso con la ex actriz como el de su sobrina (y casi hermana pequeña) Ashleigh Hale.

Ashleigh Hale es la única integrante de la familia paterna de Meghan Markle que ha hablado a favor de Enrique de Sussex y su mujer en la primera entrega de la docuserie que ambos protagonizan en Netflix. Su aparición en «Harry y Meghan» fue toda una sorpresa para el gran público, entre otras cosas porque hasta ahora había optado por el silencio.

Pero ya no se calla más y con sus propias palabras y lágrimas en los ojos, Ashleigh ha narrado cómo el acoso mediático y las traiciones familiares la convirtieron en una de las damnificadas de la historia de amor de Meghan Markle y el hijo menor de Diana de Gales .

Para Ashleigh las malvadas acciones de los demás no sólo provocaron que su íntima relación con su tía favorita se rompiera, sino que impidió que fuera invitada a la boda real, noticia que la pilló desprevenida, y que los duques de Sussex le comunicaron por teléfono apenas unos días antes de la ceremonia. A pesar de los pesares la joven ya ha perdonado el mal gesto a Meghan Markle y hoy por hoy es uno de sus apoyos en Estados Unidos. ¿Pero quién es en realidad Ashleigh Hale, el mirlo blanco de los Markle?

Ashleigh Hale es la hija de la hermanastra que peor habla desde el primer día de Meghan Markle, Samantha Markle. La infancia y la vida de Ashleigh no ha sido nunca sencilla. Abogada de profesión, Ashleigh Hale y su hermano fueron criados (y finalmente adoptados) por sus abuelos paternos. Ashleigh perdió el contacto con su madre biológica desde que cumplió seis años hasta el año 2007, el mismo en el que se licenció de la Universidad de Virginia.

Fue el propio padre de Meghan Markle, el ahora denostado Thomas Markle, quién le facilitó por aquellas fechas a Meghan Markle un mail de contacto de su hasta entonces desaparecida sobrina con la que apenas se llevaba cinco años de diferencia de edad.

El flechazo sobrina-tía fue casi inmediato y verificado en Instagram. Meghan siempre había querido una hermana pequeña y Ashleigh una hermana mayor, por lo que en muy poco tiempo ambas mujeres comenzaron a trabajar un vínculo familiar entre ellas y pasar bastante tiempo juntas.

Era lógico que se cayeran bien porque en muchas cosas parecen un calco la una de la otra. Ambas realizaron Estudios internacionales en la universidad, ambas hablan francés con fluidez, ambas están interesadas por el mismo tipo de temas sociales (Asleigh Hale fue voluntaria en la ONG The Gray Haven Project, para ayudar a las víctimas de trata) y las fotos de sus vacaciones en Nueva Orleans o en parajes naturales con puestas de sol de fondo hablan de los mismos gustos a la hora de pasarlo bien.

La influencia y respeto tía-sobrina era mutua. De hecho, cuando Meghan Markle interpretaba a una abogada en la serie «Suits» trascendió en los medios británicos que estaba recibiendo consejos sobre cómo mejorar su interpretación de Ashleigh Hale.

Para Ashleigh Meghan Markle era, según sus propias palabras, «una hermana, una amiga y en cierta forma una figura materna». Este último es importante, porque a la hora de la verdad, cuando Ashleigh tuvo que decidir sobre conservar el vínculo con su tía o con su madre, escogió a la duquesa de Sussex. Y eso a pesar de la «traición» de M eghan Markle.

La burbuja de felicidad entre Meghan Markle y Ashleigh Hale estalló cuando se hizo pública la relación de la actriz con el príncipe Enrique. Entonces todo explotó.

Ashleigh comenzó a recibir comentarios hirientes sobre Meghan de parte de su madre biológica y se convirtió en un daño colateral de la mala relación que siempre ha existido entre las dos hijas de Thomas Markle.

Por hacer un poco de historia, cuando Meghan Markle y Enrique de Sussex anunciaron su compromiso de forma oficial buena parte de los Markle vieron en ello una oportunidad de hacer negocio.

El más insospechado en aquel listado fue el padre de Meghan, que días antes de la ceremonia fue sorprendido haciendo un «posado-robado» para los paparazzis. Tiempo después Samantha Markle confesó que ella había estado detrás de esas exclusivas.

No era el único resquemor que existía, existe y existirá entre Meghan y Samantha. Las hermanastras se llevan 16 años de diferencia y Samantha no parecía asumir con deportividad el vínculo que unía a su hija con la duquesa.

Samantha no perdía oportunidad de hablar mal de Meghan Markle en los medios (hasta escribió un libro titulado «Diario de la hermana de la princesa molesta») .

Aunque no acudió a la primera boda de Meghan Markle (cuando se casó con Trevor Engelson), puso el grito en el cielo cuando no fue invitada a la segunda. Tras las fotos pactadas con los paparazzis ni el padre de Meghan (que sufrió un infarto en aquellas fechas) ni Samantha pudieron viajar a Londres.

Pero Ashleigh Hale tampoco fue invitada. El equipo de prensa de palacio desaconsejó a la futura duquesa de Sussex que su sobrina acudiera a Londres a verla dar el «sí quiero» a hijo de Diana de Gales. Para la inagen de Meghan, que no invitara a su hermanastra pero sí a la hija de esta era una contradicción a la que la prensa sensacionalista podía sacarle punta y el río ya estaba bastante revuelto.

Meghan y Enrique de Sussex llamaron por teléfono a Ashleigh días antes de la ceremonia para comunicarle su decisión: estaba oficialmente desinvitada para no dar una mala imagen pública.

Tras aquello, dolida, Ashleigh perdonó a Meghan, pero nunca volvió a hablar con Samantha Markle. «Saber que debido a mi madre biológica esta relación que es tan importante para mí se vio afectada de esa manera fue doloroso», asegura la única Markle, que a fecha de hoy, sigue hablando de la duquesa de Sussex en público con cariño.