Quién es Marieta Salas Zaforteza, la criadora de caballos que reina en la corte de Mallorca del rey Juan Carlos I, estuvo casada con su mejor amigo (y es íntima de Marta Gayá)

Marieta Salas, rica heredera y criadora de caballos pura sangre, es también la invisible reina de la corte de Marivent.

Marieta Salas, la criadora de cabbalos mallorquina íntima del rey Juan Carlos. / d.r.

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Hija y heredera única del empresario Pedro Salas y mujer del hombre más apuesto que ha pisado las fiestas de las socialités en Palma de Mallorca, el príncipe Zourab Tchkotoua, Marieta Salas Zaforteza fue (y sigue siendo) la reina en la sombra del círculo mallorquín del rey Juan Carlos , la mujer que lo sabe todo pero no cuenta nada.

Su romance desde los años 60 con el amigo íntimo del rey Juan Carlos, el príncipe Tchkotoua, le valió una entrada VIP al círculo íntimo de Juan Carlos en Marivent. Un pase que nunca fue revocado, a pesar de que su matrimonio con «Zou» acabó en fracaso y, lo que es más importante, nunca ha renunciado a su amistad con dos de las mujeres sentimentalmente relacionadas con el emérito: María Gabriela de Saboya y Marta Gayá.

La boda de Marieta Salas y el príncipe Zourab Tchkotoua

Desde que el heredero del extinto trono de Georgia pisara Mallorca en 1965 se quedó prendado de esta joven mallorquina con la entabló un largo noviazgo. Ella tenía todo lo que se necesitaba para llamar su atención, una educación europeísta con estudios de Secretariado Internacional, dominio de varios idiomas, buena presencia y un carácter fuerte que la ayudó a sobrellevar sus largas ausencias (y algún que otro escándalo financiero).

La relación tuvo el visto bueno de los padres de la novia y culminó en 1974 con un esperado broche de oro: una boda fastuosa digna de un príncipe y una rica heredera. No se recuerda una ceremonia igual en Mallorca.

Más de 600 invitados colapsaron la catedral y la plaza central de Palma de Mallorca decorada para la ocasión con guirnaldas de pimientos rojos secados al sol, para darle al evento un toque tradicional.

Marieta Salas el día de su boda con el príncipe Tchkotoua / d.r.

En la lista de invitados al evento se encontraban príncipes europeos sin trono, muchos condes y duques españoles y banqueros estratosféricos como Gunter Sachs. Pero también estaba una ex amante del rey y amiga de Marieta desde los 22 años, la princesa María Gabriela de Saboya .

Como por aquella época poco se sabía de la vida amorosa de los aún entonces príncipes de España, la comidilla de la crónica social no fue la presencia del primer amor de Juan Carlos de Borbón en la ceremonia, sino que la novia iba sencilla y con el pelo suelto.

Aún sin hacer alardes de vestido principesco, Marieta Salas estaba guapísima y posaba orgullosa al lado de su marido. Él tenía 37 años, ella 29.

El rey Juan Carlos no pudo asistir a la boda de su amigo de la infancia, ni a la comida posterior celebrada en el Pueblo Español; pero no se resistió a acudir a la fiesta nocturna que se celebró en el Club del Mar de Palma y sí, allí coincidieron doña Sofía, el ex primer amor del rey y la infanta Elena, a la que su madre se llevó de carabina.

Marieta Salas la reina invisible de Palma de Mallorca desde hace décadas

Desde su posición privilegiada de esposa del mejor amigo del futuro rey de España Marieta Salas comenzó su andadura como reina en la sombra de la corte de Marivent.

Las propias páginas de sociedad se hacían eco de su presencia acompañando a la reina Sofía en sus compras, lo cual era sorprendente porque en la misma corte mallorquina de Marieta comenzó a figurar desde bien temprano Marta Gayá.

Marieta Salas es una reputada criadora de caballos de pura raza árabe / ses planes

En 1976 el príncipe y su mujer tuvieron a su único hijo, Igor, un niño en cuyo honor cada mes de agosto celebraban una fiesta de cumpleaños de postín en el chalet en el que se había instalado la pareja, una residencia bautizada como La Noria.

En otra muestra de músculo social en el décimo cumpleaños de Igor, Marieta Salas, la mujer que organizó su propia boda con tan solo la ayuda de una secretaria, decidió festejar al mismo tiempo la comunión del niño.

La lista de invitados a aquel evento celebrado en la Iglesia de la Virgen del Carmen en el puerto de Andratx era más propia de una bautizo real que de la comunión del único hijo de un príncipe sin trono.

Por supuesto no faltó María Gabriela de Saboya, pero también se pudo ver en la celebración a otros aristócratas como los duques de Badajoz y a personajes de todo tipo, desde Ramón Mendoza, al cónsul de Estados Unidos. Todo muy ecléctico y facilitado porque su esposo era extraoficialmente conocido como «el amigo del rey».

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En 1978 los problemas empezaron a germinar en la pareja cuando el escándalo de Los Almendros salpicó a Tchokotua y sus socios. El juez solicitó el ingreso en prisión del príncipe por estafa inmobiliaria y, aunque ese ingreso nunca sucedió, Marieta Salas vio cómo su esposo poco menos que se mudó a vivir entre Marruecos y Suiza.

Para cuando llegó el divorcio en los años 2000 Marieta Salas ya había establecido los pilares de su existencia en Mallorca bastante alejados de los intereses de su esposo: asistencia a eventos de caridad y mercadillos solidarios y competir internacionalmente con su gran pasión; la cría de caballos de pura raza árabe.

Su discreción es tan loable como el anecdotario que oculta (afirma que estuvo a punto de morir una vez junto a sus amigos más influyentes, pero nunca ha contado cuándo ni cómo ni dónde).

pero de vez en cuando su nombre salta a los medios por ser la dueña de la villa más solicitada de Mallorca: Ses Planes, una casa magnífica creada por el arquitecto Pablo Carvajal y decorada por Pascua Ortega que ha servido de refugio a la mismísima Michelle Obama.

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