Sin el apoyo de nadie

Así es Marit Tjessem, la madre plebeya de Mette-Marit de Noruega que despreció la historia de amor de su hija con al príncipe Haakon

Que el heredero al trono de Noruega, escogiera a una madre soltera de pasado polémico como futura reina, fue una mala noticia para todos, incluida la madre de la actual princesa Mette Marit, Marit Tjessem.

Mette-Marie de Noruega con su madre, Marit Tjessem / getty images

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Mucho se escribe de los desvelos de los padres royals cuando sus hijos deciden enamorarse de plebeyas sin oficio ni beneficio, pero poco de los progenitores plebeyos que asisten estupefactos al hecho incuestionable de convertirse por una decisión de Cupido en los suegros de un futuro rey o reina.

Entre los más descreídos de los suegros plebeyos ocupa un lugar destacado la madre de la actual princesa de Noruega Mette-Marit; Marit Tjessem, la mujer que no confió ni 10 minutos en el futuro de la relación de su hija con un royal.

En su descargo hay que decir que los idilios de Mette-Marit en el pasado habrían hecho desconfiar a la madre más cegada de amor materno de la humanidad. Para cuando se pasó por la casa de su madre acompañada de su novio el príncipe Haakon, su hija ya era una madre soltera de un hombre encarcelado por tráfico de drogas.

Seguro que si Marit Tjessem hubiera sido manchega y no noruega en aquel momento habría pensado que su hija había huído del fuego para caer en las brasas. Pero afortunadamente todo salió casi bien.

Marit Tjessem, las preocupaciones de una madre plebeya en la corte del rey Harald

Nada hacía prever en la vida de Marit Tjessem que acabaría emparentada con la familia real noruega. Casada en primeras nupcias con el periodista Sven O. Høiby y trabajando en banca desde hacía décadas, Marit había hecho todo lo posible para educar a su hija como mandan los cánones noruegos: con una agenda abarrotada repleta de buenas notas, deporte al aire libre y visitas dominicales a la iglesia.

Pero su divorcio del padre de Mette Marit pareció, de alguna manera, torcer las cosas y la niña de once años que convivía con ella acabó convertida en una rebelde adolescente de 16 que descubrió en un viaje de intercambio en Australia que prefería dejar de intentar ser la niña perfecta de mamá y seguir su propia agenda. «Comprendí que no podía cumplir las expectativas que otros tenían sobre mí», reflexionó años más tarde Mette Marit en su libro de memorias para explicar lo que vendría después.

Los príncipes Mette-Marit y Haakon Magnu. / @DETNORSKEKONGEHUS

Aunque nunca dejó los estudios, Mette Marit empezó a hacer cosas «cuestionables» como participar en reality shows o buscarse novios conflictivos. El más peligroso, Morten, acabaría encarcelado por tráfico de drogas… y el padre de su primogénito. Morten también fue el motivo de sus disculpas públicas por su «pasado salvaje» cuando Mette Marit se ennovió.

Para cuando llegaron aquellas declaraciones a los medios Marit Tjessem ya conocía al príncipe, aunque no daba crédito. Como los noruegos son campechanos a su manera a la madre de Mette Marit no le extrañó que su hija y el príncipe se conocieran en un concierto de rock. Lo que le extrañó es la fijación que parecían tener el uno con el otro. o dicho de otra forma, le preocupaba que su hija fuera algo pasajero para el royal.

La mujer que no sabía qué comía un príncipe

En una entrevista al canal de televisión NRK, Marit Tjessem, que ya cuenta 86 años, ha podido por fin sincerarse sobre lo que pensaba sobre su hija y el príncipe en los difíciles comienzos de la pareja: «En la familia pensamos que de esto no podía salir nada. No tenía mucha fe en ese futuro. Nunca pensé que esto terminaría así».

Cuando los rumores de que el príncipe heredero tenía como pareja a una plebeya se extendieron, la vida de toda la familia, y por supuesto de Marit, se volvió patas arriba.

«Lo recuerdo como una completa locura. Toda la fila de fotógrafos con cámaras enormes enfrente de mi apartamento. Me daba vergüenza y traté de esconderme lo mejor que pude», explicó en televisión.

Al final los paparazzis consiguieron su objetivo y captar la imagen que buscaban: el príncipe y la plebeya saliendo juntos del apartamento materno. De lo que no tenía nadie ni idea en aquel momento es que dentro había una suegra con ojeras que respiraba aliviada después de haber dado de comer por primera vez a su yerno de alta cuna. La noche anterior a la velada casera Marit Tjessem la pasó en vela pensando una y otra vez qué menú podía dar de comer a un príncipe.

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