reina y emérita

Las lecciones de dignidad de la reina Sofía: una ministra confundida, un alcalde bromista y una infanta cómplice

En una de las semanas más difíciles que le ha tocado vivir en los últimos años, la reina Sofía ha vuelto a dar una lección de circunspección. Aunque su carácter se ha dejado ver, también para divertirse muchísimo con el alcalde de Madrid.

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Todos los ojos están puestos en la agenda de la reina Sofía esta semana . Es cierto que no le falta atención cada vez que protagoniza un evento de la agenda oficial. Sin embargo, en este momento de zozobra para la familia real su figura cobra una relevancia inusitada. La promueve el mismo rey Felipe, cuando facilita que en estos días se convierta en el miembro de la familia real más visible, después de él mismo. No cabe otra interpretación: el respaldo de Zarzuela es total.

En las últimas 48 horas, la reina Sofía ha podido resarcirse de dimes y diretes y mostrar que su actividad continúa como siempre y como nunca, sin que asuntos relativos a su intimidad afecten a la institución que continúa representando. Evidentemente, las vivencias del rey Juan Carlos que ahora se discuten en público fueron ya advertidas y digeridas por su círculo familiar hace años, con lo que solo el conocimiento general de parte de su circunstancia ha cambiado.

Los gestos de dignidad de la reina Sofía

Dos son los gestos que subrayan la personalidad y actitud de la reina Sofía , en una radiografía de sus últimas 48 horas frente a las cámaras. El primero de ellos corrió como la pólvora en cuanto se produjo, por involucrar a la ministra de Defensa, Margarita Robles. No es la primera vez que Robles comete un desliz de este tipo, pues la reina Letizia fue protagonista de un exceso retórico similar el pasado enero. Fue en su discurso por la Pascua Militar.

En el Palacio Real, frente a las más altas instituciones del Estado, la ministra de Defensa alabó a la princesa Leonor, aún cadete novata en la Academia General Militar de Zaragoza, y a continuación a Letizia. «En este momento, transmitir nuestros mejores deseos a su alteza real la princesa de Asturias en esta etapa tan ilusionante de su vida y agradecer muy especialmente a su majestad la reina su diaria entrega y voluntad de servicio«, dijo Margarita Robles. Nadie supo muy bien la razón de tal referencia a Letizia.

El lunes, en el el acto conmemorativo del XIX aniversario de la creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), durante su discurso como ministra de Defensa, Margarita Robles quiso buscar alguna complicidad con la reina Sofía dirigiéndole la siguiente frase: «En estos momentos le trasladamos nuestro cariño y nuestro agradecimiento». La madre del rey Felipe debió quedarse de piedra y, de hecho, su gesto se endureció al escuchar una conmiseración de este tipo. Hubo quien interpretó las palabras como una muestra de solidaridad. Como si la reina la requiriera.

Hay que conocer muy poco el talante de la reina Sofía para dirigirles tales palabras, con las que más que realzarla como representante de la Corona, la sitúna en el poco agraciado papel de esposa sufridora. Aludir a las actuales circunstancias de la reina en un acto que homenajea la Enseña Nacional no fue la mejor idea. De hecho, la madre del rey Felipe lució sobre su traje negro el broche que le regaló Franco por el nacimiento de su único hijo. No se puede mostrar más claramente el rol que Sofía de Grecia favorece: madre de un rey.

Por qué coincidieron la reina Sofía y la infanta Elena

Ayer, la reina Sofía volvió a recoger el guante que le tendió Zarzuela para representar a la Corona en los Premios Sociales de la Fundación Mapfre 2024. Y, efectivamente, a muchos llamó la atención que apenas se dirigiera a la infanta Elena, presente en segundo plano en el acto, como directora de Proyectos Sociales y Culturales. El evento transcurrió de manera calculadamente protocolaria, con entrega de trofeo y 40.000 euros a la actriz Núria Espert o al proyecto Moda-Re de Cáritas. Fuera de cámara, sin embargo, hubo complicidad, cariño y sonrisas.

La reina Sofia con Nùria Espert. Detrás, la infanta Elena. / gtres

Al término de la ceremonia, cuando ya se habían disuelto los corrillos y la reina Sofía salía del Real Casino de Madrid, vimos la escena definitiva entre madre e hija que da la medida de su relación. Aunque habitualmente vemos a la infanta Elena prestando su apoyo incondicional al rey Juan Carlos, aquí pudimos comprobar que la relación de la hija mayor de los eméritos con su madre es igualmente cercana. Charlaron, sonriendo, y se despidieron. Ambas se ven todas las semanas en Zarzuela, donde Elena aún monta en las instalaciones hípicas.

No se puede decir que el estado de ánimo de la reina Sofía haya variado de lo habitual en ella, aunque todos tengamos en mente su preocupación por la salud de su hermana, Irene de Grecia, y esta misma semana haya fallecido su peluquero de cabecera durante décadas, Francisco Segura. En realidad, la madre del rey Felipe continúa exhibiendo buen humor y ganas de reír: pudimos verla casi a carcajadas con el alcalde de Madrid, a su llegada al evento de la Fundación Mapfre. ¿Qué le contaría José Luis Martínez-Almeida que le hizo tanta gracia?

23 de septiembre-22 de octubre

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