Quiénes son las mejores amigas royal (y confidentes) de la reina Sofía: Silvia de Suecia, Beatriz de Holanda y Ana María de Grecia, las tres mujeres que no abandonan a la emérita

La reina Sofía es, desde su nacimiento, familia en un grado u otro de la mitad de las reinas regentes y no regentes de Europa. Por citar algunos parentescos, el marido de Isabel II, Felipe de Edimbrugo, era tío segundo de nuestra emérita y la propia Isabel es prima tercera de Sofía, el mismo lugar familiar que nuestra emérita comparte con la todopoderosa Margarita II de Dinamarca.

Pero que casi todos los royals compartan lazos de sangre y saraos no significa que se lleven igual de bien entre ellos y esta semana hemos podido comprobarlo. Por norma general (y por profesionalidad) la reina Sofía hace buenas migas con todas las royals (incluidas las «plebeyas» de nuevo cuño, como Máxima de Holanda), pero en su círculo íntimo destacan tres nombres: Silvia de Suecia , Beatriz de Holanda y su cuñadísima, Ana María de Grecia .

Esta misma semana hemos podido contemplar la gran complicidad que la emérita posee con la consorte del rey sueco: han paseado juntas por Salamanca, se han ido de tapas y les ha cantado la tuna para desconcierto de tunos, público y turistas de la Plaza Mayor salmantina. Ambas mujeres han acudido a la ciudad universitaria para asistir a un congreso sobre enfermedades neurodegenerativas, uno de los muchos intereses comunes que comparten.

Precisamente ha sido su empeño en luchar contra este tipo de enfermedades la que ha unido aún más a dos mujeres que parecían destinadas a entenderse por compartir los mismos sinsabores vitales. No en vano a la reina Silvia la llaman en su país «la sufridora». Y es que ambas monarcas han tenido que soportar de forma pública (y sin divorciarse) las infidelidades de sus regios maridos.

Superadas las tormentas de la infidelidad las dos reinas han reforzado sus lazos bajo el paraguas de un tema que les preocupa. Tanto la madre de la reina Silvia como la madre de una de las amigas más íntimas de la reina Sofía ( Tatiana Radziwill ) fallecieron hace décadas tras padecer demencia y alzheimer lo que hizo que tanto Sofía como Silvia decidieran crear fundaciones con su nombre que investigaran este tipo de dolencias.

Solo un peldaño por debajo del respeto que le despierta a la reina Sofía la reina sueca se encuentra la buena relación que mantiene con Beatriz, la ex reina de de los Países Bajos. Con la ex monarca holandesa comparte generación, la experiencia del exilio en la juventud, jubilación más o menos forzosa y vocación de servicio a la corona.

También poseen un jugoso anecdotario común, no olvidemos que ambas mujeres se conocen desde hace décadas y que ambas participaron en el célebre crucero del amor fletado por la reina Federica y cargado de royals casaderos.

Su relación no solo consiste en acudir juntas a bodas reales (como sucedió en el enlace de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson) y demás festejos que reúnen a las monarquías europeas, también han compartido eventos mucho menos públicos como las selectas reuniones del exclusivo Club Bilderberg.

El hecho de que con apenas un año de diferencia ambas tuvieran que dejar el trono y abdicar en favor de sus herederos es una coincidencia que las une aún más, así como el estilo que han querido mantener tras el fin oficial de su reinado: con una agenda repleta de eventos institucionales.

Por último, pero en un apartado mucho más íntimo, está el vínculo que mantienen Ana María de Grecia y la reina Sofía, sin duda el más indestructible en la vida royal de la emérita. Ana María no solo es la esposa de su querido hermano Constantino, es también amiga de la reina desde que ambas eran adolescentes.

Ana María, hermana de la reina de Dinamarca, se comprometió con el hermano de la reina Sofía cuando apenas tenía 16 años y pasó por el altar con 18. Pero los tortolitos ya se conocían de mucho antes: ambas familias pertenecen al mismo árbol nobiliario europeo (la saga de los Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg) y por lo visto Ana María y Constantino se llevaban haciendo ojitos y mandando cartas desde que ella tenía 13 y él 19.

La relación entre Sofía y Ana María estuvo marcada por la diferencia de edad y las convenciones sociales hasta que ambas pasaron por el altar. De hecho, si la madre de la emérita podía presumir de haber conseguido el match entre Juan Carlos y su hija Sofía, la propia Sofía puede presumir de ser una de las artífices de la boda de su hermano con Ana María.

Sabiendo que su hermano Constantino estaba enamorado de la jovencísima princesa danesa, Sofía ejerció de cupido y escogió a Ana María como una de las damas de honor de su propia boda para que coincidiera con su hermano. El encuentro debió de ir bien porque ese mismo año, 1962, terminó con el compromiso oficial entre Constantino y Ana María.

Los sinsabores del exilio y el peso de la corona las unieron aún más. Afirman los especialistas en la familia real que Ana María ha sido en muchas ocasiones el paño de lágrimas de la emérita. Favor con favor se paga, la reina Sofía fue uno de los sostenes (incluso económico) de Ana María durante los años más duros del exilio de la familia real griega.

En la actualidad ambas mujeres se quieren y respetan y la gran familia griega que ha logrado formar Ana María con el rey Constantino es uno de los refugios favoritos de nuestra emérita que tiene en los hijos de su hermano a muchos de sus sobrinos favoritos.