La familia real en los años 70, en Marivent. / getty images

Medio siglo veraneando en Palma

Así fue la llegada de Juan Carlos, la reina Sofía y sus hijos a Marivent hace 50 años: a bordo de un SEAT y con la perrita Laia

Se cumple este año medio siglo del primer veraneo de los Borbón en tierras mallorquinas. Recordamos cómo fueron aquellas primeras vacaciones baleares.

Han pasado 50 años desde que aquel 4 de agosto de 1973, el rey Juan Carlos y la reina Sofía llegaban por primera vez junto a sus hijos, el príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina, a Marivent. Lo hacían a bordo de un SEAT 1430 familiar (nosotros también hemos tenido que googlear el modelo) y aquel momento iba a suponer el inicio de una relación con la isla balear que se mantiene medio siglo después.

Los reyes, el príncipe y las infantas se presentaban aquella noche de agosto acompañados de la niñera y la perra Laia. Llegaban hasta esta pequeña fortaleza mallorquina desde la base aérea de Son Sant Joan, en la que aterrizaron a bordo de dos aeronaves Mystère. Por cierto, este modelo de avión se haría muy popular y polémico años después (en 1988, para ser axactos) cuando Alfonso Guerra, entonces vicepresidente del gobierno, usó uno de estos aviones para volver de sus vacaciones en Portugal evitando los atascos. Pero esa es otra historia.

A la isla balear, la familia real llegó aquel día en dos aviones: en uno viajaban el padre y las infantas Elena y Cristina (que entonces tenían 9 y 8 años) y en el otro, doña Sofía con el infante Felipe (de cinco), en aquel momento heredero del heredero. Juan Carlos aún no era rey aunque cuatro años atrás Francisco Franco ya había nombrado a Juanito su sucesor. Precisamente unos días antes de aterrizar en Mallorca, la familia al completo había pasado los últimos días del mes de julio con el dictador en el Pazo de Meirás, el Marivent de Franco en tierras gallegas.

Marivent, el primer lugar fijo de veraneo de la familia real

Antes de que Marivent se convirtiera oficialmente en la residencia de verano de la familia real española, no existía una destino fijo vacacional de los Borbón. De hecho, los reyes aprovechaban esos días para visitar a los Condes de Barcelona en Estoril, a los Franco en Galicia, o a Constantino y Ana María en Grecia (antes del exilio).Sin embargo, don Juan Carlos se había convertido en un habitual de la isla balear a la que acudía para participar en competiciones de vela (algo que ha mantenido él mismo hasta nuestros días y que ha heredado también su hijo Felipe que participa cada año en la Copa del Rey).

Una de las anécdotas que recogía la prensa de aquella época fue una broma del emérito a la prensa. Según los cronistas, don Juan Carlos durante una charla con ellos les preguntó si sabían cómo le llamaban en Palma. Como ninguno de los concentrados daba una respuesta, él mismo contestó: «Pues el avaro, como siempre que vengo es para regatear…». Un artículo de la revista ¡Hola! de 2004 recordaba aquel momento tan 'campechano' del monarca.

Los reyes con sus hijos, en una de las estancias del palacio de Marivent. / getty

Sea como fuere, para el año 1972 la diputación de Palma de Mallorca ya era consciente de la debilidad que sentían los reyes por su isla. Ellos, como propietarios de Marivent (construido, en 1923, por el arquitecto Guillem Fortesa), ofrecen a Juan Carlos y doña Sofía la posibilidad de veranear en él palacio. El edificio, que por entonces era un museo de arte, levantado por expreso deseo de Juan de Saridakis y su esposa, fue sometido a un proceso de restauración supervisado por la reina para convertirlo en lo que sería, con el paso del tiempo, su refugio favorito y el lugar donde pasó sus mejores años.

«Lo que más echo de menos durante el año es el mar. Soy hija del Egeo, una mediterránea», reconocía la emérita en el libro de Pilar Urbano La reina muy de cerca. «No nos gusta estar solos. Para estar en forma hay que rodearse de jóvenes, de personas dinámicas. Una casa debe respirar vida. ¡Sobre todo en verano!», explicaba. Y eso es lo que ocurrió durante años: Marivent se fue llenando de visitantes ilustres: de los emperadores de Japón Akihito y Michiko a Mijail Gorbachov o Michele Obama. Aunque seguramente los más recordados hayan sido Carlos y Diana, por entonces príncipes de Gales.

Los veranos de vino y rosas de la familia real

Los dos primeros años (de 1973 a 1975), Marivent fue destino vacacional de los entonces príncipes de España. Una vez que falleció Franco, pasó a considerarse residencia real en Mallorca, lo que convertía a la isla en la capital del veraneo estatal ( en pugna con Marbella que también en aquellos años 80 fue el epicentro del fiesteo estival, aunque de otra manera).

La presencia de los reyes propició que muchos jefes de estado e importantes personalidades se pasaran a saludar. Los veranos de la princesa Diana fueron sin duda los más comentados (en compañía de Carlos y también sola, hasta cinco veces estuvo la desaparecida Lady Di en la isla), pero también la visita de Bill Clinton, acompañado de su mujer, Hillary y la hija de ambos. El presidente norteamericano y su familia disfrutaron de la isla del el 7 al 10 de julio de 1997, con un fuerte despliegue de seguridad.

Los príncipes de Gales (con Guillermo y Harry) junto a los reyes de España y sus hijos en Marivent. / getty

Durante años Marivent fue también lugar de encuentro para todos los miembros de la familia Borbón que iban ramificándose. La foto familiar se fue incrementando e incorporando nuevas fichas en el tablero: Jaime de Marichalar, Iñaki Urdangarin, los hijos que ambos tuvieron con las infantas, Letizia Ortiz, la princesa Leonor, la infanta Sofía… Así, hasta 15 figuras posando para la foto de un verano idílico. Con el tiempo, algunas fueron cayendo por distintos motivos (una separación, un caso Noós…), hasta quedarse reducida a su mínima expresión.

Este año, doña Sofía está preparando el gran reencuentro de todos sus nietos: los cabeza de familia (Jaime e Iñaki) quedan excluidos por motivos que no hace falta explicar. Estos días, don Juan Carlos se encuentra también por territorio español, aunque en el otro extremo del país. El 'yo a Mallorca y tú a Sanxenxo' del rey Felipe y su padre pondrá muchos kilómetros por medio, así que un encuentro entre ellos es impensable. A no ser que el espíritu de Marivent obre el milagro y el avión de Juan Carlos haga una parada técnica en Baleares antes de regresar a Abu Dabi.