DESBANDADA EN LA CORTE DE MALLORCA Qué ha pasado con el poderoso círculo de amigos de verano del rey Juan Carlos: de su amiga Cristina Macaya a su ex amante Marta Gayá

Hoy el rey Juan Carlos se apoya fundamentalmente en sus amigos gallegos, pero el círculo íntimo de sus años dorados estaba en Mallorca. Con Cristina Macaya, Marta Gayá y otros influyentes de la isla.

el rey Juan Carlos durante uno de sus veranos en Mallorca. / gtres

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Si el rey Juan Carlos quiso vivir su vida como un recreo, su patio favorito estuvo en Palma de Mallorca. Paradójicamente, allí se situaba la residencia favorita de la reina Sofía , Marivent. Él, sin embargo, paraba lo necesario por el palacio familiar. Prefería regatear, comer y cenar en los restaurantes más chic de la isla o verse con Marta Gayá, su amiga entrañable más duradera, en su casa de Andratx. La pareja reinaba en la llamada corte de Mallorca, una pandilla dorada de sol y de poder.

La puesta de largo de Gayá tuvo lugar en junio de 1990, cuando se sentó por primera vez en un evento del rey: la entrega de unos premios deportivos en el Beach Club del Casino. Esta salida del armario mediático terminaría provocando el despido de Sabino Fernández Campos, jefe de la Casa Real, en 1993. La anécdota prueba el ascendiente que la corte de Mallorca tenía en el rey Juan Carlos, quien jamás aceptó cambiar el destino de vacaciones. Ni por Cantabria ni por Canarias.

Cristina Macaya siempre revoloteó en los alrededores del círculo íntimo del rey emérito en Palma de Mallorca, pero solo por su vocación de anfitriona en la isla de las élites nacionales e internacionales. Inevitablemente conocía al rey y a sus acompañantes, pero su impresionante masía en Es Canyar tenía horizontes más largos, relacionados con la filantropía y las artes. Su discreción era leyenda, lo mismo que los encuentros que propiciaba en su casa.

Marta Gayá, el gran amor del rey Juan Carlos. / gtres

Otro personaje importante en la corte de Mallorca, fallecido además en Rabat en 2019, era el príncipe georgiano Zourab Tchokotua , cómplice íntimo del rey Juan Carlos. Se conocieron en Lugano, donde vivía exiliada la reina Victoria Eugenia, y su amistad fraguó en acero. Fue Tchokotua quien le presentó a Marta Gayá.

Gayá estaba recién divorciada y era asidua al famoso Club del Mar, uno de los locales favoritos de la corte mallorquina. Fue el rey quien, en 1987, pidió conocerla. Entonces solo era la hija del hotelero Fernándo Gayá y la hermana de Victoria, jefa de comunicación del Govern de Gabriel Cañellas.

Quién es quién en el círculo íntimo del rey Juan Carlos en Mallorca

Tchokotua estaba casado con Marieta Salas Zaforteza, hija de Pedro Salas, expresidente de la Diputación mallorquina y empresario de éxito. Fue Salas padre quien, a sugerencia de Tchokotua, consiguió Marivent en 1973 para que los reyes pasaran sus vacaciones en Mallorca. 'Zou' desapareció del mapa mallorquín en 1978, cuando un famoso caso de estafa inmobiliaria le obligó a exiliarse en Suiza y Marruecos. La amistad continuó, pero en yates y fiestas privadas sin vigilancia policial.

Otro personaje completaba el trío de imprescindibles con el rey y Zourab Tchokotua: Richard Cross, fallecido en 2008 y patrón del yate Fortuna. No quería ser llamado capitán para no ostentar un rango mayor que el monarca en la mítica embarcación, donde tomaron el sol Diana de Gales y el entonces príncipe Carlos o el presidente Clinton. Solo quedó una declaración de este fiel ingeniero mecánico, prueba de la cerrazón del círculo íntimo del rey Juan Carlos en Mallorca.

«El Rey es un manitas en todo lo que hace relacionado con la mar», declaró en una entrevista a un diario en 1988. «Es un navegante de mucha categoría. Desde luego, yo no le llego a los pies. El yate le relaja totalmente. Lo malo es que tiene demasiado trabajo y muy poco tiempo para disfrutarlo. Es el mejor jefe que he podido tener. Preferiría seguir siempre con él, aunque perdiera mucho dinero».

Otro de los imprescindibles de la corte de Mallorca era el armador catalán Josep Cusí, el que el rey conoció durante las cacerías que organizaba Franco: Cusí fue el instructor de tiro al plato del dictador. Estrecharon su amistad cuando el catalán su unió como armador y tripulante al Bribón II, el barco con el que ganaron decenas de competiciones. De hecho, ha pagado los 'bribones' siguientes, incluido el Bribón XVI con el que el emérito ganó el campeonato del mundo en 2017.

Josep Cusí figura como el gran confidente del rey, un privilegio atestiguado por unas escuchas de los servicios secretos españoles realizadas en los años 90 y difundidas en 2017. En ellas se oye al emérito decirle a su amigo: «Nunca he sido tan feliz», refiriéndose a sus días con Marta Gayá. Sin embargo, no fue tan comprensivo con su relación con Corinna Larsen. «Esa persona ha desaparecido totalmente de nuestro mapa», dijo en 2019.

Con el paso de los años, otros personajes más en contacto con la vida empresarial y financiera del país fueron incorporándose al círculo de amigos de Mallorca del rey emérito. Por ejemplo, José María López de Letona, vicepresidente del Círculo de Empresarios e hijo del ministro franquista y gobernador del Banco de España, José María López de Letona.

También había intelectuales en la corte mallorquina del rey Juan Carlos, algunos tan ácidos como José Luis de Vilallonga, quien a la postre firmaría la primera biografía autorizada del monarca emérito. Fallecido en 2007, fue uno de los pocos que jamás se quiso súbdito: «Hablamos el mismo lenguaje», le dijo el rey. También le trataba de tú a tú Manuel Prado y Colón de Carvajal, encargado de sus actividades económicas (por las que terminó en la cárcel) y fijo en los veranos de Mallorca.

Habría que citar también a Camilo J. Cela Conde, hijo del premio Nobel de Literatura, marqués de Iria Flavia y experto regatista, además de catedrático. A Cris Gabarrón, hijo del artista vallisoletano Cristóbal Gabarrón, muy vinculado con el mundo del deporte, lo mismo que el prestigioso publicista catalán Lluis Bassat, cuyo trabajo para Barcelona 92 fue prominente. Todos ellos y algunos más están en «Urdangarin y la Copa América», el libro en el que Ricardo Grenville describe las relaciones mallorquinas del rey, desde los años 90.

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