Una de las pocas fotos que quedaron de la visita oficial de los reyes Juan Carlos y Sofía a Dinamarca, en 1980. / getty images

FELIPE Y LETIZIA VIAJAN A DINAMARCA

Lo que más soprendió a los eméritos en su visita a Dinamarca de 1980: «La reina Margarita fuma a velocidades increíbles»

La primera visita de los reyes Juan Carlos y Sofía a Dinamarca dejó pistas sobre el difícil matrimonio de la reina Margarita con el príncipe Henrik. Y alguna que otra polémica por las peticiones del rey Juan Carlos.

La reina Margarita II (83 años), al fin recuperada de su operación de espalda, será la anfitriona de los reyes Felipe y Letizia en su primer viaje oficial a Dinamarca, una visita pospuesta en la que volveremos a ver vestidos de gala y tiaras no solo en las cabezas reales de las monarcas, sino en la de Mary Donaldson, princesa heredera. También las hubo en 1980, en la primera visita oficial de los eméritos Juan Carlos y Sofía a Copenhague.

Tras el fallecimiento de Isabel II, Margarita II es ya la reina más longeva de Europa, con 51 años en el trono que no han sido nada fáciles. Hermana de Ana de Dinamarca, reina de Grecia tras su matrimonio con Constantino, hermano mayor de la reina Sofía, es tratada con familiaridad por el rey Felipe, que se ha referido a ella como «querida tía Daisy». A pesar de ello, han pasado 40 años desde el último viaje oficial a tierras danesas.

De la visita oficial del rey Juan Carlos y la reina Sofía en 1980 se contó poca cosa, pues los movimientos de los monarcas estaban entonces absolutamente protegidos por motivos políticos. La democracia era todavía inestable, como probó el intento de golpe de Estado de Antonio Tejero el famoso 23-F de 1981. Todo blindaje era poco, aunque la prensa danesa sí filtró algunas anécdotas y continúan siendo interesantes las crónicas de ABC.

La única polémica que llegó tímidamente a España, donde fue desmentida categóricamente, como era habitual, tuvo que ver con la delegación española que encabezó el rey Juan Carlos. Según un periódico tabloide de Dinamarca, 'Ekstrabladet', el monarca español pidió a la diplomacia danesa «ser ovacionado» por las calles de Copenhague, algo muy poco dado al carácter danés.

El rey Juan Carlos consiguió sus 'vivas' en Copenhague

¿Querría el monarca español darse un baño de popularidad foránea que reforzara su valoración en su propio país? Imposible saberlo, aunque no es improbable que aún tuviera interiorizadas algunas costumbres del régimen franquista, en cuyo seno se formó. Sea como fuere, Juan Carlos I obtuvo lo que deseaba. El segundo día de visita oficial, en su desembarco después de una travesía en corbeta junto al príncipe Henrik, una mujer entre un centenar escaso de personas, incluida la banda de la Marina, dio «vivas» al rey.

Juan Carlos I no tuvo esas calurosas ovaciones que esperaba, pero esta salida junto al príncipe Henrik, consorte de la reina Margarita, tiene hoy un significado que entonces no mereció atención. Si en su primer día de visita, las dos parejas asistieron juntos a una función de ballet y una cena de gala, previa recepción a diplomáticos y periodistas, en su segundo día hombres y mujeres separaron sus caminos. Así fue: en esta visita oficial, el género pudo más que la función institucional.

La reina Margarita II de Dinamarca, en una imagen reciente. / gtres

Aunque los jefes de Estado y los llamados a compartir agenda debían ser Margarita y Juan Carlos, el protocolo de la época dispuso que el monarca español compartiera agenda con el príncipe Henrik y la reina Sofía departiera con la reina Margarita. De hecho, mientras ellos se pasearon en corbeta, ellas visitaron un centro escolar para niños con problemas de aprendizaje. Solo cuando se montaban en carroza para desplazarse de un palacio a otro compartieron asiento Margarita y Juan Carlos.

Este paso atrás de la reina Margarita en favor del príncipe Henrik muestra los equilibrios que la monarca danesa tuvo que hacer durante todo su matrimonio para que la relación con su esposo no se resintiera. Hoy sabemos que Henrik de Monpezat, mimadísimo conde francés con castillo en el Loira, jamás aceptó su posición de consorte. Vanidoso y egocéntrico, no se cansó de reclamar más reconocimiento protocolario y poder hasta su fallecimiento, en 2018. Se murió sin conseguir su sueño de ser nombrado rey.

El príncipe danés no soportaba tener un rango menor

Henrik de Montpezat no calculó que, por muy enamorada que estuviera la reina Margarita, esta jamás dejaría que el sentimentalismo nublara su buen juicio de soberana. Lo demostró con su propio marido, al que aguantó desplantes, huidas y amenazas de divorcio, sin ceder a sus deseos impropios. Y volvió a demostrarlo con su hijo menor, Joaquín, al despojar a los hijos que tuvo con la princesa Marie de sus títulos para adelgazar económicamente la carga de la familia real en el presupuesto público danés.

Margarita II se ha demostrado una reina prudente y moderna, como prueba su reciente colaboración con Netflix a la hora de crear el vestuario y escenografía de una serie basada en la vida de Karen Blixen. Ya en los años 80, los periodistas españoles que fueron recibidos por la reina antes de la visita de los monarcas españoles se sorprendieron con su personalidad. «Fuma a velocidades increíbles», observó Matilde Hermida, la cronista de ABC.

La reina danesa ya fumaba como una profesional entonces y siguió haciéndolo hasta este mismo año, cuando se anunció que había decidido dejar los cigarrillos. También data de hace 40 años su afición por la creación de ambientes, pues entonces los periodistas españoles destacados en Copenhague se asombraban de su pericia a la hora de dibujar: acababa de ilustrar una versión infantil de 'El señor de los anillos'. Margarita de Dinamarca era, ya entonces, una reina única.