Ricardo Sanz, ante el retrato de Felipe VI y su hija Leonor para el Club Siglo XXI. /
El Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid es el escenario en el que el pintor Ricardo Sanz expone su nueva colección, La belleza como esencia del arte, entre los días 7 y 24 de mayo. Con una carrera muy apreciada y más que consolidada, resulta inevitable subrayar algunas fechas estrictamente relacionadas con la familia real española. En 1995 pintó por primera vez al entonces príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y Grecia . Siete años más tarde, ínmortalizó a su madre, la reina Sofía , una de sus obras más celebradas, como el propio artista nos recuerda.
«Ese retrato gustó muchísimo. Se presenta a la reina Sofía con la belleza y elegancia natural que tiene . Han pasado más de 20 años. Pretendía captar su personalidad, como lo hago en todos los retratos pero era consciente de que este lo iba a ver más gente y quería acertar mejor incluso. Puse toda mi alma en intentar conseguir eso», nos explica el pintor, que tiene entre sus grandes influencias a Sorolla y al retratista John Singer Sargent.
«Desde la adolescencia me atrajo el arte por su belleza. No solamente la pintura, una catedral, la música… Es lo que he perseguido en cada obra que he hecho, a través de la búsqueda de la luz, a través de las formas, de la composición y del colorido. Es muy importante el estudio de la luz, ha sido una investigación constante. Sigo en esa investigación sobre el efecto que produce la luz sobre los distintos elementos, desde una persona, un objeto o un paisaje», nos explica a propósito de su nueva muestra.
«Llevo unos 30 cuadros. Quizás por tamaño y por trabajo es uno que tengo de la Feria de Abril de Sevilla, con una serie de flamencas. Es un estudio de luz muy curioso, ese sol de día que llega a través de las ramas de los árboles. Por supuesto también está mi vena como retratista. Hay varios retratos nuevos que son interesantes. Son personas anónimas, pero a algunas, en cierta sociedad, es posible que las identifiquen», concluye Ricardo Sanz.
Otro retrato muy importante en su currículum es el que realizó en 2008 de los príncipes de Asturias , Felipe y Letizia. Tampoco podemos pasar por alto que se puso ante sus pinceles Jesús Posada, presidente del congreso de los diputados entre 2011 y 2016, que está presente en la galería de retratos del magno edificio. «Me gustaría pintar a más políticos por su importancia, los presidentes del Congreso o del Senado me parecen interesantes no por ellos mismos sino por lo que representan, por el sitio en el que están», nos comenta cuando le planteamos si habría algún político español al que le gustaría retratar.
Ricardo Sanz es muy prudente y elige cuidadosamente cada palabra para referirse a cualquiera de los miembros de la familia rea. Aun así abordamos sus métodos de trabajo, basados en sesiones fotográficas y posados: «Con ellos he hecho sesiones fotográficas y han posado para mí. En el caso de la reina Sofía fui a Zarzuela a pintarla en varias ocasiones. Cuando me llamaron para hacerlo fue porque tenía ya un largo recorrido profesional y un prestigio. Fue un peldaño más para mí, muy importante, pero quiero recalcar que forman parte de una obra conjunta muy extensa en el tiempo».
Hay otro cuadro muy especial en su porfolio, por lo que significa, para el que ni Felipe ni su hija Leonor, futura reina de España , posaron por una razón de peso: «El último retrato que hice de Felipe VI para el Club siglo XXI es precioso. Es grande, mide casi dos metros. Allí dan conferencias todos los políticos desde la Transición. Había un retrato del rey Juan Carlos con Felipe niño hecho en los años 80. Pasó el tiempo y llegó el nuevo rey, Felipe VI. Consideraron que había llegado el momento de cambiarlo y me llamaron a mí para hacerlo, al rey con la heredera, con la bandera de España detrás. Me gusta muchísimo. El rey ha posado para mí muchas veces, pero en esta ocasión no planteé ni al rey ni a Casa Real porque Leonor era una niña de diez o doce años».
A propósito de cómo es la experiencia de que los reyes posaran para él nos desvela lo siguiente: «Los reyes son como los vemos todos los españoles, con mucha cercanía. No son muy diferentes a como los podemos imaginar. Cualquier español lo puede comprobar porque tienen mucho trato directo con la gente en la calle, en los actos en los que participan. Fueron muy amables conmigo». Sobre pintar a la infanta Sofía , la única que no ha retratado afirma: «Es muy joven todavía, en su caso, además, es menor de edad. Ojalá surja la oportunidad más adelante».
Otro personaje que ha posado para él y para quien se reserva excelentes palabras es Enrique de Solís, hijo de Miguel Ángel de Solís-Beaumont y Martínez- Campos, marqués de la Motilla , y Carmen Tello, actual mujer de Curro Romero. «Pintar a Enrique fue agradable, además de ser una persona muy elegante, es muy amable», nos dice a propósito del novio de Vicky Martín Berrocal .
Más allá de sus creaciones, abordamos con Ricardo otras cuestiones relacionadas con el mundo del arte. Últimamente se ha viralizado un retrato de la princesa de Asturias caracterizada como 'La joven de la perla', el célebre cuadro de Johannes Vermeer. Una recreación que ha hecho el pintor Juan Antonio Romero que Ricardo Sanz no ha visto todavía.
«No lo conozco, pero me imagino cómo puede ser. Se hacen tantas cosas que puede ser curioso. Sí, puedo hablar de mi caso. El retrato de un señor al que le quitan la cabeza y ponen la del rey. Habrá mucha gente que piense que lo he hecho yo, pero no es así. Me ha pasado también con la reina. En Rusia hay una pintora que aprovecha los cuadros que hago yo y cambia las cabezas por un cliente suyo y lo vende como propio. ¡Qué vas a hacer! En cierto modo, al final es un halago. Quien ha hecho eso es porque te admira».
Tampoco se atreve a hacer una valoración del retrato fotográfico encargado a Anne Leibovitz de los reyes Felipe y Letizia. La fecha en la que se hará público todavía no ha sido desvelada: «De fotografía entiendo menos. No puedo juzgar mucho porque no es mi medio. Lo he leído en prensa y me parece bien que la hayan elegido. Supongo que la elección está estrictamente relacionada con su curriculum profesional».
Sanz rezuma amor por el arte en cada una de sus aseveraciones y por eso aprovechamos para echar la vista atrás para rememorar la figura de su abuelo que fue una figura muy relevante en esos círculos: «La galería de mi abuelo no la conocí porque la tuvo antes de la guerra. En aquella época todo el mundo iba a San Sebastián. Creo que la abrió en torno a 1910 y la mantuvo hasta 1936. Por ella pasaron Sorolla, Zuloaga, Vázquez Díaz… Eran muy amigos de él. Pasaron los pintores más importantes del momento y otros que no lo fueron tanto».
Uno de los cuadros más relevantes de su nueva exposición. /
Eran tiempos muy distintos a los actuales, como el propio Ricardo Sanz admite: «En la sociedad el arte tenía más protagonismo que hoy. Una exposición en Madrid, por ejemplo, tenía mucha más importancia, en el sentido de que ahora ocurren tantas cosas simultáneamente que queda más diluida. Es el signo de los tiempos. No lo digo desde una perspectiva negativa, sino para entender que el mundo ha cambiado mucho y celebro que haya tantas alternativas».
Y concluye: «Procuro olvidarme de todo esto, sigo pensando lo que me apetece pintar. Siempre hay un público, una minoría a la que le va a interesar. No me siento condicionado por esta circunstancia, si no no haría nada. Me parece genial. Pinto lo que me apetece pintar, con la idea de que si me gusta le gustará a otras personas. Hasta ahora no me he equivocado. Hay un público muy fiel que me sigue».
En cuanto al futuro, atención 'spoilers': sigue buscando la luz en los rincones más sorprendentes de Madrid, en los paisajes, en las personas… En cierta medida, la mirada de un pintor no se toma vacaciones nunca.