Fernando Fitz-James Stuart y su mujer, Sofía Palazuelo, una pareja guapa y sofisticada. /
Si por algo se caracteriza el duque de Alba es por ser tremendamente discreto. Su manera de llevar la Casa Ducal hace muy pocas concesiones hacia la crónica social y la prensa rosa, al contrario que su madre, la recordada duquesa de Alba . De tal forma que solamente trascienden los acontecimientos familiares que inevitablemente acaban en los medios de comunicación. Sus Navidades son cada año igual de discretas.
Habitualmente la Nochebuena la celebran en el Palacio de Liria con un número limitado de invitados. Además de Carlos Fitz-James Stuart y Solís, como cabeza de familia, se espera la presencia de sus dos hijos, sus nueras y sus nietos. Así, estará presente el primogénito, Fernando Fitz-James Stuart y Solís , actual duque de Huéscar, acompañado por su mujer, Sofía Palazuelo, con quien se casó en 2018, y las dos hijas de la pareja, Rosario y Sofía, nacidas en 2020 y 2023, respectivamente.
No faltará tampoco su segundo hijo, Carlos Fitz-James Stuart y Solís, conde de Osorno, junto a su mujer, Belén Corsini , con quien contrajo matrimonio en 2021. Son padres de un niño, Carlos, nacido el pasado 4 de marzo. Ambos hermanos y cuñadas mantienen una excelente relación y siempre ha trascendido la gran sintonía entre el duque de Alba y sus herederos.
Suele ser habitual que esté presente en esta cena de Nochebuena Fernando Martínez de Irujo, el único de los hijos de la duquesa de Alba que nunca se ha casado. Y también suele acudir Eugenia Martínez de Irujo , con su marido, Narcís Rebollo, quien está inmerso en una nueva etapa profesional como director general y presidente de Global Services, supervisando las divisiones de la compañía en España, Latinoamérica, Portugal y Estados Unidos.
Las Navidades del duque de Alba y su familia son muy tradicionales y parece ser que, de hecho, se conservan muchas de las tradiciones de cuando vivía la duquesa de Alba. Generalmente se celebraba la cena en el comedor principal y posteriormente se acudía a la misa del Gallo en la capilla del Palacio de Liria.
También era tradición entonces que se abrieran los regalos el 24 de diciembre porque ese día era el que estaban todos reunidos y el resto de festividades de las Navidades ya no se juntaban, pues las celebraban con sus respectivas familias políticas o hacían otros planes por separado.
El duque de Alba con sus dos hijos, celebrando su último cumpleaños. /
El día 25, día de Navidad, también la familia solía almorzar junta, en ocasiones en algunos de los restaurantes más conocidos de Madrid, porque la duquesa de Alba daba permiso al servicio y aprovechaban para salir todos juntos. Ahora los tiempos han cambiado mucho, cuesta más mantener la privacidad que entonces y los Alba son muy celosos de la suya.
Parece ser que lo que no ha cambiado demasiado es el menú que se servía en el Palacio de Liria, aunque detrás de los fogones ya no se encuentran Casimira y su ayudante Linda, personas de la más absoluta confianza de la duquesa de Alba. Los platos estrella de los Alba son la crema de marisco, el pavo y el pudin inglés.
Sea como fuere, la dinámica de las Navidades de los Alba pasa por que nada trascienda extramuros. Lo que ocurre en palacio se queda en palacio. Sin duda, los niños tendrán un gran protagonismo como en cualquier otra familia y la cordialidad será la tónica dominante. El núcleo familiar es muy sólido y así ha ido quedando patente a lo largo de los años. La última vez que vimos al duque con sus hijos fue para la celebración en un restaurante de Madrid su 76 cumpleaños .