el más discreto

Los 70 años de Jacobo Siruela, el conde ecologista: de sus dos fincas heredadas a su vida bohemia con Inka Martí

Jacobo Fitz-James Stuart, conde de Siruela, siempre fue el hijo más bohemio de la duquesa de Alba. Fundador de dos editoriales, hoy, a sus 70 años, vive apartado y dedicado por completo a la naturaleza.

Jacobo Martínez de Irujo y la periodista Inka Martí. / gtres

Lidia A. Costa
Lidia A. Costa

Los seis hijos de la duquesa de Alba, la fallecida Cayetana Fitz-James Stuart, tienen vidas muy diferentes y, en algunos casos, encontradas. Pero si hay un vástago que decidió apartarse de los focos para siempre es Jacobo Siruela, separado de la ahora empresaria Maria Eugenia Fernández de Castro y hoy felizmente casado con la periodista Inka Martí .

El conde de Siruela, que este 15 de julio cumplió 70 años, siempre ha sido un hombre de letras y cultura. Fundó la prestigiosa Editorial Siruela y hoy día dedica gran parte de su tiempo a otro ámbito: el de la naturaleza. Y gracias a las dos grandes dehesas que heredó de su madre y que ha reconvertido pacientemente, y junto a su esposa, en una fructífera extensión ganadera y agrícola.

Ubicadas en la provincia de Salamanca, estas grandes extensiones de terreno no eran nada fértiles, pero Martínez de Irujo y Martí llevan años trabajándolas hasta haber conseguido lo que son hoy: dos terrenos dedicados a la agricultura y la ganadería de forma natural y sin aparentemente conflictos. Nada que ver con su hermano Cayetano Martínez de Irujo .

Un conde intelectual y amante de la naturaleza

Una rara avis en su familia, donde siempre ha pesado la pasión por el folclore y los toros que profesaba Cayetana de Alba, Jacobo Fitz-James y Martínez de Irujo siempre ha tenido una vena mucho más intelectual, artística y discreta. Nacido el 15 de julio de 1954 en Madrid, es el XXIV conde de Siruela desde que su madre le otorgó este título en 1980 y con Grandeza de España, y está divorciado desde 1990 de María Eugenia Fernandez de Castro , conocida socialité de los años 90 y 2000 y madre de los dos hijos que el exmatrimonio tuvo en común: Brianda y Jacobo, quienes ya han hecho abuelos a sus padres.

Bajo el nombre 'Proyecto Airhón', en honor al dios indígena relacionado con las aguas profundas y el inframundo, el conde y su esposa han llevado a cabo la mayor renaturalización del sur de Europa. Como informan medios como La Vanguardia o El Mundo, poseen más de 4.000 hectáreas repartidas en dos fincas con una extensión equivalente a la mitad del termino municipal de Barcelona, y que llevan ocho años reconvirtiendo en un paraíso de la ganadería y la agricultura extensivas más naturales. Y que representan un «un cambio de mentalidad y de gestión acorde con el siglo XXI», afirma el conde de Siruela.

El proyecto cuenta actualmente con unas 1.500 vacas, entre ellas un centenar de ejemplares de moruchas, la raza autóctona de Salamanca, y que conviven con la fauna silvestre y los bosques de encinas y fresnos. Además hay un rebaño de un centenar de ovejas y cinco machos carneros. Y cabe destacar que estas fincas son cotos en los que se prohibe la caza y la recogida de setas. Pero la agricultura también es una actividad primordial en estas fincas, donde se destinan 2.000 hectáreas a pastos y otras 2.000 a tareas agrícolas. Se cultiva el forraje del que se alimenta el ganado así como avena ecológica.

La intensa vida amorosa de Jacobo Siruela

La vida amorosa del conde de Siruela ha sido intensa pero estable. Después de su separación en 1990 de Maria Eugenia Fernández de Castro, tras una década de matrimonio y con quien tuvo a sus dos únicos hijos Jacobo y Brianda, el tercer hijo de la duquesa de Alba mantuvo una relación de 10 años con la diseñadora gráfica y pintora Gloria Gauger.

En 2004 llegó a su vida su gran amor, la conocida periodista, editora y artista Inka Martí. Y se casaron en Venecia. Con ella comparte inquietudes intelectuales y estilo de vida. Se casaron en Venecia y pasan su tiempo entre sus residencias de Madrid, el Mas Pou, en Vilaür (Gerona) y, como se ha sabido ahora, en sus fincas salmantinas.

En declaraciones al periódico El Mundo, Inka Martí reconoce que la meta es convertir estas tierras en el mayor modelo de biodiversidad y «rewilding» del sur de Europa. Y con especial atención al lobo ibérico, «llegó aquí en 2017, nosotros no lo hemos introducido ni lo hemos criado, sino que vino atraído por la regeneración de la naturaleza». Un tema controvertido el de este animal que enfrenta a ecologistas y ganaderos, pero que en el paraíso natural de los condes de Siruela, y gracias a la protección del ganado mediante perros mastines o cercados eléctricos, conviven sin problema.

Jacobo Fitz-James Stuart un apasionado de la naturaleza. / instagram @inkamarti

Licenciado en Filosofía y letras en la Universidad Autónoma de Madrid, y siempre discreto e intentando mantenerse en un segundo plano, el conde de Siruela fue muy reconocido por la editorial homónima que fundó en 1982 con apenas 26 años. Y al igual que hizo su hermano mayor Carlos, actual duque de Alba , invirtió el orden de sus apellidos anteponiendo el materno Fitz-James Stuart al Martínez de Irujo paterno. Aunque es habitual que firme como Jacobo Siruela sin más.

Tras vender la editorial Siruela, el hijo de la duquesa de Alba, ha seguido en el mundo editorial con Atalanta, una original propuesta, que al igual que la anterior, ha destacado por la calidad de sus publicaciones y por el cuidado y el mimo que ponen a cada uno de sus lanzamientos. En efecto, Ediciones Atalanta fue fundada en octubre de 2005​ junto a su esposa, la periodista y fotógrafa Inka Martí.​​​ oy dedica gran parte de su vida al ecologismo con un proyecto pionero en Europa y que está recibiendo buenas críticas.