Remedios Cervantes, espléndida, en un reciente posado. BERNARDO DORAL

ENTREVISTA

Remedios Cervantes cumple 60 años: «Sigo estando igual, con las huellas del tiempo, de las risas y de los llantos»

Miss España, actriz teatral, empresaria… Remedios Cervantes ha tenido una vida rica en experiencias y aprovechamos para echar la vista atrás (y hacia adelante) charlando con ella.

Juanra López

'Reinvención' es una palabra en ocasiones manida, a veces manoseada por el uso, pero define muy bien la trayectoria vital y profesional de Remedios Cervantes, porque si ha habido alguien capaz de manejarse con éxito en distintos ámbitos, ha sido ella. Llega a los 60 en plena forma , en todas las acepciones de la expresión, llena de proyectos en su empresa, Rmedios Marketing, especializada en comunicación y marketing digital, feliz en Valencia, donde vive desde hace más de una década y con las ilusiones intactas.

Miss España en 1986, Best Model of Europe dos años más tarde, estrella en las principales pasarelas, probó suerte como actriz y presentadora, hasta abrazar una de sus grandes pasiones. Sacó adelante como productora dos funciones, Buenas noches, madre, que en el cine interpretaron Sissy Spacek y Anne Bancroft, y Confidencias muy íntimas, a las órdenes de Juan Luis Iborra, pero una etapa nueva llena de retos estaba por llegar.

De su Málaga natal, pasando por Madrid donde vivió un cuarto de siglo y a donde vuelve por motivos laborales con frecuencia, ha encontrado su lugar en el mundo en la capital del Turia, donde está muy arropada por grandes amigos y profesionales. Entre los clientes que han pasado y pasan por su empresa destacan nombres tan potentes como Antonio Banderas , Paloma Cuevas y Sara Baras. También empresas a las que asesoran y dan soluciones comunicacionales.

¿Cómo llegas a una cifra tan redonda como los 60?

Llego bien, contenta, sana, que es lo más importante, ilusionada, sabiendo que a medida que la vida avanza tienes que aprovechar más el tiempo. Hace ya muchos años que me di cuenta que la vida es bastante corta, que hay que vivir el presente y dejarse de tantas tonterías que tenemos y que nos meten en la cabeza.

¿La edad depende también de cómo uno la gestione?

La edad sí depende de cómo uno la gestione, sí, en eso estoy de acuerdo, pero también considero que tanto hombres y mujeres, quizás más las mujeres por cómo nos han educado y nos han implantado ideas en la sociedad, debemos aprender a envejecer con dignidad. Hay que asumir los años que se tienen, lo malo es no cumplirlos. Nunca me he quitado años, jamás en la vida, tampoco hasta la fecha me he hecho nada en la cara. Sigo estando igual, con las huellas del tiempo, de las risas y de los llantos, que también he tenido muchos.

Remedios Cervantes, en un editorial de moda. / CORTESÍA

Comparto la idea de que hay mucha presión social, más aún con las mujeres, para mostrarse joven, fabuloso, proyectar éxito, ¿no es un poco peligroso?

En una charla que di hace poco a gente muy joven les comenté que estamos inmersos en una revolución digital, que ha traído cosas maravillosas y una información instantánea, pero también trae muchos bulos, informaciones falsas, y superficialidad. Y lo peor de todo, el aislamiento de las personas. Todos utilizamos los filtros en las redes sociales, es la forma más barata de no tenerte que hacer ninguna cirugía, lo malo es cuando luego te ven sin filtro y no se corresponde con esa imagen. No me parecen mal los filtros, pero nunca hay que perder el norte, el rumbo y la realidad de tu vida. Estoy un poco harta de eso y cada vez publico menos en las redes sociales. Estoy cansada y hastiada de todo el ruido, de ese querer aparentar lo que no es uno. Eso es terrible.

Otra cuestión importante es que se ha perdido el valor del anonimato y la intimidad.

Estamos regalando todo. La gente cuenta su vida privada en las redes sociales sin poner límites. Enseña todo: sus hijos, su casa, qué come… Estamos dando, sin darnos cuenta, una cantidad enorme de información a otra gente más poderosa que nosotros. Ellos van a manejarla en contra nuestra. No somos conscientes de lo que hay detrás de todo esto. Nos han puesto un cebo y hemos caído en él.

Cuando te mudaste a Valencia recuperaste el anonimato. ¿Se vive mejor así?

Esto es una maravilla. Desde que nací he sido más tiempo persona conocida que desconocida, no me acordaba de lo que era antes. No tenía la sensación de ser una persona, entre comillas, libre. Hoy en día no es un problema salir con un chándal. Ahora soy libre de ir simplemente a comprar a la carnicería, de pequeñas cosas… Algo que he recuperado es coger el autobús, me parece toda una aventura. Me encanta el transporte público. Antes era impensable que pudiera hacerlo. No nos damos cuenta de lo maravilloso que es el anonimato hasta que lo hemos perdido.

Remedios Cervantes, en otra imagen de la sesión. / bernardo doral

Tu vida no ha sido lineal ni rutinaria, has tenido que tomar decisiones que a veces no eran fáciles.

Te diría que la mía ha sido divertida. Tener todo el tiempo la misma vida no significa que tenga que ser aburrida, ni mucho menos, es absolutamente respetable, pero soy muy curiosa e inquieta. Hay gente que dice creer haber tenido otras vidas. Yo también, pero lo bonito es que en esta, en la que estoy viviendo ahora, ya he vivido diferentes, en distintas profesiones, en diversas ciudades, con gente nueva. Es muy enriquecedor.

Antes hacías referencia a que te diste cuenta que la vida era muy corta. Un momento crucial y muy duro para tu evolución es la muerte de tu madre.

Sí, ese momento me sirvió para cambiar, para dar un giro. He vivido 25 años en Madrid y decidí volver a Málaga cuando mi madre estaba delicada de salud. Me alegro mucho de haberlo hecho, porque viví cinco años muy intensamente y pude cuidarla. A partir de cuando se fue, tuve una sensación de vacío. Seguían mi padre y mis hermanos, pero mi madre era otra cosa para mí. No había perdido nunca ese cordón umbilical con ella y me dejó un vacío enorme.

Decidí cambiar de una manera orgánica, no fue algo meditado. Siempre soy del último minuto, como puedes comprobar. Me surgió la oportunidad con dos chicos que conocí en un viaje a Valencia, ellos me pusieron en el camino. Decidí que era el momento de investigar todo lo que estaba pasando en el nivel digital. Yo no tenía ni redes sociales entonces. Siempre me ha gustado mucho la tecnología y me dije que el estudio era una manera de ahogar la pena.

Remedios Cervantes con Carmen de la Maza en 'Buenas noches, madre'. / CORTESÍA

La jugada te ha salido bien porque llevas allí 12 años y por lo que he leído estás muy feliz en Valencia.

Sí. Valencia es una ciudad hermana de Málaga para mí porque son muy parecidas. Me ha pasado lo que ocurrió cuando llegué a Madrid. Me he encontrado a gente estupenda que me ha abierto los brazos, muy generosa… He hecho grandísimos amigos. La vida es eso. A veces nos pasamos la vida queriendo ser felices y no nos damos cuenta de que la felicidad la tenemos delante. Mucha gente pierde el tiempo siendo infeliz por lo que no tiene. Pasa el tiempo y te das cuenta de que tenías motivos para ser feliz pero no te habías dado cuenta. No es culpa de nadie. Es algo de lo que la sociedad está impregnada. No puedes ser feliz si no tienes según qué cosas o si no estás en determinados sitios.

Ahora se habla más abiertamente de la salud mental, pero en 2006 cuando produjiste y protagonizaste la obra 'Buenas noches, madre', en la que se aborda el deseo de una mujer de no seguir viviendo, encajar ese mensaje no era tan sencillo como ahora.

Carmen de la Maza, que en paz descanse y yo, trabajábamos de antagonistas en una serie. Un día hablando en el camerino le dije que había una función que había visto en Málaga cuando era adolescente con Concha Velasco y Mary Carillo que se titulaba 'Buenas noches, madre'. Era una obra muy dura y me apetecía hacerla. Carmen se echó las manos a la cabeza, pero como era muy valiente, aceptó. Nos metimos en personajes muy complicados. En el caso del mío me impregné de él y en el escenario siempre me sorprendía.

Los actores salimos pensando que podíamos haberlo hecho mejor, pero hay personajes que te sorprenden ellos solos. Fue un reto, pudo gustar más o menos, pero en mi caso era una apuesta personal. Concha Velasco me mandó un telegrama el día del estreno en Málaga. Las damas del teatro no mandan whatsapps ni mensajes de texto. Me decía: «No sé si sabes dónde te vas a meter, pero toda mi admiración y te deseo todo el éxito del mundo, que mereces». Concha era muy generosa en todos los sentidos. Era mucha responsabilidad porque ellas habían dejado un recuerdo tremendamente bueno.

El telón nunca se baja definitivamente...

¿Dirías de ti misma que eres una mujer valiente?

Yo creo que sí. En los últimos doce años me han pasado muchas cosas. Tuve un cáncer de mama, hace ahora ocho. Gracias a que siempre he sido previsora, siempre he ido a revisiones, lo pude coger a tiempo. La prevención es importantísima. En la vida no hay marcha atrás, hay que coger las riendas y seguir hacia adelante.

¿Volverás en el futuro sobre tus pasos? ¿Te volveremos a ver trabajando como actriz?

En estos años he tenido muchas ofertas de televisión, pero no he querido hacerlo. No sería serio y tampoco me ha apetecido. Nunca me he retirado oficialmente y en mis venas siempre ha corrido sangre de teatro, me viene de familia. No te niego que en algún momento pudiera hacer algo en plan «mi última salida». No está en mi futuro más inmediato, pero nunca se sabe.

¿Qué le pides a la vida?

Le pido poco. Lo bueno que tiene cumplir años es saber que cada vez necesitas menos para todo, para vivir, para ser feliz… Quiero tener mis necesidades mínimas cubiertas, que mi familia esté cerca y bien, divertirme y disfrutar haciendo mi trabajo. Ese tipo de cosas. Me encanta viajar, tener la posibilidad de hacer un par de viajes al año o al menos uno. Abrir los ojos y ver amanecer el día me parece una aventura.

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