
reina de la elegancia
reina de la elegancia
Este jueves, 25 de enero, Charlène de Mónaco cumple 46 años. Nacida en 1978 en la antigua Rodesia –actual Zimbawe–, en sus años de nadadora profesional compitió representando a Sudáfrica, país al que se siente muy unida. Y como ocurre con todas las damas de la familia Grimaldi –y con cualquier royal que se precie–, sus looks son analizados al detalle en cada una de sus apariciones.
Es cierto que en sus primeros años en la familia real monegasca no destacaba especialmente por su estilo, pero con el tiempo se ha convertido en una mujer muy elegante que escoge muy acertadamente cada uno de sus estilismos. Y con los que rivaliza con su propia cuñada, la mismísima Carolina de Mónaco.
Los años como nadadora profesional han moldeado el cuerpo de Charlène Wittstock –su apellido de soltera–, de una forma muy evidente. Su silueta siempre ha sido atlética, con brazos fuertes y hombros y espalda anchos, y bastante similar a la de la princesa Estefanía, la royal musculada por excelencia. Su figura es muy diferente a los físicos esbeltos y chic de Carolina y su hija Carlota. Pero Charlène de Mónaco, al igual que ha hecho con sus responsabilidades como esposa de Alberto II, ha ido perfeccionando su estilo a la hora de vestir hasta el punto de rivalizar, en ocasiones, con la mismísima Carolina de Mónaco, su cuñada y, como ya se sabe, la royal mejor vestida de la historia.
Ha tenido también momentos muy llamativos en cuanto a algunos detalles fashion que han demostrado que la esposa del príncipe Alberto de Mónaco, con quien tiene dos hijos – los mellizos Gabriela y Jaime, nacidos en 2014–, posee un estilo muy personal. Algunos de esos detalles de audacia y rebeldía estilística han sido cuando se rapó media cabeza en las Navidades de 2020, o cuando acudió en 2022 y junto a su marido Alberto a un encuentro con el Papa en el Vaticano.
En aquella ocasión, en vez de vestir de blanco como se le permite a las reinas católicas –a efectos, ella es una de ellas– acudió con un taje negro, mantilla negra y, ¡sorpresa!, uñas negras. La foto de sus manos dieron la vuelta al mundo demostrando que la princesa monegasca tiene mucha personalidad.
El lujo silencioso es uno de los conceptos de moda más recurrentes de los últimos meses. La laureada serie Succession, con el personaje de Siobhan Roy interpretado por la actriz australiana Sarah Snook, ha llevado este concepto referido a las prendas y accesorios de lujo inapreciable a simple vista a toda la prensa de moda.
Ni un logo a la vista ni tan solo un rasgo que haga saber de qué marcas se trata. Y aunque esta estrategia de estilo está de plena actualidad en el mundo fashion, Charlène de Mónaco lleva años desmotando que domina a la perfección del «arte» del lujo silencioso.
Carolina de Mónaco y su hija Carlota con Chanel, o Beatrice Borromeo con Dior son ejemplos de la estrecha vinculación con la moda de las damas de la familia Grimaldi. Y lucen logos y prendas icónicas de estas dos exclusivas maisons de lujo sin ningún tipo de problema. Pero el caso de la princesa Charlene no es así.
Rara es la vez en que se puede averiguar la marca de las prendas y accesorios que forman sus looks porque, como decimos, no suele exhibir ningún logo o rasgo distintivo. Ella siempre ha preferido no hacer ostentación del lujo, aunque sus looks consistan en prendas y complementos carísimos. A su hija Gabriela, sin embargo, no duda en vestirla con prendas y logos reconocibles de firmas como Dior, Dolce & Gabbana o Christian Louboutin.
Alberto II y Charlène Wittstock celebraron su enlace civil el 1 de julio de 2011 en el Salón del Trono del Palacio Grimaldi; desde ese momento, ella se convirtió en princesa consorte del principado, con tratamiento de Su Alteza Serenísima. Iba vestida con un elegante conjunto de chaqueta, top lencero y pantalón largo y ancho azul pastel de Akris, la firma suiza a la que la princesa sigue siendo fiel y en cuyos desfiles la hemos visto ocupar el front row en varias ocasiones.
Al acto civil le siguió, al día siguiente, la ceremonia religiosa, en la que la novia optó por un look nupcial más clásico, a la vez que maravilloso: diseñado por Giorgio Armani, estaba realizado en seda duquesa, con escote barco y con una cola bordada con miles de cristales Swarovski.
Hoy, la princesa de Mónaco demuestra tener ya un importante repertorio de firmas preferidas. Entre ellas están marcas carísimas y lujosas como la ya mencionada Akris, Max Mara y Burberry para los abrigos, la diseñadora neozelandesa afincada en Londres Emilia Wickstead –una de las favorita de Kate Middleton–, o el calzado de la etiqueta italiana deluxe Gianvito Rossi. De vez en cuando también nos sorprende con piezas de firmas de culto como Dries van Noten y ha mostrado su apoyo en los desfiles de París a firmas como Louis Vuitton o Dior.
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Uno de los trucos de estilismo de Carolina de Mónaco, sobre todo ahora que es una mujer madura, es lucir vestidos con mangas o escotes cubiertos de gasa, quizás para no dejar tanta piel a la vista. Y así era, precisamente, el vestido de Dior que Charlene lució en 2021 de una cena de gala celebrada en el palacio de Buckingham por el Jubileo de Diamante de la reina Isabel II: en color maquillaje y de líneas sencillas, destacaba por el sobreescote de gasa transparente a tono.
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Este mono efecto vestido de Versace, realizado con lentejuelas plateadas y con un bonito escote strapless, fue el look escogido por Charlène para la gala de la Cruz Roja del año 2017, una de las fiestas de gala más míticas en el principado. Y curiosamente, ¿o no tanto?, los destellos de las lentejuelas plateadas también son un recurso al que Carolina de Mónaco ha recurrido en alguna ocasión.
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En su día a día, Charlène suele decantarse por estilismos «de trabajo» elegantes, pero a la vez con un punto relajado que le resta seriedad. Y este look de Giorgio Armani, formado por mono ancho y blazer ligera, es uno de los «uniformes de trabajo» preferidos también por la princesa Carolina. ¿Otra coincidencia entre ambas princesas de Mónaco? El zapato tipo mocasín.
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Uno de sus conjuntos más icónicos es el formado por pantalón, abrigo y jersey de cuello alto, y con motivo del Día nacional de Mónaco (2019) Charlène optó, además, por el total white, un color siempre elegante que también luce a menudo su cuñada Carolina. Los guantes y el sombrero, también blancos, completaban el perfecto look de princesa consorte de Charlène.
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Siempre ha sido uno de los detalles femeninos en blusas y tops más utilizados por Carolina de Mónaco, además de que las maxilazadas son pura tendencia. Y Charlène de Mónaco rivalizó con su cuñada en cuanto a elegancia y sofisticación cuando lució una lazada negra XL en el look escogido para un encuentro con Brigitte Macron que tuvo lugar en el impresionante castillo de Versalles (2018).
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Este combo cromático es uno de los más elegantes, especialmente para la noche. Y Karl Lagerfeld lo incluyó en sus diseños para Chanel –y por tanto, para la princesa carolina de Mónaco– en distintas ocasiones. En 2014 Charlene lució un vestido de escote asimétrico y en gasa de color azul y negro, de Akris, para el Baile de la Rosa.
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Al igual que Carolina de Mónaco, que adora las cazadoras de piel y las botas de estilo biker, Charlène sorprendió en el desfile P/V 2019 de Akris, su firma de cabecera, luciendo un vestido largo con transparencias de la firma suiza y una«chupa» de piel negra que le regalaba al look un toque motero rebelde y muy cool.
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Los adornos de flores en relieve, sobre todo las de gasa, es uno de los detalles estilísticos por los que la maison Chanel, y su fan numero uno Carolina de Mónaco sienten pasión. Y este vestido con escote halter y detalle cut out que lució Charlène en el Baile de la Cruz Roja de 2008, firmado por, podría estar sacado perfectamente del guardarropa de la madre de Carlota Casiraghi.
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Con escote asimétrico, ancho y con pliegues, este vestido verde esmeralda de Lanvin que Charlène lució en el festival de Televisión de Montecarlo de 2022 es, además de elegantísimo, un guiño quizás involuntario a su cuñada Carolina. La hermana del Príncipe Alberto adora también esa silueta suelta y la escoge en algunas de las ocasiones más especiales.
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Este tono de azul empolvado es uno de los favoritos de Carolina de Mónaco; lo lució, por ejemplo, en su dos piezas de Chanel en la boda de los reyes Felipe y Letizia, o el abrigo largo lucido en los actos de celebración de Día Nacional de Mónaco de 2019. En la boda del príncipe William y Kate Middleton, la esposa de Alberto II optó por un conjunto en azul bebé de Akris, curiosamente la misma firma y el mismo color del look que llevó en su boda civil con el príncipe monegasco.