Habla contigo: todas las ventajas de aprender a reconocer tus sentimientos y necesidades

Puede parecer algo extraño el hecho de hablar con uno mismo, pero la verdad es que es una práctica que puede tener muchas consecuencias positivas. El estrés y ajetreo del día a día también puede llegar a ser un impedimento para desarrollar esta habilidad tan importante en la inteligencia emocional.

Si quieres presumir de habilidades sociales y la empatía hacia los demás, no basta solo con salir y rodearte de personas, sino que es clave conocerte y observarte mejor. Cultiva el autoconocimiento , y mucho más importante, averigua cuáles son tus necesidades y sentimientos.

¿Eres de los que nunca se ha parado a hablar consigo mismo? No te preocupes, porque puedes comenzar a hacerlo de cero y con éxito, siguiendo varios consejos que te dejamos a continuación y que, una vez que los integres en tu día a día, notarás un antes y un después en tu bienestar emocional.

Seguramente hayas escuchado la palabra journaling en algún momento durante este último año. Es una de esas tendencias que de verdad agradecemos que se hayan puesto de moda, ya que es súper beneficiosa a nivel personal. Se trata de contestar a una serie de preguntas cada día como: ¿qué ha sido lo mejor de tu día? O ¿qué tres adjetivos positivos definirían tu día de hoy?

Respondiendo a estas cuestiones realmente te das cuenta de que siempre hay cosas positivas, pequeños detalles que pasamos por alto, y que pueden marcar la diferencia. También puedes optar por el diario tradicional, en el que escribir tus experiencias del día a día, y cómo te has sentido en cada momento.

Muchas veces con el estrés de la vida cotidiana, no damos la importancia suficiente a nuestras emociones. Si tienes un problema en el trabajo es algo que nos afecta durante el resto de la jornada. En cambio, si nos pasa algo positivo, l a felicidad es efímera, ya que se ve invadida por otros factores externos.

Por ello, tienes que manifestar lo que sientes. Esto no se traduce como una reacción desmedida, sino en procesar los sentimientos , tenerlos claros y no restarles importancia por otras situaciones que estén pasando en ese momento. También puedes tomar notas, ya que escribir también es una técnica muy recomendable en este sentido.

La energía es lo que nos mueve y algo que influye directamente en nuestro estado de ánimo. Para poder calcularla, se suele hacer una lista con todas las actividades que realizas de forma habitual durante el día, y las puedes puntuar del 1 al 5 para ver qué tanta vitalidad te quitan o te dan. También las puedes señalar en rojo y en verde, y si tienes más de las primeras que de las segundas, deberías plantear un cambio para poder llegar con un efecto positivo al final del día.

Estos no tienen que ser cosas grandes como comprarse una casa o dar la vuelta al mundo, sino que, como te comentábamos, los pequeños detalles pueden suponer una gran diferencia. Completar lo que tenías pendiente en el trabajo de forma exitosa, descubrir una canción que te gusta, ir a dar ese paseo que estabas posponiendo, cocinar un buen desayuno…Esta es otra forma de poner en valor todo lo que te hace feliz y no solo centrarte en los aspectos negativos de la vida.