Vivimos en la era del estrés, de la rapidez y de la falta de descanso , lo que tiene unas repercusiones muy negativas en nuestro día a día. Lo sabemos, sabemos que nuestro ritmo de vida pasa factura, pero no somos capaces de parar, porque lo asociamos a la falta de productividad y al fracaso.
Tras leer el libro Aprende a descansar, de Jana Fernández, nos hemos quedado con su método de las 7D para cuidar de nuestro bienestar físico, mental y emocional, lo que nos ayudará a descansar mejor y eliminar el estrés de nuestro día a día. No es un manual mágico, que puedas descargarte en una aplicación en tu móvil y se resuelva tu vida mágicamente.
Como todo lo real, implica tiempo y esfuerzo por nuestra parte, pero supone un antes y un después en nuestra concepción de la vida. Como sabemos que tienes mucha prisa, lo hemos resumido para ti, pero recuerda leerlo con calma y atrévete a incorporar esta metodología a tu día a día. En esto consiste el método de las 7D de Jana Fernández:
Deberías establecer una lista de prioridades pero pensando en qué es lo que realmente deseas, no dejándote llevar por lo que te apetece en un momento determinado. Elegir tus prioridades implica renunciar a aquello que no lo es. Se puede aprender a priorizar, pero eso implica necesariamente elegir y renunciar.
Es importante clasificar lo que debemos hacer en cosas urgentes y cosas importantes. Para ello debes aprender a planificarte porque sin ello puede que te instales en lo urgente sin llegar a hacer lo importante. Cuanto antes asumas que no puedes tenerlo todo, antes verás claras tus prioridades y antes empezarás a organizar tu tiempo en función de lo que te importa.
Una vez hemos decidido y elegido cuáles son nuestras prioridades, es el momento de comprometerte con ellas, y la motivación es algo que sólo puede nacer de ti alimentandose a base de disciplina y buenos hábitos. La clave para adquirir nuevos hábitos y que estos se mantengan en el tiempo es buscar pequeños cambios en lugar de transformaciones radicales. Una vez que se pase la emoción del principio, tendremos que tirar de disciplina para convertir en un hábito los pequeños cambios que queremos incorporar a nuestra rutina. No te centres en el resultado, sino en los pequeños pasos que te van a llevar a conseguirlo.
Lo que comes y cuándo lo comes tiene un impacto enorme sobre tus ritmos, tu sueño y, por extensión, sobre tu longevidad. Lo mejor es recurrir a un profesional que diseñe un plan nutricional adaptado a tu realidad, a tus gustos y a tus necesidades, para que se convierta en tu forma de alimentarte toda la vida, no sólo en la maldita operación bikini. Y lo mismo con el entrenamiento: según tu edad, tu fisiología, tu estilo de vida, tus gustos, tus lesiones y tus necesidades, habrá un entrenamiento más indicado que otro.
Para no desarrollar patologías, es necesario una adecuada higiene del sueño, y con estas pautas puedes conseguirlo:
- Levántate y acuéstate todos los días alrededor de la misma hora.
- Exponte lo más posible a la luz natural desde por la mañana para que tu cerebro entienda que tiene que ponerse en marcha.
- Haz ejercicio físico a diario y mantén una vida activa.
- No hagas deporte intenso antes de dormir, porque aciva nuestro cerebro.
- Mantén un horario regular de comidas y recuerda comer comida y no productos.
- La siestas pueden ser terapéuticas siempre y cuando sean cortas, de unos 20 minutos.
- Olvídate del alcohol para dormir ya que aumenta la somnolencia en la primera mitad de la noche pero altera el sueño en la segunda mitad.
- Apaga todos los dispositivos electrónicos que emiten luz azul al menos dos horas antes de irte a dormir.
- Mantén la oscuridad, el silencio, la temperatura y la ventilación en tu dormitorio.
- Haz que tu dormitorio sea una zona libre de dispositivos. Ni móviles ni televisores.
- No conviertas el sueño en un estresor más, si no consigues dormir, no te pongas nerviosa.
- La calidad de tus noches depende de la calidad de tus días, así que evita virir a un ritmo acelerado.
Tenemos una obsesión desmedida por embutir el mayor número posible de cosas en cada hora y cada minuto y pretendemos ahorrar un segundo de tiempo hasta en las cosas más absurdas. Este culto a la velocidad está tan asentado que no somos realmente conscientes del daño que provoca en nuestra salud, en nuestra dieta, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones personales, incluso en el medioambiente.
La prisa es una de las peores adicciones. Tenemos que volver a darle sentido y valor al hecho de esperar y al placer de no hacer nada. Tenemos que hacer las cosas a toda pastilla porque queremos hacer TODAS las cosas. Por eso es tan importante renunciar a lo que no es realmente importante para poder dedicarle a nuestras prioridades el tiempo que merecen.
Todo lo que haces durante el día va a afectar en mayor o menor medida a tu descanso, pero lo que haces en las horas previas al sueño va a ser absolutamente determinante. Es importante tener una rutina que nos permita desacelerar progresivamente del ritmo del día.
Pensamos que en nuestro tiempo libre hacemos lo que queremos, pero si estamos constantemente conectados a nuestras redes sociales, eso no es así. Estamos acostumbrados a saltar de un pensamiento a otro de manera cada vez más rápida, lo que hace que nos cueste cada vez más prestar atención y centrar el foco. La tecnología es una maravilla, el problema es no saber usarla o que ella nos use a nosotros, lo que puede derivar en tecnoestrés.
Cada vez se escuchan más voces que han visto desde dentro cómo se utiliza la tecnología persuasiva para hacernos adictos a la pantalla aprovechándose de nuestras vulnerabilidades psicológicas. Esto no significa que debemos dejar de usar las redes sociales, pero hay que dedicarles un tiempo, no hacerlo de manera constante, porque estamos aburridos o para llenar un hueco.
En la sociedad del consumo valoramos el disfrute de la vida en cuánto puedes comprar, dónde puedes viajar o qué actividad vas a hacer. Es decir, nos centramos demasiado en tener y hacer y muy poco en ser. Para Jana Fernández, la base del disfrute de la vida se basa en cultivar una buena actitud para querer alcanzar la felicidad; disfrutar de las personas que queremos el tiempo que merecen; saber dar las gracias por lo que vives y las sensaciones que experimentas por las cosas más nimias; ser autocompasivos con nosotros mismos; entusiasmarnos con cada cosa que emprendamos; y saber valorar los pequeños momentos del día a día.
Si te paras a pensar, todo esto ya lo sabes pero leerlo quizá te ayude a tomar conciencia de lo realmente importante que supone parar y ser consciente de tu propia vida, que pasa en un suspiro mientras nos dedicamos a hacer otras cosas.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
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