Refresco sano / PEXELS

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El refresco sin calorías y mil beneficios que apenas tomamos en España y es muy refrescante: ideal para las terrazas de verano

Te contamos cuál es el que arrasa en otros países, que no lleva ninguna caloría y que en España casi siempre pasamos por alto.

Con la llegada del verano y las buenas temperaturas, todos salimos a disfrutar de amigos y familias a las terrazas y los chiringuitos. Un momento de relajación y desconexión en el que no falta una bebida que nos ayude a combatir el calor típico del verano. Por falta de ideas y de ganas de pensar, todos acabamos recurriendo a lo mismo cuando no queremos tomar alcohol: las bebidas azucaradas y llenas calorías que nos ayudan a saciarnos y a refrescarnos, entre otros, gracias al hielo que añaden en el vaso.

Pero, ¿son la mejor opción si lo que queremos es seguir cuidando nuestra línea y nuestro organismo aunque vayamos a comer fuera de casa? La respuesta no es muy complicada: no. Existen muchas opciones que, quizás, pasamos siempre por alto y que, igual que ellos, nos ayudan a refrescarnos pero sin aportar calorías vacías a nuestra dieta. Y que, además, pueden ser fuente de diferentes beneficios para nuestro organismo.

En concreto existe uno que, en España, tiene dos públicos bien diferenciados: los que le aman y los que le odian. No existe término medio. En realidad no es un refresco, si no un tipo de agua: el agua con gas, concretamente. Una bebida que puede convertirse en refrescante si la sabemos acompañar como es debido.

Beneficios del agua con gas: el refresco que apenas se toma en España

Si salimos fuera de nuestro país, podremos comprobar que el agua con gas disfruta de casi los mismos amantes que el que no la lleva. De hecho, es típico que en todos (o casi todos) los restaurantes te pregunten si quieres el agua con o sin gas; algo que en España no pasa casi en ninguna región.

Puedes comprar hasta cinco tipos de agua con gas, aunque existe una que destaca entre todos: el agua mineral natural carbónica. Este tipo de agua con gas se ha carbonatado de forma natural en el propio manantial (sí, es posible). Las demás, aunque son opciones también saludables, se les añade el gas de manera artificial. Es el caso de las agua carbonatadas (la mayoría que encontramos en bares y supermercados) o la soda.

Lo que hace que el agua con gas tenga burbujas es su concentración en dióxido de carbono (CO2), que crea ácido carbónico (H2CO3) al disolverse en el agua. Además, el pH de este tipo de agua es mayor que el del agua sin gas.

Los beneficios de este tipo de agua han sido demostrados por la ciencia: ayuda a reducir el estreñimiento y aumenta la sensación de saciedad (algo muy interesante para las personas que intentan adelgazar). Además, de acuerdo a algunos estudios científicos (algo que confirma Rocío Mateo, dietista-nutricionista, a la Academia de Nutrición y Dietética) el agua con gas podría mejorar la deglución en pacientes sanos y pacientes con disfagias.

Incluso, podría ser buena para la digestión: «Podría contribuir a una correcta digestión ya que parece que estimula la secreción de ácidos gástricos, o la secreción de bilis», afirma la nutricionsita y enfermera Sofía Pérez-Calahorra a la misma fuente.

Cabe destacar también la conclusión de un estudio llevado a cabo por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): beber medio litro de agua con gas en las comidas reduce el riesgo de sufrir patologías cardiovasculares y el colesterol LDL (el 'malo').

Eso sí, su consumo implica también algunos riesgos que hay que comentar: por ejemplo, puede provocar flatulencias o malestar en personas con problemas digestivos y, además, podemos sentirnos más hinchados después de tomarla debido a su gas.

Cómo convertir el agua con gas en un refresco

En sí misma podría considerarse como tal, porque es cierto qu e ayuda a refrescarnos y a calmar la sed igual que el agua que no lleva gas. Ahora bien, si la preparamos de alguna forma específica, este poder podría aumentar.

Por ejemplo, si añadimos unos cubitos de hielo y una o dos rodajas de limón a un vaso de agua con gas, podremos notar un efecto aún más refrescante, debido a la frescura de esta fruta y, además, un ligero toque afrutado que cambiará ligeramente su sabor.