Trash-cooking, la técnica saludable para no desperdiciar toda la comida que tienes en la nevera

La cocina de aprovechamientoo trash-cooking tiene como objetivo sacar el máximo partido a todos esos alimentos que tienes por casa y evitarles el fatal destino de acabar en la basura. Es un método responsable y efectivo, pues con él conseguirás estirar todo lo posible la vida de sobras e ingredientes sin caer en el desperdicio innecesario.

Esta técnica es de origen oriental, donde la filosofía del máximo aprovechamiento también llega a las cocinas, y cada vez está más extendida por todo el mundo. Aunque suene novedosa, es algo que lleva haciéndose toda la vida: no hay más que pensar en las clásicas croquetas de cocido que tienen como objetivo aprovechar este plato hasta el final.

El trash-cooking aboga por la creatividad y la concienciación. Hasta esos alimentos que pueden parecer más desgastados tienen salida, siempre y cuando se tenga como máxima la higiene y la salud. Si ya se ha llegado al punto en el que el alimento esté muy estropeado y pueda suponer un riesgo consumirlo, es mejor tirarlo, pero antes de que esto pase pueden tener muchas posibilidades. De esta forma conseguirás un consumo consciente y responsable, además de muy favorecedor para tu economía.

Uno de los alimentos que tiende a ser descartado en un breve periodo de tiempo es el pan. Al comprar cantidades que no se van a consumir en el mismo día, corre el riesgo de acabar en la basura en cuanto se pone un poco duro por no poder consumirse. Si te sientes identificada con esta situación, estas opciones pondrán a salvo tu compra y tu pan.

Antes de desecharlo, si sabes que no vas a consumir todo el pan antes de que se ponga duro, córtalo en rebanadas y guárdalo en tu congelador para poder tener siempre reserva para tostadas. Si ya es tarde para ello, dale una segunda vida a ese pan duro convirtiéndolo en ingrediente principal para recetas dulces y saladas.

El pan duro puede convertirse en pan rallado, reservarse en un tarro cerrado al vacía y aprovecharlo cada vez que quieras hacer algún empanado o rebozado. Del mismo modo, puedes cocinar unas deliciosas migas, plato estrella de esta temporada. En cuanto al postre, las torrijas son una opción fácil y deliciosas, pero también el pudin, de elaboración similar y de resultado de lo más agradable al paladar.

La fruta también tiene fácil riesgo de acabar de manera prematura en la basura. No temas si tus manzanas, plátanos o peras se estropean un poco. Si no te gusta para comerlas tal cual, puedes convertirlas en ingredientes para mermeladas, smoothies o compotas. Además, al estar más maduras que de costumbre su nivel de azúcar es más alto y, por tanto, su sabor más dulce, por lo que podrás prescindir de azúcar añadido.

La piel de las fruta también pueden salvarse, pues tiene grandes propiedades que se pierden si se descartan de primeras. Algunas frutas tienen en su piel una gran cantidad de nutrientes que potencian el sabor y aportan beneficios positivos al organismo. Por ejemplo, la ralladura de limón es un gran potenciador de sabor en postres y platos de carne o pescado.

Caso similar ocurre con las verduras. Paradójicamente, a pesar de ser un alimento que se estropea rápido, también tiene muchas oportunidades antes de ser descartado. La verdura un poco pasada puede aprovecharse como fondo para sofritos que acompañen y den consistencia a tus guisos. Además, como pasa con la fruta, en este estado se potencia mucho más el sabor.

En el caso de la verdura ya cocinada, las posibilidades son aún mayores. El resto de cocidos pueden convertirse en purés, la verdura de los guisos pasada por la batidora dará consistencia, nutrientes y sabor a los platos de carne o legumbres, y los restos de pisto se convierten fácilmente en ricos rellenos de empanadillas o salsa para pastas.

La carne y el pescado son alimentos con mucho más potencial del que imaginas. De ellos puedes aprovechar hasta aquello que consideras de primeras descartable: el hueso de la carne dota de un sabor especial los caldos y sopas, y con las espinas del pescado puedes lograr un exquisito fumet con el que conseguir deliciosas recetas de arroz.

La carne sobrante de guisos y estofados pueden convertirse en el ingrediente principal de unas croquetas, una receta socorrida y que gusta a casi todo el mundo. Siempre y cuando se utilicen al poco de haber sido cocinadas, estos restos tienen potencial de relleno estrella. Además, las croquetas en sí son un resguardo para cenas de emergencia, pues como sale gran cantidad tanto la masa como las croquetas ya liadas pueden congelarse y guardarse para cuando las necesites.