Sí, existe una manera «correcta» de realizar una secuencia de yoga. Esto es especialmente cierto con algunos tipos de yoga en los que se establece el orden de las posturas, generalmente debido a un principio subyacente que gobierna la práctica. En Bikram yoga, por ejemplo, cada clase se compone de una secuencia de 26 posturas (asanas) que no cambian. El principio es que esto te permite concentrarte en tu respiración y la calidad de tus asanas en lugar de navegar por una secuencia de posturas en constante cambio. El Ashtanga yoga es similar, con 41 asanas estándar.
Pero, ¿significa esto que existe una forma «correcta» de secuenciar las asanas? ¿Un enfoque más libre es inherentemente incorrecto? Depende en gran medida de cómo veas el yoga. En última instancia, el yoga se trata de descubrimiento. Es por ello que a los instructores se les llama «maestros» y los entrenamientos se describen como «prácticas».
Con el yoga, debes obtener información de todas las personas con las que trabajas o de ti misma para llevarlo a tu práctica. Como tal, el yoga es una experiencia individual con formas de expresión diferentes y únicas. Por esta razón, no se puede aplicar un único conjunto de reglas a todos los tipos de yoga.
En su libro «Luz sobre el Yoga», B.K.S. Iyengar dice que debes practicar la parada de cabeza al comienzo de una clase de yoga. En la práctica de Ashtanga de Pattabhi Jois, la parada de cabeza está reservada para la última parte de la serie primaria de 90 minutos. ¿Quién se equivoca? Ninguno de los dos. Al final, ambos lo hacen bien. Y es esta variedad la que mantiene fresco el yoga.
Se dice que hay un yoga para cada persona. Por eso, primero tienes que elegir qué modalidad se adapta a tus objetivos y necesidades. Ashtanga yoga hace que los yoguis participantes sigan cualquiera de las seis secuencias. Este estilo de yoga tiene un orden determinado, que los profesores ayudan a dirigir en clase.
Por su parte, el bikram yoga consta de 26 posturas establecidas y dos ejercicios de respiración pranayama, todos los cuales se realizan en una habitación con calefacción, mientras el hatha yoga es un yoga suave que incluye posturas estáticas y da importancia a la respiración y la meditación.
El yoga restaurativo es una práctica de yoga de estilo libre que se centra en estirar el cuerpo. No hay poses establecidas ni series obligatorias. Y el power yoga está relacionado tanto con el ashtanga como con el vinyasa yoga, donde los profesores tienen la libertad de seleccionar el orden de las posturas. Cada clase es diferente. Y también tienes el vinyasa yoga, también conocido como «yoga de flujo», donde las posturas fluyen de una a otra. Este es un enfoque más de estilo libre en el que puedes ajustar la secuencia de flujos en cada práctica.
Si prefieres una mayor estructura en tu práctica, ashtanga o bikram pueden ser la mejor opción para ti. Si adoptas un enfoque más de estilo libre, el vinyasa o el power yoga pueden ayudarte a ampliar tu práctica al exponerte a una variedad más amplia de posturas. Aunque algunos instructores o clases completan posturas de yoga en un orden determinado, no existe un orden ni una forma correcta o incorrecta de hacer yoga. Simplemente necesitas explorar qué tipo (o tipos) de yoga van mejor para cada uno.
Cuando practiques en casa, puedes dirigir tu secuencia de posturas estableciendo primero tu intención. Identifica lo que esperas lograr con la práctica: ¿una sensación de equilibrio y calma? ¿Una liberación de tensión en tu espalda? ¿Mayor control en la respiración y el flujo de movimiento?
Cuando estableces una intención, las poses tienen una forma de revelarse. Valora tus objetivos, escribe la lista de posturas que te ayudarán a alcanzarlos y encuentra el orden que tenga más sentido para tu flujo. Es posible que desees completar tu secuencia de yoga de la más fácil a la más difícil. O tal vez quieras simplemente dejarte llevar y hacer la transición de una pose a otra de forma instintiva.
Luego deberás chequear que la práctica sea segura. Para tal fin, comienza con estiramientos suaves antes de calentar con algunas posturas de pie o saludos al sol. Luego pasa a posturas más profundas, como flexiones hacia atrás y estiramientos de isquiotibiales, una vez que hayas calentado bien. Termina la práctica enfriándote con algunas posturas relajantes, como inclinaciones hacia adelante o giros suaves, antes de comenzar con savasana. Independientemente de la postura que elijas, escucha a tu cuerpo y siempre tomarás la decisión correcta.