Mujer con ropa deportiva sentada y mirando a cámara. /
La retención de líquidos afecta a gran parte de la población, lo que puede generar problemas como piernas hinchadas o la aparición de la temida celulitis que sólo puedes eliminar con ejercicios . Pero por muy común que sea no significa que no puedas anticiparte a ella, introduciendo en tu día a día ciertos hábitos para eliminarla.
Este problema se origina porque al organismo le es difícil eliminar o depurar el exceso de agua de forma correcta. Esto se produce por varios motivos, ya sea por causas hormonales, por llevar un ritmo de vida sedentario o por ingerir alimentos poco saludables que requieren un gran esfuerzo intestinal para poder procesarlos correctamente.
Además de tener en cuenta los alimentos que pueden prevenir esta molesta sensación, y para ponértelo fácil, el equipo de expertos en Nutrición de Club Metropolitan te propone una serie de hábitos a incorporar en la rutina diaria y que ayudará a evitar la retención de líquidos:
- Evita consumir demasiada sal: la sal tiene una relación directa con la retención de líquidos al ser un componente que se caracteriza por la absorción de líquido en el organismo, lo cual provoca una acumulación de agua. No tienes por qué prescindir de ella por completo (a no ser que te lo indique el médico) pero sí deberías reducirla considerablemente, sustituyéndola por otros condimentos como las especias y huyendo de ultraprocesados.
- Hidrátate: los expertos recomiendan ingerir 2 litros al día para llevar a cabo este proceso depurativo de forma exitosa. Además, es importante beber para evitar los molestos síntomas de las comidas copiosas o los menús con exceso de sal. En conclusión, mantenerse hidratado es fundamental, pero además, elegir el agua tanto para las comidas como para el resto del día, también. Puede que te resulte imposible pero ten en cuenta que los 2 litros se alcanzan con 6-8 vasos de agua al día, pensándolo bien, no es tanto.
Mujer bebiendo un vaso de agua. /
- Controla la ingesta de alcohol: la ingesta de alcohol debe ser reducida para evitar la retención de líquidos especialmente en la zona del estómago y piernas, pero también provocan la acumulación de azúcar en el organismo. El alcohol aporta, siempre, calorías vacías, por ello es importante beber siempre agua si estás bebiendo alcohol para evitar beber en exceso.
- Las infusiones, el mejor aliado: si bien el agua no tiene sustituto, porque nada hidrata más que el agua pura y dura, lo cierto es que sí hay otras formas en las que podemos hidratarnos. Las infusiones son una alternativa ideal para el agua, ya que es una buena forma de conseguir eliminar los líquidos que no nos hacen falta. Uno de los más famosos para combatir la retención de líquidos es el té verde, ya que sus principios activos favorecen la diuresis ayudando a expulsar toxinas.
- Deporte como rutina: practicar actividad física diaria es una excelente forma de mantener sano tu organismo y que todo el esfuerzo en mantener unos hábitos alimenticios saludables, tenga resultados. Intenta no pasar más de dos horas sentado o en la misma posición. No se trata de hacer solo deporte, se trata de moverse más, desplazarse andando a los sitios, subir escaleras y muchas otras acciones cotidianas que podemos remplazar por hábitos saludables.
Cómo se hace: sitúate de pie y coloca tus manos sobre algún apoyo estático para mantener el equilibrio. A continuación, eleva los talones hasta ponerte de puntillas, mantén esta posición durante unos 10 segundos, baja y vuelve a subir. Completa este ejercicio durante cuatro veces.
Cómo se hace: colócate boca arriba, con las piernas estiradas y los brazos a ambos lados del cuerpo. A continuación, flexiona una pierna y lleva el codo contrario a tocar esa rodilla girando y elevando el torso. Alterna un lado y el otro repitiendo este movimiento hasta 10 veces durante cuatro series.
Cómo se hace: colócate de pie y separa los pies a la anchura de la cadera con los brazos estirados por delante del cuerpo. A continuación, haz como si fueras a sentarte en una silla imaginaria desplazando la cadera hacia atrás y sacando glúteos. Recuerda que las rodillas deben quedar alineadas con tus pies y los talones deben estar bien apoyados. Realiza cuatro series de 10 repeticiones.
Cómo se hace: sitúate de pie con la espalda recta y separa los pies a la anchura de la cadera. A continuación, da un paso al frente con una pierna y dobla esa rodilla hasta quedar a un ángulo de 90 grados. La pierna que queda atrás debe estar completamente estirada y con la punta de pie apoyada en el suelo. Haz 20 repeticiones con cada pierna.
Cómo se hace: sitúate boca arriba y con los brazos pegados al cuerpo y las palmas mirando al suelo. A continuación, flexiona las piernas apoyando las plantas de los pies en el suelo y eleva el glúteo creando un ángulo de 45 grados. Sube y baja sin tocar el glúteo con el suelo e impulsándote con los talones. Haz 4 series de 12 repeticiones.
Cómo se hace: colócate de pie, con los pies juntos y los brazos pegados al cuerpo. Seguidamente, salta abriendo las piernas y llevando los brazos a la cabeza flexionando las rodillas al caer para controlar el salto. El recorrido de los brazos va desde la cadera a la cabeza. Haz 3 series de 20 repeticiones.
Cómo se hace: sitúate boca arriba con las piernas dobladas y los pies separados a la anchura de la cadera. Coloca tus manos debajo del glúteo para eliminar el hueco que causamos al subir, aprieta el glúteo y el abdomen y sube las piernas hacia arriba alineando la espalda al subir. Haz 4 series de 10 repeticiones.