FITNESS FÁCIL
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Uno de los factores más importantes para conseguir mantener un peso saludable y mantenerlo en el tiempo, es no pasar hambre. En esto no sólo influyes la cantidad de alimentos que consumes, sino el valor nutricional de los mismos, puesto que no todos los nutrientes tienen la misma capacidad saciante.
Pero, ¿y si te dijéramos que el hambre no depende sólo de los alimentos? Regular el apetito depende en gran medida de la leptina, una hormona producida por la grasa que regula el hambre (por tanto la ingesta de alimentos), el gasto energético y la cantidad de grasa que se acumula.
Al comer , aumentan los niveles de leptina, que se encarga de enviar la señal de saciedad al cerebro para que nos indique que ya no tenemos hambre y podemos dejar de comer. Pero además de comer, una buena forma de aumentar los niveles de leptina en el organismo es realizar ejercicios de fuerza.
El entrenamiento de fuerza beneficia la salud física, la mental e incluso contribuyen a un envejecimiento saludable. Aportan mayor fuerza y resistencia, aumenta la masa muscular, mejora la salud ósea y reduce el riesgo de lesiones. Pero es que además, actúa sobre el metabolismo a través de las hormonas:
La leptina es una hormona que envía al cerebro la sensación de saciedad. /
1. Leptina: como hemos indicado, el entrenamiento de fuerza aumenta la sensibilidad a la leptina, lo que significa que se incrementa la sensación de saciedad aunque no acabes de ingerir alimento. Esto viene motivado por el aumento de la masa muscular y la reducción del porcentaje de grasa corporal.
2. Cortisol: el cortisol también es conocido como la hormona del estrés y un aumento de la misma puede incrementar el apetito y promover el almacenamiento de grasa. El entrenamiento de fuerza ayuda a reducir los niveles de cortisol, lo que contribuye a un mejor control del apetito.
3. Testosterona: aunque sea más conocida como la hormona típicamente masculina, las mujeres también tienen testosterona, una hormona clave en la construcción de masa muscular y la pérdida de grasa. El entrenamiento de fuerza estimula la producción de testosterona, lo que puede ayudar a reducir el apetito y aumentar la sensación de saciedad.
No imagines duras sesiones de pesas. Puedes trabajar con el propio peso corporal o añadir un peso ligero y ya notarías los beneficios. Ejercicios como las sentadillad, las dominadas, las flexiones o el peso muerto, pueden ayudarte a construir músculo y, como consecuencia, aumentar los niveles de leptina
Eso sí, en la constancia está la clave. Debes practicar ejercicios de fuerza unas tres veces por semana y combinarlo con una dieta equilibrada, lo que maximiza los beneficios hormonales y metabólicos relacionados con la leptina. Esto no sólo te ayudará a mantener un peso adecuado, sino que contribuirá a un envejecimiento saludable.