Trikonasana, la postura del triángulo en yoga es pura gasolina para tus brazos y tus rodillas
MARTA WAVE / PEXELS

Trikonasana, la postura del triángulo en yoga es pura gasolina para tus brazos y tus rodillas

Con la postura del triángulo (trikonasana), tu cuerpo formará un triángulo perfecto. Estirarás músculos, rodillas y piernas para tonificar los ligamentos y mejorar tu flexibilidad. Una postura básica en el yoga tanto para principiantes como para expertos.

No solo hay posturas de yoga para adelgazar o para combatir la retención de líquidos. Junto a la pose de la silla, la postura del triángulo (o trikonasana) se presenta como una de las mejores para fortalecer las extremidades. Es una de las posturas básicas del yoga que tiene muchos beneficios. Tanto físicos como mentales.

Con trikonasana, tu cuerpo adopta la forma de un triángulo extendido, propiciando un intenso despliegue en tronco y piernas. Esto ayuda a estirar los músculos, las piernas y los brazos. Esta asana tonifica los ligamentos y mejora la flexibilidad, ayudando de paso a perder grasa abdominal.

Beneficios de hacer el triángulo

La postura del triángulo, que se realiza doblando el cuerpo hacia ambos lados simultáneamente, mejora la flexibilidad de la columna y consigues una vida libre del dolor de espalda. Cuando se hace de manera adecuada, corrige la alineación de los hombros y le da a tu silueta la forma perfecta.

Pero es que hay más. Como beneficio lateral, hacer trikonasana te va a ayudar también a aliviar los síntomas de gastritis, indigestión, acidez y flatulencias. Esta pose consigue «resetear» tu cuerpo y estimula el sistema digestivo, manteniéndolo saludable y productivo durante todo el día.

Además de los beneficios físicos, esta postura de yoga también reduce las molestias durante la menstruación y ayuda a reducir el estrés y la ansiedad acumulados dentro de ti. Relaja tus hormonas y produce cortisol para mejorar de inmediato tu estado de ánimo.

Cómo hacer trikonasana

En primer lugar, adelanta el pie derecho, separa las piernas aproximadamente tres cuartos de tu altura y pon la pierna derecha mirando hacia ese lado mientras la izquierda permanece ligeramente hacia adentro mirando hacia adelante unos 45 grados.

A continuación, extiende lentamente ambas manos paralelas al suelo y mantenlas alineadas con la rodilla y hombro derechos. Toca el suelo y agarra los dedos del pie derecho si puedes. Tu hombro izquierdo debe estar alineado con el hombro derecho y con la mano izquierda apuntando al cielo. Es importante mantener los ojos mirando hacia el techo o hacia arriba.

La respiración es un punto vital. Inhala cuando comienzas tu postura y exhala cuando bajas. Una vez que hayas completado la postura, quédate quieta y respira de una manera uniforme y suave. Haz al menos cinco respiraciones en la postura y cambia de lado para hacer exactamente lo mismo. Finalmente, incorpórate a tu posición original muy lentamente.