Joana Vasconcelos es la reina de la exuberancia. / /
Joana Vasconcelos es excesiva. Una artista barroca de nuestros días. Le viene de Portugal, su país, dado históricamente al estremecimiento y la ornamentación. Las fachadas colmadas de azulejos apenas son una prueba. Pronto le sacamos el parentesco con la cerámica naturalista de Bordallo Pinheiro, la pintura subversiva de Paula Rego y el Palácio da Pena de Sintra.
La portuguesa ha trasladado toda esta exuberancia, que puede resultar pop y desde luego es festiva, nada menos que al Palacio de Liria , en Madrid, ciudad que frecuenta y conoce bien. La exposición, que se inaugura este viernes 14 de febrero y estará abierta hasta el 31 de julio, lleva por nombre Flamboyant. Extravagancia al cubo. Una redecoración rompedora muy del gusto de la aristócrata Cayetana de Alba , siempre tan pintoresca. Verás por qué.
Antes hay que decir que esta lisboeta nacida en París en 1971, con lo que eso significa, hizo en Versalles (2012) lo que ahora va a hacer en la residencia del duque de Alba . Más que decorar al uso, se trata de una amalgama en toda regla con la historia, un diálogo marcadamente teatral. Así lo ve y lo vive la irreverente y nada previsible artista. Una decidida apuesta por mezclar, sin agitar, lo contemporáneo con lo antiguo. Y de esto último los Alba saben un rato.
A Vasconcelos se la conoce por su afán de traspasar límites y su tendencia a lo monumental, al todo a lo grande. Su idea es invitar a la reflexión, despertar la ironía, poner el acento en la sostenibilidad y generar belleza. Esta vez despliega sus artes entre y ante las obras de Rubens, Velázquez, Tiziano, Murillo o Goya, abriéndose paso por rincones emblemáticos de este palacio dieciochesco , algunos incluso cerrados a cal y canto, caso de la capilla o los jardines. Es lo que tiene ser una artista global que mueve montañas (de fieles).
La lámpara Carmen colgará de la biblioteca del Palacio de Liria. / /
La grandiosa lámpara Carmen, por ejemplo, habría hecho las delicias de la duquesa de Alba. Adornada con los clásicos pendientes del traje de flamenca en todos los colores, la luminaria cuelga de la biblioteca con toda intención. En sus anaqueles se conserva una carta manuscrita de Prosper Mérimée, el autor de la novela sobre la icónica cigarrera gitana que Georges Bizet trasladó a la ópera.
Vasconcelos siempre da puntadas con mucho hilo. Por lo común elevando todo lo doméstico y cotidiano a otro nivel. Ahí está el apabullante arte textil que sale de su atelier, donde trabajan medio centenar de personas, teje que teje y borda que borda. Y que es igualmente tan de la Casa de Alba , ahora por la benjamina de la familia, Eugenia Martínez de Irujo , que coquetea tantísimo con lo folk.
La portuguesa lo que hace es llegar, ver y vencer a su manera, interviniendo. Esta vez, además, en un gran palacio habitado, por lo que cabe imaginar a Vasconcelos departiendo con Carlos Fitz-James Stuart . Al igual que sus antepasados hacían con los artistas de la época. En estos escenarios, ella es, además, toda una reina.
La Valkyrie Thyra, aquí en el castillo alemán de Gottorf, también estará en Liria. / /
Nada más entrar, en el zaguán neoclásico, dan la bienvenida dos imponentes leones, Vigoroso e Poderoso, realizados en croché de algodón. Más adelante, en un recorrido tildado de mágico, habrá ocasión de maravillarse con piezas como Valkyrie Thyra, una de sus valquirias, poderosa defensa de lo femenino con inspiración en la mitología nórdica. Flaming Heart es un corazón lanado latiendo. Y Marilyn, un zapato hecho de cacerolas, culto divino a lo de todos los días. En el jardín reposará una gigantesca tetera, La Théière, y presenciaremos un piano encrochetado.
Todo en Joana Vasconcelos resulta inmersivo. Atravesado por la cerámica, los bordados, lo textil, la carpintería dorada y los abalorios. Siempre reivindicando la tradición y lo artesanal, el papel popular, social y universal del arte. Sin dejar de apelar con toda intención a lo emocional y espiritual. Algo que hizo anteriormente en la Galería Uffizi o el Palacio Pitti, en Florencia, codeándose allí con Miguel Ángel, Caravaggio o Leonardo.
A este rosario de destinos excepcionales se suma ahora el Palacio de Liria, por cortesía de la Fundación Casa de Alba, que preside Carlos Fitz-James con el apoyo de sus dos hijos: Fernando, duque de Huéscar , y Carlos, conde de Osorno . Abriendo puertas para que entre aire fresco, mucha sofisticación, el lujo de lo moderno y, cómo no, un poquito de fado y la saudade.
20 de enero-18 de febrero
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