ENTREVISTA
ENTREVISTA
El psicólogo y educador social Miguel Ángel Velasco ha confeccionado un curioso diccionario. Casi un atlas emocional. Para «acercar a los lectores al poder transformador del lenguaje». Y, de paso, «ayudarles a encontrar en las palabras una forma de comprender mejor lo que sienten y viven». Se llama La vida en palabras. Las ha buscado en la filosofía japonesa, la tradición escandinava, la Antigua Grecia o la sabiduría ancestral de los inuit. Está convencido de que «nombrar nuestras emociones y experiencias nos permite integrarlas y vivir con mayor plenitud».
Velasco subraya lo importante que es dar con la palabra precisa para expresar nuestros sentimientos. Lo descubrió en México, según nos cuenta, cuando conoció el idioma náhuatl y se topó con «su capacidad para capturar conceptos y emociones que no tienen una traducción exacta en español». Descubrió que «el lenguaje es mucho más que una herramienta de comunicación. Es un espejo de nuestras emociones, culturas y formas de entender la vida».
Y entonces se puso a «buscar palabras de diferentes lenguas que encapsularan significados únicos y universales, creando una especie de colección que conecta el lenguaje con nuestra experiencia humana». De ahí salió su cuenta DiccionarioVip «para compartirlo con la gente».
Ya con su primer libro, La palabra exacta, clasificó estas según los sentimientos que representan. Y con La vida en palabras (ambos en Temas de Hoy) quiso explorar su capacidad «para expresar cómo nos podemos sentir en todas las etapas de nuestra vida». ¿Por qué las palabras son terapéuticas?
1. Sanan. Velasco tiene claro que «las palabras tienen un poder extraordinario, no solo para comunicar, sino para sanar. Poner en palabras lo que sentimos, ya sea hablándolo o escribiéndolo, nos permite procesar emociones y enfrentarnos a aquello que nos inquieta. Al nombrar nuestras experiencias les damos forma, las hacemos manejables, y eso puede ser profundamente terapéutico».
2. Nos conectan con los demás. «Cuando encontramos la forma exacta de expresar lo que llevamos dentro y alguien nos entiende, se crea una conexión que nos hace sentir menos solos. En mis libros, trato de mostrar cómo una sola palabra puede abrirnos a nuevas perspectivas o hacernos sentir acompañados en momentos difíciles».
3. Nos ayudan a conocernos. «El lenguaje nos ayuda a entendernos a nosotros mismos, a construir relaciones y, en muchos casos, a transformar nuestra realidad. Las palabras no solo describen el mundo; lo moldean. Y cuando las usamos con conciencia y sensibilidad, realmente pueden ayudarnos a sentirnos mejor», explica Velasco.
La vida en palabras es una guía de viaje que nos permite ir desde el kizuna japonés, que alude a la fuerza de las emociones, hasta el mapuche piwkenyeyu, cuyo significado es «te llevo en el corazón». Le hemos preguntado a Miguel Ángel Velasco por lo que le transmiten algunos términos en negrita de nuestro diccionario:
● Felicidad. «Me decantaría por la palabra ohana. Este término hawaiano, que significa familia, abarca mucho más que los lazos de sangre. Representa ese círculo íntimo de personas con las que compartes momentos, afecto y apoyo incondicional. Conexiones profundas que nos nutren emocionalmente. Esas relaciones que trascienden los momentos difíciles y que dan verdadero sentido a la vida».
● Amor. ¿Tiene competencia? Velasco responde que «la palabra sí, el sentimiento no». La palabra rivaliza, por ejemplo, con el agápe griego, «que se refiere al amor desinteresado». El sentimiento, sin embargo, «es único e insuperable. El motor más profundo de la humanidad, el que nos conecta, nos inspira y nos transforma».
● Estrés. La recomendación es una vieja conocida, la ataraxia. «Esta palabra de origen griego representa un estado de tranquilidad y equilibrio interior, la ausencia de perturbaciones y preocupaciones. Es esa calma mental que todos buscamos, especialmente en momentos de estrés». Al margen de su significado, advierte el psicólogo, «lleva implícita una filosofía de vida. Aceptar lo que no podemos controlar, centrarnos en lo esencial y cultivar la serenidad. En un mundo tan acelerado, aspirar a la ataraxia es un recordatorio de que el verdadero bienestar está en encontrar la paz dentro de nosotros mismos».
En un mundo como el nuestro, «las palabras juegan un papel clave, ya que tienen el poder de unirnos, de tender puentes y fomentar el diálogo». Después de viajar por todo el planeta a través del léxico, estas son, a su juicio, nuestras necesidades emocionales:
1. Más empatía y comprensión. «Vivimos en una época de rápidas transformaciones, pero también de muchas tensiones y divisiones. Es fundamental que aprendamos a escucharnos unos a otros y a valorar las diferencias como una riqueza, no como una amenaza».
2. Conexión auténtica. «En la era digital, hemos perdido en muchas ocasiones la cercanía que antes nos unía. Necesitamos redescubrir la importancia de la comunidad, de los lazos que nos unen a nivel humano, y de la solidaridad. Las pequeñas acciones cotidianas de amabilidad, de apoyo mutuo, pueden generar grandes cambios en la sociedad».
3. Más amor. Así de sencillo. Y a la par «más escucha y más compromiso por un futuro compartido».
De entre todas las palabras que cobran vida en su diccionario, Miguel Ángel Velasco se queda con nanai, que viene del quechua. «Esta palabra tiene una carga emocional profunda, ya que se utiliza para referirse a una caricia muy tierna con la que se trata de calmar un dolor o una pena». También es mucho más que una palabra: «Es un acto de consuelo, de afecto que busca suavizar el sufrimiento de quien la recibe. Es un término cargado de ternura, que se expresa con un tono suave, casi susurrado, como si fuera una caricia verbal que alivia». Recuerda: nanai, acariciar con el corazón.