ENTREVISTA

Sarah Anderson, experta en psicología de la religión: «Debemos reconectar con el silencio por el bien de nuestra salud mental»

Sarah Anderson, experta en psicología de la religión, fundó en 1979 Travel Bookshop, la mítica librería de la película Notting Hill. Ahora publica El arte olvidado del silencio y nos invita a cultivarlo.

Filósofos y poetas han reflexionado siempre sobre el silencio. / vlADA KARPOVICH EN PEXELS

Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

Tal vez sea este el libro que tenemos que leer en estos tiempos de vértigo. Una oda al poder y la belleza de la quietud. Se llama El arte olvidado del silencio (Kairós) y lo ha escrito una librera londinense. Pero no una librera cualquiera, sino Sarah Anderson. Ella fundó en 1979 Travel Bookshop, la mítica librería de viajes que sale en Notting Hill. Ya saben, la comedia romántica protagonizada por la guapísima Julia Roberts y Hugh Grant. Hoy es toda una atracción turística. Anderson la capitaneó durante tres décadas.

Para explicar por qué ha escrito este libro recurre a un proverbio taoísta según el cual «los que saben no hablan y los que hablan no saben». «Mi intención era descubrir si esa expresión seguía siendo relevante en la actualidad, y si es cierto que necesitamos el silencio para poder resolver los problemas de este mundo», argumenta.

No es casualidad que estudiara chino en la SOAS (Escuela de Estudios Orientales y Africanos) y en Heythrop College, donde obtuvo un máster en psicología de la religión. Tampoco que enseñe a escribir sobre viajes en la City University, algo que ella hace habitualmente, además de reseñar libros y dar charlas por todo el mundo.

Fue el paisaje callado de la Antártida, cuando se paran los motores de los barcos, lo que la cautivó. Habla del silencio más profundo jamás experimentado, solo roto por los icebergs desprendiéndose. Lo dice alguien que vive cerca del parque Battersea, junto al Támesis. Que nada y pinta. Hizo incluso un curso de pintura de iconos con el artista Aidan Hart, que vivió seis años como ermitaño en el hermoso condado inglés de Shropshire. «Pintar un icono era una meditación », escribe.

Qué dicen los filósofos del ruido y el silencio

Sarah Anderson recurre una y otra vez a los filósofos para retratar el silencio. Schopenhauer pensaba que el ruido era un atentado contra la salud y destruía la capacidad de concentración . Montaigne se consagró a la soledad en 1570 en la torre del château familiar al este de Burdeos. Pascal fue quien escribió aquello de «todas las desgracias del hombre provienen de una sola cosa, el no saber quedarse sentado solo y en silencio en una habitación». Y Wittgenstein exclamó que «la cháchara de los salones de Viena era tan superficial que suponía una gran amenaza para el sentido de la vida ».

Sarah Anderson es una gran defensora del silencio. / / SEBASTIAN LATALA

También hay en estas páginas una caminata eminentemente literaria y muy poética que va de Keats a T.S. Eliot o Rilke. De Wordsworth remarca que «paseaba solo como una nube». Todo para llegar a la conclusión de que «la quietud sobreviene cuando no estamos buscando nada». Le hemos preguntado a la propia Sarah Anderson qué piensa del silencio, después de este repaso por ermitaños, viajes, experiencias, cuadros y versos.

¿Qué es para usted el silencio? ¿Qué relación tiene con él?

El silencio es importante para la creatividad . Es difícil tener pensamientos propios si hay ruido. También creo que el silencio es un vínculo y una conexión importante con el pasado.

Como librera, ¿piensa que los libros nos llevan a cultivar y valorar el silencio?

Sí, los libros pueden ser un camino importante hacia el silencio. Algunos requieren ser leídos así, mientras que otros no tanto. Tradicionalmente, las bibliotecas han sido lugares callados, y estar rodeado de libros puede ser una poderosa experiencia de quietud. Los grandes lectores son siempre amantes del silencio.

¿Necesitamos el silencio para resolver los problemas de nuestro mundo?

Creo que muchos de los problemas del mundo actual se deben a que la gente no se escucha entre sí. Y solo se puede escuchar realmente a los demás si se está en silencio.

¿Por qué nos resulta tan difícil sumergirnos en él? Hoy en día es casi una revolución.

En nuestra sociedad actual, todo se ha vuelto velocidad y gratificación instantánea. Aprender a estar en silencio no es una solución rápida. Lleva tiempo. Hoy en día, con solo apretar un botón en un teléfono, un televisor o una radio, el silencio desaparece. Pero todos lo necesitamos. El ruido constante es agotador. Por el bien de nuestra salud mental, el silencio debe reclamar su espacio en nuestras vidas. Debemos analizar este «arte perdido» y reconectar con él.

La naturaleza nos devuelve al silencio. / / KINAN GHANEM EN PEXELS

¿Qué le parece que los retiros espirituales se hayan puesto de moda?

Cada vez más personas sienten un vacío, una sensación de que debe haber «algo más en la vida» que esta frenética forma de vivir que muchos de nosotros llevamos. Eso explicaría la moda de los retiros .

El desierto, el silencio y la soledad

Como artista, ¿se puede pintar el silencio?

Por supuesto, todos los cuadros son silenciosos. Pero un cuadro de Brueghel es definitivamente ruidoso, mientras que muchos bodegones emanan una maravillosa sensación de silencio. En 1995 hubo una exposición magnífica de bodegones españoles en la National Gallery de Londres. Nunca la he olvidado.

¿Cuánto tiene de sagrado?

Según el contexto, el silencio parece sagrado. A veces, este sentimiento puede darse en iglesias, en ruinas o en la naturaleza . Y está mal visto que alguien lo interrumpa.

¿Qué le sugiere el desierto? ¿Ha sentido su «llamada»?

El desierto siempre ha atraído a personas que aman el silencio y la soledad. Hay algo en su inmensidad y vacío que resulta atractivo, pero también aterrador. He estado en desiertos de Omán, Egipto y Botsuana, pero no he permanecido mucho tiempo en ninguno de ellos.

¿Y el mar? ¿Qué emociones le despierta?

En muchos sentidos, creo que el mar puede provocar los mismos sentimientos que el desierto. Ambos pueden parecer grandes espacios vacíos, aunque en realidad ni el mar ni el desierto lo están.

¿Para quién escribió El arte olvidado del silencio?

Escribí el libro para todos aquellos que piensan que el mundo en el que vivimos hoy es demasiado ruidoso. Espero que la gente vea que los momentos de silencio se pueden encontrar en todo tipo de lugares diferentes y a través de distintas experiencias. Y espero que puedan comenzar a ver lo muy beneficioso que puede ser.

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