Los trucos para subir la libido. /
La libido, o deseo sexual, es un aspecto fundamental del bienestar físico y emocional de las personas, con independencia de su sexo. Considerado tradicionalmente una característica ligada a los hombres, el deseo en la mujer ha sido a menudo objeto de críticas o de parodia.
Pero cada vez se presta más atención a la libido femenina y a los distintos factores que pueden influir en su declive: se sabe que muchas mujeres experimentan una disminución en su deseo sexual en algún momento de sus vidas, y que esto puede generarles preocupación, frustración o incluso afectar su autoestima y relaciones. A pesar de ser un tema común, la libido baja en mujeres sigue rodeada de tabúes y desinformación, lo que dificulta su comprensión y abordaje adecuado.
La libido se define como el deseo o impulso sexual de una persona. Sigmund Freud fue uno de los primeros en popularizar el término dentro del psicoanálisis, considerándolo como una energía psíquica ligada a la pulsión de vida.
Es importante diferenciar la libido de la excitación sexual
• El deseo se produce a nivel cerebral, mental, y hace referencia al interés en la actividad sexual.
• La excitación implica una respuesta física, como el aumento del flujo sanguíneo a los genitales y la lubricación vaginal.
Equiparándolo a otros apetitos, se podría decir que el hambre es el deseo, y la salivación la excitación. Pero ambos están muy relacionados, uno lleva al otro –o debería-, y esta interrelación es mucho más compleja en la mujer que en el varón.
A lo largo de la historia, la libido femenina ha sido malinterpretada, patologizada o ignorada. Se ha visto como algo inmutable o determinado exclusivamente por las hormonas, cuando en realidad es un fenómeno dinámico y multifactorial. Hoy en día, la ciencia entiende la libido como un proceso en el que intervienen tanto factores fisiológicos como aspectos emocionales y sociales, y todo ello será determinante para entender por qué una mujer tiene la libido baja.
«Es como un termómetro: el problema no es la libido, sino lo que te está diciendo sobre tu salud fisiológica, emocional y física», explica Jou López, fundadora de Femme Up , startup especializada en salud femenina. «A menudo se tiende a pensar que todo es un asunto hormonal: tienes menos estrógenos, por tanto es normal que se te apague el deseo. Lo más importante es entender que hay muchos aspectos implicados, desde los medicamentos que reducen el deseo a los procesos de duelo, estrés o tristeza».
Efectivamente, cuando se habla de pérdida de deseo, las causas pueden ser diversas y abarcar factores f isiológicos, emocionales y contextuales: desde cambios hormonales, estrés y fatiga hasta problemas en la relación de pareja o trastornos de salud.
El deseo sexual en la mujer está regulado por una interacción compleja de hormonas:
• Testosterona. Aunque suele asociarse con los hombres, las mujeres también la producen en pequeñas cantidades en los ovarios y las glándulas suprarrenales. Es cierto que hay estudios que apuntan a que la testosterona juega un papel clave en el deseo sexual femenino, pero «uno de los problemas es que se suele pensar que la sexualidad femenina es un mero reflejo de la masculina». explica Paqui Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología. «En los hombres, unos niveles bajos de testosterona están claramente ligados a la falta de deseo, pero en la mujer no está demostrada esa asociación directa entre la falta de deseo y el déficit hormonal».
• Estrógenos y progesterona: estas hormonas fluctúan con el ciclo menstrual y afectan la libido. La ovulación suele estar asociada con un aumento del deseo sexual, como señalan Gangestad y Thornhill en el estudio The Evolutionary Biology of Human Female Sexuality
• Dopamina y oxitocina: la dopamina está relacionada con la motivación y el placer, mientras que la oxitocina, conocida como la «hormona del amor», fortalece la conexión emocional y la satisfacción sexual.
La libido femenina varía a lo largo del ciclo menstrual. Muchas mujeres experimentan un aumento del deseo en la fase ovulatoria, cuando los niveles de estrógenos y testosterona están en su punto máximo. En cambio, durante la fase lútea (previa a la menstruación), el aumento de progesterona puede reducir el interés sexual.
• Adolescencia y juventud. La maduración hormonal provoca un aumento del deseo.
• Embarazo y postparto. Los cambios hormonales y emocionales propios de esta etapa pueden aumentar o disminuir la libido.
• Menopausia. La disminución de los niveles de estrógenos y testosterona puede llevar a una reducción del deseo, aunque la sexualidad sigue siendo relevante. Según indica el estudio Wishes (Women's International Sexuality and Health Survey), el 66 % de las mujeres menopáusicas presentan deseo sexual hipoactivo. Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología apunta que, «en la clínica, las mujeres suelen hablar de 'no tengo ganas'. Cuando investigas un poco más, te das cuenta de que ese 'no tengo ganas' es, en realidad, 'tengo molestias' o 'no llego bien al orgasmo'. Hay más aspectos y muy complejos».
La clínica Mayo define la dispaurenia como «el término médico para las relaciones sexuales dolorosas. Se refiere al dolor genital persistente o recurrente que aparece justo antes, durante o después de tener relaciones sexuales«. Y es algo más habitual de lo que cabría imaginar, refiere Jou López: «Cada año, las encuestas muestran que una de cada cinco mujeres (un 21%) tiene dolor en las relaciones. No es algo que ellas suelen asociar a una libido baja, pero la relación es directa: si sientes dolor durante el sexo, tu cerebro te manda una señal de alerta, hasta que se termina cronificando esa asociación de sexo con dolor». Y, cuanto más dolor, más caída en la libido
Hay, además, otras causas médicas para una libido baja:
• Uso de anticonceptivos hormonales.
• Enfermedades como el hipotiroidismo.
• Efectos secundarios de ciertos medicamentos, como antidepresivos ISRS o ansiolíticos
Pero, además, la libido femenina está profundamente influenciada por el estado emocional y mental:
• Estrés y ansiedad. Elevados niveles de cortisol pueden reducir el deseo sexual.
• Autoimagen y autoestima. La percepción que una mujer tiene de su cuerpo puede potenciar o inhibir su libido.
• Depresión. Frecuentemente asociada con una disminución del deseo sexual
• Calidad de la relación de pareja. La comunicación, la confianza y la intimidad emocional influyen en el deseo.
En cuanto a la educación y la cultura, también tienen un papel clave en la libido femenina: la sexualidad femenina ha sido históricamente reprimida o controlada, y mitos como el de que las mujeres tienen menos deseo que los hombres afectan la percepción del propio deseo. Además, la sobrecarga de roles (madre, trabajadora, cuidadora) puede generar estrés y disminuir el interés sexual.
A la hora de aumentar la libido y de recuperar el deseo, Jou López apunta los siguientes consejos:
Autocuidado. El bienestar físico y emocional es una de las palancas para armonizar el deseo sexual. Hacer ejercicio mejora la circulación y los niveles hormonales; una dieta equilibrada, con alimentos ricos en zinc y omega-3, favorece la regulación hormonal, igual que un sueño adecuado y de calidad. Asimismo, la gestión del estrés y el cuidado de la salud mental es clave para la armonía de cuerpo y mente.
Atención a la relación. Si tienes una pareja en la que no hay comunicación ni cuidado mutuo, es difícil que surja el deseo. «A veces hay que resetear las relaciones, renegociar aquellos puntos en los que ya no estáis de acuerdo».
Suplementación. Es otra palanca que puede ayudarte a acelerar esa falta de deseo cuando la consideras un problema.
Y un último consejo: ante el dolor, no te resignes, ni escondas la cabeza bajo el ala ni renuncies al sexo. Toma medidas para que tu sexualidad no conlleve molestias.