
¿reinventarse?
¿reinventarse?
Es el gran cliclé del mundo laboral: explorar nuevas oportunidades de trabajo después de cumplir 50 años es el temor más habitual entre los profesionales veteranos. No es, claro, un miedo infundado: según un estudio de la Fundación Adecco, en España hay medio millón de personas de entre 50 y 60 años que llevan más de un año buscando empleo. Y 375.000 más que, al menos, llevan dos en paro. Y lo que es peor: siete de cada diez desempleados mayores de 55 años creen que nunca volverán a trabajar .
Sin embargo, ni buscar trabajo en esta franja de edad es imposible ni, en muchos casos, ese temor está justificado. « Hay muchas oportunidades, en muchos tipos de empresas y muchas funciones. Lo importante es buscarlas deshaciéndose de los miedos, los sesgos y el popurrí de funciones y competencias que se han desarrollado hasta ahora», explica la experta en empleabilidad María Gutiérrez.
¿Siguen resistiéndose las empresas a contratar a profesionales mayores de 50 años? «La respuesta generalizada es sí. De hecho, es el colectivo que más problemas tiene», explica Gutiérrez. Según la experta, pese a contar con programas específicos para dar cabida a este tipo de profesionales, las grandes empresas suelen ser también las menos inclusivas. «Suelen desechar perfiles a partir de los 50 años. Sin embargo, muchas medianas empresas abren los brazos a los senior», explica.
Sin embargo, la corporativa no es la única resistencia. « Los propios profesionales tienen muchos sesgos acerca de lo que pueden y no pueden hacer. Ocurre especialmente con aquellos que han tenido puestos directivos. Quienes, en cambio, no han tenido ese tipo de cargos no tienen problemas en rebajar sus expectativas. Las personas que de verdad se enfocan en conseguir un trabajo por cuenta ajena tienen muchas posibilidades de conseguirlo. Las opciones son altísimas porque muchos profesionales se autodescartan y hay más oportunidades de las que se piensa», explica.
Muchas de esas oportunidades están en el llamado mercado oculto, el que se mueve en los circuitos del networking y gracias a los contactos cultivados durante toda una vida profesional, pero también en la esfera privada. «Cuando consiguen quitarse la mochila emocional que llevan, que a menudo está llena de miedos acumulados, son profesionales muy comprometidos. Además, los estereotipos no son ciertos. Sobre todo en lo que refiere a la digitalización, que es algo que suele afectar a todas las franjas de edad. A todo el mundo se le resiste un poco el Excel u otros programas. No es algo exclusivo de los mayores de 50 años».
A menudo, cuando alguien pierde un trabajo después de muchos años en el mismo sector o la misma empresa, se apela a la necesidad de reinventarse. La experta, sin embargo, advierte de los peligros que entraña esa tendencia. «Es una trampa total porque es un ciclo que no se acaba nunca y potencia el síndrome del impostor y el autodescarte en esas franjas de edad. Se crea un círculo vicioso que invita a formarse sin parar hasta sentir que nunca eres suficiente», explica Gutiérrez.
En su lugar, la psicóloga de carrera profesional recomienda pulir nuestro perfil profesional. Y apostar por lo que de verdad nos gusta hacer. «Una persona de 50 años ha tenido muchos trabajos y vivido muchas situaciones profesionales. Un buen enfoque pasa por quitarse de encima todas esas funciones, tareas o competencias que ya no le apetece hacer o que no son tan valiosas como pensabas, y centrarse en esas que le gustan más y que se le dan muy bien. Ahí es donde puede aportar muchísimo valor a una compañía», explica Gutiérrez.
¿Cual es el error más habitual que cometen los profesionales mayores de 50 años que están buscando una nueva oportunidad laboral? «Una persona que lleva muchos años en el mercado laboral es como un coche con muchas abolladuras. No en cuanto a las competencias, porque tienen muchas, sino en lo que se refiere a la salud mental. Hay que volver a ponerse a punto. El error más común en este tipo de situaciones es no trabajar el bienestar emocional. A veces, se mendigan puestos de trabajo por eso y es una pena. Hay que cambiar esa mentalidad».
Pero Gutiérrez también identifica otras trampas. Sobre todo, para quienes han ejercido puestos de responsabilidad o ejecutivos y apuestan por tres salidas profesionales: la consultoría, los asientos en consejos de administración y las clases en la universidad. Aunque interesantes sobre el papel, la letra pequeña dice lo contrario. «Para empezar, no salen los números. Además, la cantidad de trabajo es inmensa, son ocupaciones que requieren una parte de labor comercial y la competencia es feroz porque no hay tantos puestos y todos los candidatos están cortados por el mismo patrón. Ten en cuenta que los profesionales de entre 45 y 55 años son la población más numerosa de España. Es una trampa muy golosona, pero aunque nadie se atreve a decir que el emperador va desnudo, es así», concluye la experta.