¿La libertad tiene un precio? Dave Eggers, el escritor superventas que agita nuestras conciencias

¿Queremos ser libres o sentirnos seguros? No responda tan rápido: Eggers le hará dudar. El aclamado autor reflexiona en El Todo sobre la renuncia a la privacidad y cómo hemos confiado nuestras decisiones vitales al algoritmo.

Dave Eggers, el escritor superventas / Brecht van Maele

Marita Alonso
Marita Alonso

La respuesta a la pregunta que encierra El Todo (Literatura Random House), el nuevo libro de Dave Eggers (Boston, 1970), es menos evidente de lo que pensamos: ¿realmente queremos ser libres? Si en el superventas El círculo, plasmó los peligros de una sociedad digitalizada que accede a datificar su devenir, esta vez perfila una ¿distopía? en la que la sociedad se somete de forma voluntaria a una suerte de totalitarismo en aras de la seguridad.

«Al menos en Estados Unidos no hay un nivel de vigilancia al que podamos resistirnos, pues el único lugar en el que no somos ni estudiados ni observados es nuestro hogar, aunque me temo que pronto ocurrirá. En los últimos 20 años, el aspecto que más me ha sorprendido de la revolución digital es que nos parece bien que nos controlen», explica Eggers.

La protagonista del libro, Delaney Wells, quiere dinamitar el monopolio más rentable y peligroso del planeta proponiendo ideas y aplicaciones que trascienden lo legal y lo ético. Cada propuesta es tan celebrada y adoptada como ocurre en nuestro día a día. «Es comprensible.

Antes buscábamos respuestas en la religión, pero ahora tenemos datos y aplicaciones que nos dicen si estamos comiendo o durmiendo bien. Pronto nos dirán si somos guapos, si tenemos talento, si merecemos ser queridos o si hemos vivido una buena vida. La búsqueda de esa certidumbre, incluso cuando las respuestas vienen de softwares vacuos o de malos algoritmos, nos conducen hacia este camino.

Estamos deseando dar un valor a cada aspecto de nuestra vida: nuestro trabajo, la calidad de nuestras amistades, la intensidad de nuestro amor. Responde a las preguntas sin respuesta con una certidumbre numérica simple, y eso nos calma», asegura el autor.

En el libro existe una aplicación llamada TruVoice que se encarga de corregir lo que vas a decir antes de que salga de tu boca. La razón por la que se emplea sin titubear es el pavor a ofender a los demás. Dave comenta que lo realmente aterrador es que su obra imagina un mundo en el que la ortodoxia linguística controla la expresión, mutando en una censura que es ya una realidad.

«Las empresas tecnológicas se están beneficiando de nuestra adicción»

«La derecha está prohibiendo libros de forma inusitada; incluyendo mi libro El círculo, prohibido en los colegios de Dakota del Sur. La izquierda, por su parte, está prohibiendo libros con ideas anticuadas o a causa de los delitos cometidos por sus autores. Esas prohibiciones, vengan del lado que vengan, debilitan nuestras mentes y refuerzan la agenda de los autoritarios», argumenta.

Frente a esos peligros, Eggers presenta otras aplicaciones realmente beneficiosas. Por ejemplo, en el libro hay absoluta transparencia salarial y no existen las horas extras, pero como él mismo señala, «la eliminación de cierta información privada nos empuja a un mundo en el que no se permiten los secretos.

Cuando eso llegue, no seremos una especie interesante. En el libro se debate la pertinencia de que la líder de la compañía, Mae Holland, oculte su embarazo. La cuestión es si tenemos derecho a guardar secretos, y hay una opinión cada vez más mayoritaria en Silicon Valley que afirma que no».

El Todo señala que nuestra sociedad (o al menos la del libro, no tan diferente) se abruma si tiene muchas opciones. Dave ha hablado con diferentes psicólogos que advierten de que sus pacientes más jóvenes padecen tal ansiedad frente a la elección que les conduce a la parálisis. Concluye que no podemos asimilar tanta información y posibilidades sin volvernos locos.

«Antes buscábamos respuestas en la religión; ahora tenemos datos y aplicaciones»

«No nos gusta la responsabilidad, y por eso estamos cediéndosela a los algoritmos. La gente no quiere tomar decisiones importantes, pero tampoco nos fiamos de las que toman por nosotros los demás. Los algoritmos nos parecen más certeros, objetivos y justos. Así es como cedemos a las máquinas un mayor control sobre nuestras vidas».

Antes de finalizar, no podemos evitar preguntarle por su constante lucha contra la tecnología. «Uso un teléfono flip-phone (el clásico de tapa de antaño) e intento limitar mi tiempo online. Por supuesto tengo email y empleo otras tecnologías de diferentes maneras, pero creo que tenemos que asegurarnos de que lo estamos haciendo de forma que nos haga feliz y nos permita tener el control, en lugar de que sea algo que desate la ansiedad y nos haga sentir abrumados, adictos y utilizados.

Cuando visito universidades y pregunto a los alumnos cuántos creen tener una relación equilibrada con el uso de la tecnología, especialmente con sus móviles, de 200 personas suelen levantar la mano dos o tres. La gran mayoría no se siente bien con su relación con la tecnología, y esa es una crisis de salud pública que sería fácilmente resuelta si reguláramos a las empresas que se benefician de esa adición».

Nos despedimos sin confesarle que al apagar el ordenador planeamos dar un paseo para alcanzar los 10.000 pasos diarios estipulados. Eso sí, al menos ahora cada vez que miremos la pantalla para contabilizarlos, resultará imposible no pensar en Eggers.

Temas

Actualidad

20 de enero-18 de febrero

Acuario

Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más

¿Qué me deparan los astros?