pionera en la meca del cine

La fascinante vida de Conchita Montenegro, tía de Jimmy Giménez-Arnau, que fue musa de Balenciaga y conquistó Hollywood

José Antonio Giménez-Arnau, tío de Jimmy Giménez-Arnau, fue el segundo marido de la primera española que triunfó en Hollywood y tuvo como mentor a Charles Chaplin.

Conchita Montenegro, en el esplendor de su carrera. / GETTY

Juanra López
Juanra López

Resulta cuanto menos irónico cómo Jimmy Giménez-Arnau, con un linaje familiar tan entroncado en el régimen franquista, no encajara en ningún momento con su mujer , Merry Martínez-Bordiú , nieta de Francisco Franco . Un árbol genealógico, el suyo, que le llevó a emparentar por vía paterna con uno de los grandes mitos del cine español que fue pionera en Hollywood y murió casi en el estricto anonimato por decisión propia. Hablamos de la única y genuina Conchita Montenegro.

Conviene aclarar que Jimmy Giménez-Arnau era hijo del diplomático y escritor José Antonio Giménez-Arnau, jefe de prensa de la zona Nacional durante la guerra civil, embajador en diversos países y escritor laureado por el régimen. Su madre fue María Inés Puente y García Arnáiz, con quien el diplomático tuvo seis hijos y a quien sus íntimos llamaban Truchy. Con grandes relaciones familiares en el mundo de la cultura, sería Ricardo, el hermano de José Antonio, quien les haría emparentar directamente con la mencionada y rutilante estrella del celuloide.

Ricardo Giménez-Arnau Gran, fallecido el 27 de octubre de 1972 a los 61 años, fue Jefe del Servicio Exterior de Falange, y hasta su muerte. tras una larga enfermedad. realizó misiones diplomáticas en diversos países como Estados Unidos, Marruecos y República Dominicana, y fue también embajador ante la Santa Sede. Su viuda, Conchita Montenegro, que murió el 22 de abril de 2007 se había apartado del mundanal ruido en 1944 al cambiar de estado civil por segunda vez.

En la necrológica que escribió en El País sobre ella Diego Galán, quien fuera director del Festival de San Sebastián, daba su opinión sobre el verdadero motivo de esa retirada tan prematura, a lo Greta Garbo, y en el esplendor de su carrera, como también había hecho Concha Piquer, pionera en Broadway : «Conchita (Montenegro) había engordado con los años, no se veía a sí misma en público, y prefería que la gente recordara aquella otra bellísima imagen de seductora con la que había conquistado parte de Hollywood y varias cinematografías europeas, especialmente la francesa la italiana».

El propio Diego Galán lo había vivido en primera persona, porque no lograron convencerla para que compareciera en el certamen donostiarra en 1994, con la intención de rendir tributo a su figura. No hubo forma, aunque se intentó. La invitación de Galán a Conchita Montenegro a San Sebastián era un auténtico lujo que rehusó aceptar. De hecho, se había programado la proyección de una de sus películas más emblemáticas, 'La mujer y el pelele', que había protagonizado a las órdenes de Jacques de Baroncelli en Francia en 1929.

Conchita Montenegro, el día de su boda con su primer marido Raul Roulien. / Archivo ABC

'Ese obscuro objeto del deseo', la última película de Luis Buñuel, era un remake muy particular de este filme y se organizó una cita artística con su protagonista, Ángela Molina que no se llegó a producir de la forma que se esperaba. Ambas actrices mantuvieron largas conversaciones y el plan era muy seductor porque la hija de Antonio Molina iba a interpretar la canción 'Conchita', acompañada por dos piano de cola y una guitarra. El pase de la película fue un éxito, pero 'la Montenegro' no estuvo allí para presenciarlo y ver al público puesto en pie.

En la memoria de los más cinéfilos queda la anécdota de que dio un bofetón a Clark Gable cuando este fue demasiado lejos en una secuencia de amor (otras versiones dicen que ni se llegaron a besar por la cara de asco que puso la actriz), la profecía de Lionel Barrymore de que iba a llegar muy lejos, o su romance adúltero con Leslie Howard, en aquel momento casado y casi 20 años mayor que ella. Compartir reparto con Buster Keaton, Norma Shearer o Robert Montgomery no estaba al alcance de cualquiera.

Precisamente fue Ricardo Giménez-Arnau Gran, el segundo marido de Conchita Montenegro, quien gestó la audiencia del inolvidable actor de 'Lo que el viento se llevó' con el general Franco, que era un entusiasta de esta película. Leslie Howard, que también ejercía de espía británico, quería convencer al generalísimo de que España se mantuviera neutral en la Segunda Guerra Mundial.

El objetivo cumplido de Winston Churchill

De hecho, así sucedió, se retiraron las tropas de la División Azul en apoyo al régimen nazi. Winston Churchill había conseguido su objetivo. La muerte de Leslie Howard nunca se aclaró del todo. El 1 de junio de 1943, el avión en el que viajaba después de entrevistarse con Franco fue derribado por unos cazas alemanes frente a la costa gallega, en Cedeira, y su cadáver nunca fue encontrado. Los nazis le confundieron con el primer ministro británico. Eso parece lo más plausible. Perdieron la vida 17 personas, entre pasajeros y tripulación.

Concepción Andrés Picado, verdadero nombre de la estrella, había nacido en 1911 en San Sebastián. Con diez años se marchó a Madrid a abrirse camino y aún en su adolescencia viajó a París para recibir clases de danza y arte dramático en el Teatro de la Ópera sin alcanzar la excelencia en ninguna de las disciplinas, pero nos permitiremos el tópico de «algo tendrá el agua cuando la bendicen». Su éxito fue fulgurante y arrollador.

De vuelta a Madrid en 1927 formó pareja artística de baile con su hermana Juanita bajo el nombre artístico Dresnas de Montenegro. Recorrieron muchos teatros europeos, pero el destino de Conchita estaba en el Séptimo Arte bajo el nombre Conchita Montenegro que la encumbró. En esas fechas debutó en el cine con 'La muñeca rota', a la que seguirían 'Rosa de Madrid' y 'Sortilegio'. Después regresaría a Francia para rodar la ya mencionada 'La mujer y el pelele' y pronto emigró a Estados Unidos, en un momento complicado por la transición del mudo al sonoro.

A su llegada a Hollywood bajo contrato de la Metro Goldwyn Mayer, con solo 19 años, rodó versiones en español de títulos autóctonos que ya habían triunfado en el mercado anglosajón, Edgar Neville le abrió las puertas de La Meca del Cine (también trabajó con Enrique Jardiel Poncela) y hay quien asegura que Charles Chaplin le ayudó a perfeccionar su precario inglés. «A partir de ahora seré tu profesor», cuenta la leyenda que le dijo el mítico Charlot. También que Greta Garbo le recomendó ser fría y que fue muy celebrada en las excesivas fiestas de William Randolph Hearst, el magnate de la prensa que inspiró 'Ciudadano Kane' de Orson Wells.

Conchita Montenegro llegando a Hollywood en tren. / archivo abc

En 1935 se casó con el galán brasileño Raul Roulien, con quien había rodado 'Granaderos del amor' y 'Asegure a mujer'. Un amor apasionado destinado a fracasar. Después recalaron en Argentina, donde él se había convertido en estrella teatral, para rodar la versión en español de 'El grito de la juventud'. El divorcio llegó poco después, en 1937. Al igual que Conchita, fue muy longevo y falleció en Sao Paulo a los 90 años en 2000 apartado de la profesión en la que triunfó junto a Fred Astaire y Ginger Rogers.

Murió olvidada y en la memoria de los más cinéfilos

Tras la guerra civil, Conchita Montenegro regresó a España, se casó con el tío de Jimmy Giménez-Arnau, y dejó para el recuerdo, antes de cambiar de estilo civil por segunda vez, títulos como 'Rojo y negro', donde su personaje se enamoraba de un comunista, al que daba vida Ismael Merlo (se prohibió a la semana del estreno) e 'Ídolos' de Florien Rey, quien fuera marido de Imperio Argentina. Su última película fue 'Lola Montes', donde dio nombre a la bailarina irlandesa del mismo nombre que fue amante de Luis I de Baviera y de diversos nobles en el siglo XIX

En el momento de su muerte, en la Clínica de la Moncloa de Madrid, la que fuera musa de Balenciaga , dejó instrucciones muy precisas de cómo quería que fuera su despedida. En la esquela publicada en el diario Abc leíamos que donaba su cuerpo a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y que su sobrina y María Antonia Marín pedían una oración por su alma. Posteriormente se celebró un funeral en su memoria en la parroquia de la Virgen Peregrina, en el barrio de Salamanca.

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