Dinero, chantaje, otro hombre y ataques de ira: las verdaderas claves de la ruptura de Esther Doña y el juez Pedraz

La última relación sentimental de Esther Doña sigue dando de qué hablar porque tiene los ingredientes para destacar sobre las demás: dinero, sentimientos a flor de piel y ¿un nuevo amor?

Esther Doña paseando con santigo Pedraz cuando todavía eran pareja. Se han separado hace unas semanas. / gtres

Silvia Vivas
Silvia Vivas

La separación de Esther Doña y Santiago Pedraz se ha convertido en el culebrón del fin del verano. Y es que la ruptura de la última esposa de Carlos Falcó y el juez más mediático del momento lo tiene para captar la atención de los medios especializados en salseo: mensajes en clave, sospechas de chantaje e infidelidad y una protagonista femenina con un currículum amoroso repleto de misterio, divorcios y desplantes.

Nunca un whatsapp dio para tanto. El escueto « Nuestra relación es imposible, hablamos algún día, cuídate y besos» que remitió el 12 de agosto Santiago Pedraz a Esther Doña provocó sin pretenderlo una auténtica debacle en la prensa rosa, especialmente en el ¡Hola! que aparecía en su número del 24 de agosto anunciando a todo trapo el compromiso matrimonial de una pareja que ya no existía.

Como si fuera el capítulo de Friends de la ruptura-no ruptura de Rachel y Ross (¿estaban en un descanso o no?) Santiago Pedraz dio por terminada su relación tras mandar el mensaje, pero Esther Doña pensó que aquello era una pelea más de tantas y no avisó al ¡Hola!.

En primera instancia los medios apuntaban a que el silencio de Esther Doña obedecía a que había cobrado una exclusiva cuyo dinero no iba a devolver. Pero el propio ¡Hola! aclaró que la pareja no cobró por la exclusiva de su compromiso, al tiempo que lanzaba otra teoría aún más inquietante: «¿ quería forzar a Santiago a reconciliarse con la presión de la publicación del reportaje? ¿Esperaba que, efectivamente, todo se solucionara sin consecuencias?», planteaban desde la redacción de la revista.

El posterior «Hay líneas rojas que no se pueden traspasar. Esther las pasó todas y por eso me planté y rompí«, del juez, añadía más leña al fuego y dieron para hacer un repaso de la hemeroteca y descubrir que la personalidad de Esther Doña es mucho más complicada que lo que muestran sus acarameladas entrevistas.

La misma mujer que reparte besos amorosos en Instagram protagonizó en 2019 un par de episodios turbulentos cuando aún ejercía de marquesa de Griñón que ponen en entredicho esa dulzura. El 23 de febrero de aquel año se produjo la famosa discusión en el hotel Eurobuilding de Madrid que acabó con Carlos Falcó pasando la noche en el calabozo.

A raíz de aquella bronca la periodista Beatriz Cortázar desveló en un programa radiofónico que Esther Doña no eludía las peleas con su entonces esposo y que una de ellas acabó con el marqués y una de sus hijas refugiados en un baño para protegerse de la ira de la malagueña. Una discusión violenta de la que, se dijo en aquel momento, existía hasta un vídeo grabado.

Quizá fuera ese carácter el que provocó la ruptura de Esther Doña y su último prometido o quizá la «línea roja» que ha traspasado la ex marquesa tuviera nombre y apellidos, concretamente los del empresario naviero Bruno Rodríguez-Argüelles Riva.

Según la periodista Beatriz Cortázar, «fuentes muy bien informadas del entorno de Esther me aseguran que ha encontrado un gran apoyo en este empresario atractivo». La «nueva ilusión» de la ex marquesa es un hombre divorciado y separado recientemente de su segunda pareja.

Las fechas indican que mientras el juez daba por terminada su relación con Doña vía whatsapp ella se fue a navegar por aguas ibicencas invitada por su amigo Javier Villarroya. En ese crucero se encontraba también Bruno Rodríguez, también recién separado, y con mucho menos de eso la prensa rosa ha montado historias de amor.

La realidad es que el entorno próximo al empresario ha desmentido a El Mundo que haya nada entre ellos («Bruno ahora no está de humor para empezar ninguna relación»), pero con Esther Doña nunca se sabe.