María Eugenia Fernández de Castro, en un evento. /
En la Casa de Alba ha habido discrepancias entre los hermanos que han salido a la luz. Sin embargo, se da también la curiosa circunstancia de que las ex parejas de los hijos de la duquesa de Alba han seguido manteniendo una estrecha relación con la familia y no han hecho declaraciones en ningún momento que evidenciasen ninguna fricción. Quizás el caso más notorio sea el de Genoveva Casanova , pero no podemos pasar por alto el de María Eugenia Fernández de Castro.
María Eugenia fue la primera mujer de Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, Conde de Siruela. El aristócrata ahora está felizmente casado en segundas nupcias con la periodista Inka Martí, con quien vive apartado prácticamente de la vida social, pero antes también llevó una vida muy discreta, aunque algo más mediática.
El conde de Siruela y María Eugenia Fernández de Castro y Fernández-Shaw contrajeron matrimonio el 1 de noviembre de 1980 en el Palacio de Liria . La pareja se había comprometido también en el emblemático palacio madrileño y lo más comentado del enlace fue el vestido midi que eligió la novia, muy alejado de los tradicionales trajes con los que suelen casarse las aristócratas. Con mangas murciélago y con profusión de pedrería fue, sin duda, una elección arriesgada que ella defendió con gran elegancia. El novio, por el contrario, sí optó por el chaqué, mucho más clásico.
El matrimonio duró 18 años y fruto del mismo nacieron sus dos hijos, Jacobo y Brianda. La segunda es la más mediática de ambos y los dos han heredado las inquietudes artísticas de su padre. Recordemos que Jacobo Fitz-James Stuart lanzó la editorial Siruela, en la que trabajó con María Eugenia durante doce años, y que posteriormente vendió.
María Eugenia Fernández de Castro junto a su hija, Brianda. /
Después llegaría su segunda incursión en la edición de libros con Atalanta. En una reciente entrevista publicada por 'El Español', Brianda recordaba que su padre ya hacía exposiciones de pintura con solo diez años. También dedicó unas emotivas palabras a su abuelo paterno, Fernando, que ilustraba cuentos de su propia creación para sus hijos.
Tras divorciarse del conde de Siruela, María Eugenia Fernández de Castro volvió a encontrar el amor en 2003 con Guillermo Gaspar y Pardo de Andrade. Hasta llegar su plácida actual en Comillas, debemos destacar que ha desarrollado una intensa vida profesional, también muy diversa, que detalle en su perfil personal de Linkedin. Además de su trabajo para la editorial Siruela que hemos subrayado, ha demostrado una gran versatilidad.
Fue nada menos que directora de Relaciones Exteriores de Loewe durante cinco años, después trabajó en el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno), porque el director, Kosme de Barañano, consideró que tenía el perfil idóneo para dar ímpetu al museo gracias a su enorme cultura y relaciones.
No en vano, conoció a figuras tan relevantes como Italo Calvino, Andy Warhol , Jorge Luis Borges y María Kodama, y Torrente Ballester, entre otros. Según publicó El País, dejó el cargo seis meses más tarde «por motivos familiares que requieren su residencia continuada en Madrid».
Debemos destacar que simultáneamente, María Eugenia había ido abriéndose camino en los medios de comunicación. Así, trabajó en Onda Cero, en la Cope con el recordado Antonio Herrero, en Europa FM, y en Sabor a ti, junto a Ana Rosa Quintana, en Antena 3, y en A tu lado, en Telecinco, con Emma García.
Otros de sus trabajos que conviene recordar fue que organizó eventos para la agencia de comunicación Globally, publicó numerosos artículos y entrevistas en El Semanal, fue redactora de belleza en Mujer Hoy, y también pasó por publicaciones como Vogue, Telva y Vanidad… Sin embargo, habría de llegar posteriormente su proyecto más personal y al que dedica sus esfuerzos en la actualidad.
Jacobo Fitz-Jame Stuart y su segunda mujer, Inka Martí. /
Hace 18 años, instalada ya en Comillas, abrió una tienda muy original, Alma-Zen, donde venden productos que han dividido en cuatro categorías, belleza, moda, decoración y desván. En 2022, saltaba a los medios de comunicación que su hija Brianda comenzaba a colaborar con este negocio a través de ilustraciones, entre las que la propia nieta de la duquesa de Alba, destacó un escudo de la ciudad cántabra, deL que se mostraba muy orgullosa en las redes sociales.
María Eugenia Fernández de Castro anunció que vendía su palacete de Comillas, donde tantos veranos había pasado, en 2015. Esta construcción familiar que data del siglo XVI salió al mercado por unos 600.000 euros, según desvelaba ella misma en las páginas de Abc, porque se les había quedado grande. Asimismo, destacaba que buscaría otra propiedad más pequeña para seguir viviendo allí, porque no tenía interés alguno de regresar a Madrid. De hecho, desvelaba también que le gustaba también que le encantaba pasar tiempo de calidad en su finca de La Cabrera, en Segovia, a donde solía viajar con los tres perros labradores que tenía entonces.
La exmujer del conde de Siruela está muy feliz también con sus dos hijos, que le han llenado de satisfacciones. Su hijo Jacobo se casó el 14 de mayo de 2011, en los jardines del Palacio de Liria, con Asela Pérez Becerril, sobrina de la que fuera alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril. El matrimonio se volcó en el mundo del arte con la galería madrileña Espacio Valverde y viven intensamente la pasión por un mundo que siempre les ha fascinado.
Brianda Fitz-James está casada con el financiero Francisco Javier Lozano Oroz y son padres de dos niños . La artista visual ha realizado también trabajos en el mundo de la moda, ha trabajado como dj. ocasional y ha crecido rodeada de obras de arte . En una entrevista en Forbes destacaba, por ejemplo, cómo le habían llamado la atención siempre los tapices Gobelinos del comedor del Palacio de Liria. A propósito de su madre decía: «Es mi guia emocional, mi apoyo incondicional y me da fuerzas para esforzarme para ser mejor persona cada día. No sé qué haría sin ella».
Siempre se dijo que María Eugenia Fernández de Castro fue la nuera favorita de la duquesa de Alba. Posiblemente la aristócrata encontraba en ella esas cualidades que destacaba Brianda. Cuando Cayetana murió , María Eugenia estaba destrozada. Compartieron muchas vivencias con ella cuando estaba casada con el conde de Siruela y después, diversos viajes juntas, exposiciones, cines y confidencias.