Alexandra, princesa de Hanover, estudia un posgrado en literatura en la Universidad de Columbia. /
Ninguna de las dos tiene necesidad, en teoría, de subrayarse como intelectual y, sin embargo, ambas se esmeran en hacerlo. Los 14 años que las separan, una distancia considerable, no salva un destino similar, abocado por su nombre. Si Alexandra Hannover se mira al espejo para escrutar su futuro, puede que vea a alguien muy parecido a Carlota Casiraghi. Las dos herederas del estilo y los contratos de Carolina de Mónaco replican y, a la vez, marcan distancia con su madre.
A nadie extraña contemplar a Alexandra y Carlota como embajadoras, clientas e invitadas vip de Dior y Chanel, las dos maisons que se disputan el favor de la familia real del Principado de Mónaco. Evidentemente, la relación de la talentosa Casiraghi con la firma de Coco Chanel va un paso más allá y ya es casi tan íntima como la amistad que su madre Carolina tuvo en toda la era Lagerfeld.
El destino puso la moda y el lujo en el camino de Alexandra de Hannover y Carlota Casiraghi desde su mismo nacimiento y mucho habrían de distanciarse para escapar a tal captura. La hija mayor de Carolina hizo su intento , pero no cuajó ni en la industria editorial ni en el periodismo. La princesa de Hanover, sin embargo, no se ha resistido. Ya con 20 años confirmaba que deseaba trabajar de personal shopper, para no tener sentimiento de culpa por comprar. Eso dijo a la revista Telva.
Imposible no buscar en el ascendiente de Carolina de Mónaco la razón del gusto por lo intelectual de sus hijas. Recordemos que la hija mayor de la princesa Grace y Rainiero de Mónaco estudió Filosofía en la Sorbona, lo mismo que hizo su hija mayor. Es evidente: la elegancia que corre en la familia Grimaldi-Casiraghi-Hannover tiene que ver con la sensibilidad y el mundo que produce la adquisición de cultura.
No descubrimos nada si apuntamos que Carolina de Mónaco, ni en su juventud ni en su edad madura, pudo o supo mostrar esa faceta intelectual que hoy sus hijas no dejan de subrayar. De hecho, fue siempre interpretada como una princesa frívola o una primera dama elegante, sin más atributos que los evidentes. La moda, su territorio, tampoco permite a las mujeres lucir más que una faceta. Una faceta siempre silenciosa.
La princesa de Hanover ha llenado su perfil de Instagram con sus lecturas. /
Quizá la frustración de su madre se traduce en sus hijas en un deseo de mostrarse de una manera más compleja y justa para con ellas mismas. Porque no solo ejercen de nueva generación de embajadora de las marcas del lujo, sino que piensan, opinan y crean. El papel tradicional de las mujeres ante el lujo las coloca en una posición en la que es fácil sentirse minusvaloradas intelectualmente. Algo que ni Carlota ni Alexandra parecen dispuestas a aceptar.
Conocemos la peculiar relación de Carlota Casiraghi con Chanel, donde ha logrado tener una voz, además de ejercer de modelo, embajadora y prescriptora. Con el apoyo de la firma, ha montado un club de lectura con sus libros favoritos y un festival de Filosofía en Mónaco que lleva activo desde 2015. Su hermana Alexandra no le va a la zaga en lo que a aspiraciones intelectuales se refiere.
La princesa de Hannover se graduó en 2022 en Ciencias Políticas y Filosofía en la Universidad de Columbia y decidió continuar su formación con una investigación acerca de la influencia de J.D. Salinger en la novela moderna y postmoderna estadounidense. De ahí el aluvión de libros en su Instagram.
Tras graduarse en Ciencias Políticas y Filosofía, ahora Alejandra de Hanover estudia literatural /
La exhibición intelectual de Alexandra de Hanover y Carlota Casiraghi no solo supone una muestra de aprecio para con ellas mismas. También permite marca una diferencia importante con todas esas influencers que, por la propia naturaleza de su trabajo, deben encarnar en las redes un tipo de mujer únicamente interesada en comprar, lucir y decorar.
Cuidado: que las influencers no muestren en sus perfiles que poseen una vida creativa e intelectual y que les interesa el mundo que les rodea no significa que no sea así. Simplemente, son actividades que, por desgracia, no consiguen'engagement.