Así será la abdicación y el retiro soñado de la reina Margarita de Dinamarca (si todo va bien)

Tras 52 años en el cargo, la reina Margarita dejará de «reinar» y cederá su lugar al príncipe Federico . Los problemas de salud y los dolores de cabeza que sus hijos, el príncipe Federico y el príncipe Joaquín , le han proporcionado en el último año alejan a la reina más longeva de Europa de sus deberes reales.

Los pormenores de la ceremonia que la convertirá en reina jubilada ya se conocen. A las 13.35 del domingo 14 de enero de 2024 el príncipe Federico y la princesa Mary , junto a su heredero, el príncipe Christian , viajarán en coche desde el palacio de Amalienborg al de Christiansborg. Dos minutos más tarde la reina Margarita hará el mismo recorrido escoltada por un regimiento de soldados a caballo y en un carruaje que tiene más de un siglo de historia.

En Christiansborg los royals se reunirán con el consejo de estado reunido ex profeso para la ocasión, momento en el que la reina Margarita firmará el documento de su abdicación.

A las 14.30 los nuevos reyes, Federico y Mary, recibirán a los invitados que asistirán a su proclamación como soberanos daneses y a las 15.00 horas saldrán al balcón a saludar a su pueblo después de que la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, proclame que el trono ha cambiado de dueño.

Para entonces la reina Margarita ya llevará media hora larga en Amalienborg alejada para siempre de las multitudes y los políticos. Así lo desea ella misma, que quiere que su retiro sea como fue su proclamación, breve, solemne e indoloro.

La noticia de la abdicación de la reina Margarita pilló por sorpresa a los daneses en fin de año, tanto que algunos se la tomaron a la tremenda y confesaron a medios internacionales como The Guardian que acogieron la resolución de su monarca con lágrimas en los ojos.

El shock era comprensible, la reina llevaba en su puesto desde 1972, siempre declaró que moriría en su cargo como Isabel II y la última vez que un rey danés renunció por voluntad propia a su puesto fue en el muy lejano siglo XII.

La reina Margarita ascendió al trono joven, con 31 años, cuando su padre el rey Federico IX murió inesperadamente por culpa de las complicaciones que le produjeron una neumonía. Su ceremonia de proclamación fue tan poco vistosa como lo será la de su retiro.

Las circunstancias en aquel momento no eran felices, como tampoco lo son ahora, con su familia asediada por los rumores y ella en un estado de salud complicado que la ha retirado en muchas ocasiones a lo largo del año del centro del poder dejando el poder en manos de sus regentes.

En el momento en el que ascendió al trono en 1972, su padre había fallecido el día anterior, ella estaba «muy verde» (como explicó en una entrevista) y apenas contaba con el apoyo como nueva monarca del 45% de la población.

La expresión sombría del primer ministro que la proclamó jefa del estado, Jens Otto Krag, en el balcón de Christiansborg parecía un fiel reflejo de lo que pensaban los 40.000 daneses que se habían reunido en la plaza para ver a la nueva reina.

Años más tarde, cuando Krag murió y sus diarios personales fueron revelados, quedó escrito blanco sobre negro la pobre valoración que hacía de la joven reina y toda su familia. Pero a pesar de esa falta de apoyo inicial, la reina Margarita ha acabado ostentando su cargo durante 52 años. Su propio padre fue rey sólo durante 25.

Fumadora empedernida durante la mayor parte de su vida (tanto que la apodaban la «reina cenicero») convertirse en reina le provocó bastantes dolores de cabeza y no pocos sinsabores. El enfrentamiento público con su esposo a cuenta de su estatus fue uno de los principales, pero no el único. También se la recuerda por sus extraños discursos acerca de la inmigración, y el islam, la aseveración de que «vivir en Dinamarca no te convierte en danés» y por sus declaraciones ambiguas sobre la responsabilidad del ser humano en el cambio climático.

Pero el último año ha sido, sin duda, el peor de todos. Su decisión de desbrozar el árbol de la casa real retirando los títulos de príncipes de sus nietos consiguiendo enfurecer a su progenie francesa fue el principio del fin. El escándalo de las fotos del príncipe Federico con Genoveva Casanova , la guinda del pastel.

A pesar de que su abdicación le permite conservar el estatus de jefa de estado si el príncipe Federico o su nieto Christian no pueden ejercer el cargo, si todo va bien con este movimiento la veterana reina se quita de en medio a disfrutar de los años que le queden de vida.

Tanto ella como sus dos hombres de confianza en la corte, Kim Kristensen y Henning Fode, han calculado paso a paso los movimientos del último año para llegar a esta meta y que Margarita pase sus últimos años haciendo lo que más le gusta: pintar, hacer ganchillo, diseñar escenografías teatrales, potenciar su olvidada carrera como ilustradora (en los 70 ilustró la edición danesa de «El señor de los anillos») o volver a sorprender como diseñadora de vestuario de una serie de Netflix. Además, pasará temporadas más largas en su casa de vacaciones en Francia. Cualquier cosa es posible con ella, de hecho, es la reina danesa de las sorpresas.