El funeral del rey Constantino , fallecido a los 82 años el pasado martes, ha propiciado un momento inevitable para la familia real española: la reunión pública de los tres hijos de los reyes eméritos Sofía de Grecia y Juan Carlos I junto a estos. Se trata de un encuentro que no se ha producido ni en Navidad, ya que el rey emérito tuvo que celebrarlas en Abu Dabi. Sabemos que en privado la familia trata de normalizar sus relaciones, nos faltaba la constancia pública.
El funeral de Constantino de Grecia, al que acudirán todas las casas reinantes europeas, permitió constatar vía fotografía el estado de las relaciones dentro de la familia real y, también, con otros royals polémicos, caso de Letizia y Marie-Chantal . La reina española quiso escenificar la reconciliación con la esposa de Pablo de Grecia con un gesto inequívoco de complicidad: se dejó fotografiar cogiéndola del brazo. Fue a la salida de la cena de recepción anterior al entierro.
Todo lo que ocurra ante los focos en esta reunión de familias reales está calculado, coreografiado y reflexionado, como suele ocurrir en los eventos con peso diplomático. Sin duda, era el momento idóneo para certificar el fin de hostilidades con parte de la familia real griega, tanto como para mostrar por fin a los reyes Felipe VI y Letizia junto a las infantas Elena y Cristina, con las que será más difícil aplacar tensiones.
La Corona española, como la británica, vive su particular cisma sucesorio con más discreción, pero con la misma división entre los monarcas que tratan de salvaguardar la institución que les fue confiada, y los royals satélite que priorizan los lazos familiares a los deberes institucionales. De hecho, solo la presencia de la reina emérita Sofía parece hoy capaz de reunir a toda la familia Borbón, algo que ya es posible desde Navidad y que, ahora, vuelve a producirse en Atenas.
No solo Juan Carlos I, sino todos sus hijos y, además, los hijos de las infantas Elena y Cristina se desplazaron a Atenas para estar con su abuela en el funeral de su querido hermano Constantino. No veíamos a la familia real casi al completo desde el funeral por la muerte de la infanta Pilar, hace dos años. O desde los tiempos ¿felices? de los reyes Felipe VI y Letizia en Palma de Mallorca. El afecto que la familia Borbón ha querido demostrar a la reina emérita es indudable.
Sin embargo, no debemos achacar esta reunión únicamente al afecto debido en un momento luctuoso. Los reyes de España no dan puntada sin hilo y mucho menos en público, conscientes de que cada paso que dan es medido y considerado no solo por la ciudadanía, sino también por otras instancias. Va a ser difícil, por ejemplo, que veamos una fotografía de Felipe VI charlando con su padre, como ya comprobamos en el funeral de Isabel II.
Aunque el funeral del rey Constantino de Grecia propicie encuentros y obligue a salir en fotos incómodas, el cordón sanitario que los reyes Felipe y Letizia han querido levantar para proteger la monarquía de los escándalos familiares continúa funcionando
Puede que fuera de cámaras el trabajo para reconducir las relaciones familiares haya ido avanzando, pero a efectos públicos hay preocupación sobre determerminados temas. Por eso, todo lo que suceda en Atenas delante de las cámaras es tan significativo.
La presencia en Atenas de Froilán y Victoria Federica, los hijos de la infanta Elena, y de Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene, los hijos de la infanta Cristina, no solo muestra el apoyo que los nietos de la reina emérita han querido darle a su abuela en esta triste despedida a su hermano. En un momento muy complicado para los Marichalar-Borbón , muy cuestionados por su estilo de vida, también subraya su vinculación con la Corona.
La comparecencia en pleno de la familia del rey en Atenas destaca aún más si cabe las dos grandes ausencias de este funeral: las de la princesa Leonor y la infanta Sofía, las dos únicas nietas de los reyes eméritos Sofía y Juan Carlos que no han acudido a la despedida de Constantino de Grecia. Podría aducirse que son menores de edad y no deben faltar a sus clases, pero la presencia de Irene Urdangarin , de 17 años, pone en evidencia la importancia de esta clamorosa incomparecencia.
Si ha sido significativo el afectuoso gesto de la reina Letizia con Marie-Chantal Miller, no lo es menos la ausencia de la heredera al trono y su hermana en esta reunión familiar. Los reyes españoles han querido separar a la princesa Leonor y la infanta Sofía de los dimes y diretes que el funeral de Constantino de Grecia va a propiciar y, sobre todo, evitar una foto con los miembros de la familia del rey que continúan preocupando a la institución.
Parece que Casa Real no cede un milímetro en su decisión de proteger a la princesa Leonor de todo contacto con su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, para hacer de su figura el borrón y cuenta nueva definitivo para la monarquía española. También podría considerarse incómoda la foto con los sobrinos más problemáticos del los reyes, en especial Froilán. De nuevo, una decisión de Felipe y Letizia que, aunque difícil a nivel familiar, encuentra sus razones en lo institucional.
20 de enero-18 de febrero
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