Los reyes Carlos y Camilla saludan desde el balcón de Buckingham Palace. /
La ceremonia de coronación de Carlos III como rey de Reino Unido comenzaba con puntualidad británica a las 11 de la mañana hora inglesa (12 del mediodía en España) en la Abadía de Westminster, en Londres. Un hecho histórico al que han acudido todos los reyes y reinas del mundo (con una imponente reina Letizia como royal más elegante y Kate Middleton deslumbrando con look de gala) y en el que, además, ha habido sonadas polémicas, como la ausencia de Meghan Markle.
Durante dos horas exactas, tal y como estaba previsto, se ha celebrado la ceremonia de coronación en Westminster ante más de 2.000 invitados . En ella, Camilla Parker Bowles ha sido también proclamada reina consorte y Carlos III ha pronunciado sus primeras palabras como rey coronado: «he venido no a que me sirvan, sino a servir».
Carlos III, ya coronado rey de Reino Unido, ha sido el heredero que más años ha estado esperando a ser proclamado monarca. Su madre, Isabel II , ascendió al trono en 1952, cuando él tenía 3 años. Ha sido coronado a los 74 años, después de que la monarca más longeva falleciera el pasado mes de septiembre alos 96 años.
Además de rey de Reino Unido, Carlos III es soberano de los otros catorce reinos que forman parte de la Commonwealth y es el líder de la iglesia anglicana. Su sucesor será su hijo Guillermo, príncipe de Gales.
A diferencia del príncipe Felipe de Edimburgo, el que fuera marido de la reina Isabel II, Camilla sí ostenta el título de reina. Consorte, eso sí. Un privilegio este solo reservado a las mujeres que se casan o están casadas con reyes de Reino Unido, no así para los hombres, que en vez de consortes de la reina, 'solo' son príncipes. Camilla ha sido coronada y proclamada reina en la misma ceremonia en la Abadía de Westminster que Carlos III.
Carlos III ha sido proclamado rey de Reino Unido en una ceremonia de coronación que ha durado dos horas exactas y que se ha celebrado, ante más de 2.000 invitados, en la abadía de Westminster de Londres el sábado 6 de mayo. Aunque no ha pronunicado un discurso oficial durante el acto, en sus primeras palabras como rey coronado, el nuevo monarca ha asegurado que «en su nombre, y siguiendo su ejemplo, he venido no a que me sirvan, sino a servir»
Durante la ceremonia de coronación del rey Carlos III, uno de los momentos más solemnes y emotivos ha sido cuando su hijo mayor, el príncipe heredero Guillermo de Gales, se ha arrodillado ante el monarca y le ha jurado lealtad. «Yo, Guillermo, príncipe de Gales, os juro mi lealtad, fe y verdad y me doy a vos como vuestro siervo en cuerpo y alma. Que Dios nos ayude», han sido sus palabras.
Aunque nos hubiera encantado que las cámaras hubieran enfocado en ese momento al polémico Harry, lo cierto es que, después, el príncipe Guillermo ha besado en la mejilla a su padre, y el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, ha pedido a los asistentes que, quien quisiera, jurara su lealtad al rey. Esta fórmula se ha renovado para evitar conflictos con los miembros más díscolos de la familia real.
La ceremonia de coronación de Carlos III , aunque no exenta de polémica, se ha intentado adaptar a los tiempos actuales. Más corta (dos horas exactas), más 'humilde' (si eso es posible en este tipo de actos con toda la pomba y el boato del mundo) y más cercana al pueblo que la de Isabel II, un claro ejemplo ha sido que, la encargada de portar el orbe (que representa, precisamente, lo terrenal) ha sido una enfermera. Además, Carlos III ha querido incluir en la celebración de la ceremonia a representantes de otras religiones además de la anglicana, iglesia de la que, a partir de ahora, también es líder el nuevo rey.
El rey, rodeado de representantes de diferentes religiones.
«La coronación reflejará el papel del monarca en la actualidad. Mirará hacia el futuro, al mismo tiempo que se arraigará en las tradiciones», detallaba la página web oficial de la Casa Real.
Dentro de esas tradiciones que se han guardado en la coronación de Carlos III, hay numerosos detalles cargados de simbolismo . Carlos ha lucido dos coronas (la de San Eduardo, con la que ha sido proclamado rey, y la Imperial, con la que ha abandonado la Abadía de Westminster).
Carlos III con la corona de San Eduardo.
Además, ha portado dos cetros y un orbe, que representan su poder terrenal y relioso; se ha sentado en la silla de la coronación, con más de siete siglos de historia y sobre la Piedra del Destino de los reyes escoceces; ha sido unigido (escondido tras unos biombos) con el óleo sagrado y, ahora, vegano; y se le han presentado la cuchara de la coronación, la espada, las esposas y las espuelas, la espada y el ánfora de oro.
La a sistencia del príncipe Harry ha sido una incógnica casi hasta la misma hora de comenzar la ceremonia de coronación de Carlos III. Los últimos desencuentros y acusaciones entre el hijo pequeño de Lady Di y la familia real llegaban a hacer pensar que rompería finalmente con los Windsor y no acudiría a este hecho histórico. Finalmente sí ha aparecido en Westminster, pero con un perfil bajísimo: sin acompañar a los miembros 'senior' de la familia, sin uniforme militar y sin ocupar las primeras filas, como le correspondería por su parentesco. Tampoco ha estado presente en el saludo de los nuevos reyes desde el balcón de Buckingham.
El mismo papel 'segundón' le ha tocado al defenestrado príncipe Andrés después de sus escándalos sexuales. Meghan Markle , directamente, se ha quedado en casa celebrando el cumpleaños del pequeño Archie.
Si el rey Carlos III era el gran protagonista de esta jornada histórica, Camilla también ha hecho historia. No solo ha pasado de ser la amante del heredero y 'mala de la película' a convertirse en reina, sino que lo ha hecho derrochando felicidad y sonrisas y con un look espectacular. A la capa de armiño y la corona 'reciclada' (dicen que no se ha atrevido a lucir la polémica Koh-i-noor), ha sumado un elegantísimo vestido blanco joya de su diseñador de cabecera, Bruce Oldfield. Los bordados crean guirnaldas de flores silvestres, de campos y setos, representando el amor de la pareja Real por la naturaleza.
Pero sin duda la gran sorpresa la ha dado Kate Middleton, impecable de blanco, con una impresionante tiara floral de Jess Collett para McQueen que rinde homenaje a Isabel II con las flores que llevaban las damas de honor en su coronación y el manto de la orden victoriana. La princesa Ana, por su parte, ha hecho gala de ser la royal más querida de la familia y, como símbolo de su lealtad al rey y al país y su papel dentro de la institución, ha vestido su uniforme militar de gala.
Eso sí, si nos tenemos que quedar con la invitada mejor vestida, sin duda nuestra Letizia ha sido la más elegante y acertada. Si en la recepción previa a la coronación deslumbró de verde y con guiño british con un vestido impresionante de Victoria Beckham , en el gran día de Carlos III ha ido un paso más allá. La reina de España ha apostado por el total pink con un dos piezas rosa fucsia de Carolina Herrera e impresionante tocado que no han dado opción a hacerle sombra a ninguna otra reina del mundo.
El rey Carlos y la reina Camilla saludan desde el balcón de Buckingham.
Tras las dos horas de ceremonia de coronación de Carlos III y la reina Camilla en Westminster, los nuevos reyes y los miembros en activo de la familia real realizan un recorrido en carroza por las calles de Londres hasta llegar al palacio de Buckingham, donde saludan desde el balcón a su pueblo. Después, los nuevos monarcas tienen una breve recepción con los royals invitados y un almuerzo familiar privado. Los actos en honor al nuevo rey se prolongarán hasta el lunes, festivo en Reino Unido, con conciertos, fiestas populares y almuerzos con miembros de la sociedad civil.