Cómo ha sobrevivido la reina Sofía a las infidelidades del rey: de los celos de los comienzos a la tristeza con Marta Gayá y la venganza con Corinna Larsen

Corinna Larsen y su podcast están dando mucho de qué hablar, no solo porque retrata de una forma íntima al rey Juan Carlos, sino también porque se atreve a hablar de la reina Sofía y contestar a una de las grandes incógnitas que han rodeado siempre a la monarca más hermética: ¿es celosa la reina Sofía? ¿Cómo ha sobrellevado las infidelidades de su marido a lo largo de los años?

Concretamente, en el cuarto episodio del podcast, la alemana relata cómo fue el famoso episodio de Botsuana y no duda en apuntar a la reina Sofía como la «mano negra» detrás del vapuleo mediático que recibió tras conocerse su íntima amistad con el monarca y su presencia en el accidente de caza del rey.

«Pensaba: «​​Vaya, esto tiene la marca de la reina Sofía por todas partes». Es una mujer enfadada, capaz de salir a destrozar la imagen de otra mujer a la que percibe como una especie de rival«, afirma Corinna Larsen con cero pruebas sobre el papel de la emérita en las descalificaciones que le dedica la prensa en 2012 y cero dudas al respecto. ¿Tiene razón la empresaria alemana?

A la luz de los hechos desvelados por la prensa en los últimos años podemos concluir que no ha tenido que ser sencillo para la reina Sofía poner buena cara durante 60 años mientras en privado su marido le era infiel una y otra vez.

A pesar de la indiferencia con la que parece lidiar en la actualidad con estas historias, no siempre fue así. «A doña Sofía le turbaba cualquier noticia o insinuación de esos temas de relación amistosa de su marido con mujeres», afirma Manuel Bouza, amigo del rey, en su libro de memorias «El rey y yo». Las broncas por la actitud del rey con las mujeres, por lo visto, eran entonces habituales.

Sin duda la infidelidad más dolorosa para la reina Sofía fue la que descubrió con sus propios ojos en 1976, cuando acudió a una cacería para darle una sorpresa a su marido y la sorpresa se la llevó ella al pillarle en la cama con otra mujer.

Del ataque de ira y pena que le provocó la escena, la reina Sofía huyó a India con sus hijos para reencontrarse allí con su madre que la envió, sin permitirle deshacer las maletas, de vuelta con su marido: a una reina, si se la engaña, hace de tripas corazón.

Con la lección bien aprendida y la firme decisión de no divorciarse contra viento y marea poco ha trascendido de cómo ha soportado durante décadas las infidelidades de su esposo, pero algunas pistas sí tenemos (y no parece que lo haya llevado bien).

Sabemos, por ejemplo, que el jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campos, intentó interceder por la reina en más de una ocasión para ahorrarle sufrimiento. Así sucedió en 1992, cuando llamó al director de la revista Época, Jaime Campmany, para rogarle que dejaran de publicar informaciones sobre Marta Gayá.

«La reina está rota, no para de llorar, no hay persona que pueda consolarla. Te pido que dejes de publicar más cosas sobre el rey y Marta Gayá , es lo único que podemos hacer por la reina como mujer», le suplicó el jefe de la Casa del Rey al periodista.

No fue la única vez que tuvo que hacer ese mismo encargo con esa misma premisa: la reina Sofía se mostraba igual de inconsolable al hacerse público el idilio del rey con Bárbara Rey. La noticia llegó a la prensa en 2017 y la propia reina se presentó alicaída en la entrega de los Premios Nacionales del Deporte y reconoció en privado a un reducido grupo de íntimos su dolor: «Lo estoy pasando muy mal».

En la serie documental de HBO «Salvar al rey» se afirma que para combatir ese desconsuelo de la reina Sofía se sugirió incorporar a Bárbara Rey a un programa de cocina en un canal autonómico en vez de incluirla en el elenco de un programa de TVE. Fue la única forma de sobornar a la artista y, al mismo tiempo, evitar ofender aún más a la reina que no soportaba ver a la amante de su marido un día sí y otro también en el prime time de la televisión nacional.

Durante esta etapa Sabino Fernández Campo fue su gran confidente de la reina, pero hasta ese el rey se lo arrebató. El confesor de la Casa del Rey en aquel momento, el padre Bartolomé Vicens i Fiol, le explicó a la periodista Pilar Urbano cómo fue el día en el que la reina Sofía perdió su único apoyo en Zarzuela contra la humillación que sufría cada vez que se hacía pública la vida amorosa de su marido.

« Sabino Fernández Campo (era) el mejor confidente de la reina. La reina hablaba con él horas y horas, contándole y preguntándole cosas suyas, de ella y del rey. Pero alguien de los alrededores de Mario Conde quiso quitarle poder a Sabino y provocó su salida. Fue en la comida en Horchers, por sorpresa, estando los tres solos a la mesa, cuando el rey dijo: 'Sofi, Sabino nos deja. Y se va por tu culpa'«, explicó el sacerdote a la periodista.

Podríamos pensar que tras años de deslices la reina había cultivado el don de la indiferencia, pero llegó Corinna Larsen y la rueda volvió a girar de nuevo. La periodista Pilar Eyre, especializada en todo lo que sucede tras los muros de Zarzuela, llegó a afirmar que la reina intentó «vengarse» de la alemana.

«Su relación con Corinna la hirió profundamente. Tanto, que, según se dice, maniobró para que el hijo de Corinna no fuera admitido en un buen colegio en Inglaterra y que las familias aristócratas inglesas le hicieran el vacío», asegura la periodista. Finalmente Alexander zu Sayn-Wittgenstein se tuvo que «conformar» con acudir a un elitista internado suizo.

La alemana asegura que no fue la única «estrategia» de venganza que llevó a cabo la reina Sofía contra ella. En su podcast recuerda con pavor lo mal que se lo hizo pasar en un viaje a Riad al que la emérita se apuntó a última hora. También la responsabiliza del robo de una serie documentos, de las amenazas de muerte que recibió e incluso de haber orquestado la abdicación del emérito en la sombra.

A pesar de las palabras de la «amiga entrañable» del rey, la reina Sofía continúa firme capeando el temporal mediático con una agenda repleta de eventos. De hecho su última aparición pública en Londres junto a su marido fue un alarde de complicidad marital. Puede que Corinna Larsen volviera loco al rey, pero es la reina Sofía la que continúa llevando el anillo de compromiso 60 años después de su boda.