Diana de Gales y Dodi Al-Fayed. /
Diana de Gales era un mito en vida; la princesa que se remangaba la falda para hacer carreras, que se vestía de deporte y se había atrevido a divorciarse de la familia más poderosa del Reino Unido. Se la recuerda inevitablemente por su tragedia, la muerte le llegó cuando empezaba a disfrutar de su divorcio de Carlos III. Ese terrible día iba acompañada de su amor de aquel entonces, el olvidado productor ejecutivo Dodi Al-Fayed .
Han pasado 25 desde aquel choque y se ha inspeccionado con lupa cada detalle. Los últimos días de Diana de Gales, lo que llevaba puesto, los entresijos de su romance. Con todos los recuerdos esparcidos y recreados, surge la duda mayor: ¿Fue real ese amor? ¿Se le puede llamar el último hombre relevante de la vida de la princesa (o es una fantasía inventada por los espectadores)?
En plena década de los 90 pocas celebridades podían hacerle competencia a la titánica Lady Di. Ella tenía el carisma; su antigua familia, los títulos reales; pero la estrella de los negocios era en padre de Dodi, Mohamed Al Fayed. Era incomparable.
El multimillonario egipcio era uno de los personajes más ricos: fue propietario de los almacenes Harrods, del equipo londinense Fulham F.C y, paradógicamente, del Hôtel Ritz en París, la ciudad que vio morir a su hijo Dodi, quien iba en el coche junto a Diana de Gales .
Con una mente privilegiada para las compañías, no sería extraño que colocara a su hijo a conciencia junto al mayor lingote de popularidad de aquel entonces. Mohamed aprovechó su amistad con el conde Spencer e invitó a Diana de Gales a pasar unos días en St. Tropez.
Era una propuesta aparentemente inocente para ese mes de julio de 1997. El magnate se lo propuso con la excusa de que allí podría descansar y desconectar. Además, ¿por qué no llevar a sus hijos Guillermo y Enrique al impresionante yate Jonikal? Además, lo estenaría, porque lo había comprado días antes por costó 30 millones de dólares. Ella aceptó. Se fue a sumergirse en el azulísimo mar francés.
Dodi, por su parte, se apresuró en cortar con una joven modelo con la que estaba saliendo, la estadounidense Kelly Fisher. Hay quien considera que se debe a que estaba secretamente enamorado de la ex mujer del príncipe Carlos. La única certeza es que le apetecía conquistarla para unas vacaciones, y quién sabe si para más tiempo. La respuesta está sin resolver, solo quedaron unas icónicas fotos del que sería el último verano de los dos.
El padre estaba decidido en que Dodi viviera el verano del amor, pero Diana de Gales tenía sus propios planes. Accedió a pasar unos días en la Costa Azul como parte de sus planes para despertar los celos en el hombre que acababa de dejar, el cardiólogo Hasnat Khan.
Uno de los mejores amigos de Diana, Derek Dean, lo anunció abiertamente: «Fue un romance de verano, tengo claro que ella sabía que nunca se casaría con él, pero aun así, disfrutaron mucho y se sentía segura a su lado».
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Dean, que era director Ballet Nacional Británico (una de las pasiones de Diana, quien habría sido bailarina si hubiera sido más bajita), fue testigo de la ilusión de la madre del príncipe Harry y Guillermo. «Se sentía feliz, liberada de su matrimonio con Carlos. Miraba hacia el futuro con esperanza», rememora.
La misma teoría se escuchó en el sitio menos esperado, ante el Tribunal Superior de Londres. Rodney Turner, directora de HR Owen (un reconocido negocio de venta de automóviles en el Reino Unido) admitió que la princesa le pidió que no hiciera mucho « escándalo». Todo había acabado entre ella y Al Fayed.
Muchos rumores de la prensa internacional siguen removiendo aquellos recuerdos. Unos dicen que Dodi había comprado un anillo de compromiso. Otros, que la princesa había roto con el egipcio antes del accidente. Diana de Gales se guardó lo mejor para ella: «Lo pasé de maravilla».