Qué pasará con Enrique de Sussex y Meghan Markle ahora que ha muerto la reina Isabel II y Carlos III es rey

Ha pasado, la incógnita de si la duquesa de Sussex aparecería por Londres se ha despejado: Meghan Markle ha reaparecido para mostrar sus respetos a la reina Isabel II junto con Kate Middleton (ahora princesa de Gales, como lo fue Lady Di) y el príncipe William. En el epicentro de las polémicas de los Windsor en los últimos años se encuentra la pareja, que decidió desligarse de la familia real. Pero, paradójicamente, la muerte de Isabel II en vez de agrandar el abismo que distancia a Enrique de Sussex del resto de su familia, podría tener un efecto beneficioso en su estatus de paria de la realeza británica. ¿En qué situación quedan Enrique de Sussex y Meghan Markle tras la muerte de Isabel II ? ¿Cambiará su situación cuando coronen a Carlos de Gales?

El príncipe Enrique y Meghan Markle abandonaron sus funciones como miembros activos de la familia real en 2020 (el famoso paso atrás). El tiempo dirá si los medios británicos deberán entonar en un futuro lejano un sentido mea culpa (como el que entona actualmente la BBC con Diana de Gales), por todo lo que publicaron en aquel momento sobre la duquesa de Sussex.

Antes de tomar la decisión que les haría establecerse en Estados Unidos junto a su hijo Archie, y ser considerados por la prensa mundial como las personas menos gratas de la realeza británica, Enrique de Sussex se reunió con su abuela y recibió su apoyo.

Un año y una escandalosa entrevista televisiva con Oprah más tarde el apoyo de la anciana reina se transformó, según fuentes cercanas a palacio, en asombro y un pelín de hartazgo ante tanto melodrama televisivo. Aquel fue el día en el que verdaderamente se cerraron las puertas y balcones de palacio para la pareja.

Cada entrevista y podcast fue peor que la anterior: infancias solitarias, incendios en las habitaciones del bebé, incomprensión, pensamientos suicidas… Declaraciones todas ellas que motivaron un despropósito de imágenes de desencuentro entre el que fuera nieto favorito de Isabel II y su familia.

Lo sorprendente para la veterana monarca no era que la pareja se atreviera a apuntar a que había miembros de la familia real racistas (al fin y al cabo la esposa de su primo favorito, ​​María Cristina de Reibnitz , era famosa por defender la esclavitud y «mandar a las colonias» a cualquier persona negra con la que coincidía en un acto público) o que confesaran lo difícil que era soportar la presión de la prensa sensacionalista británica.

Lo que la reina no podía soportar es que tomaran el relevo de la indiscreción de Diana de Gales y televisaran los sinsabores de ser un royal británico a escala planetaria. La misma reina que ha escondido y protegido al príncipe Andrés tras el escándalo que lo relacionaban con el caso Epstein no pudo soportar ver a su nieto arremetiendo contra The Firm.

Por culpa del circo mediático de los Sussex la reina Isabel su nieto acabó pensando que Enrique estaba anteponiendo su orgullo a su propia sangre y contraviniendo su ley más sagrada: los trapos sucios se lavan en casa.

Pero a pesar de los sinsabores y el ninguneo en títulos, bautizos nunca celebrados y retirada de escoltas a los Sussex y sus hijos, 2022 se podría considerar el año de la reconciliación entre Isabel II y su díscolo nieto.

Hasta en dos ocasiones han coincidido Megha Markle, Enrique y la reina que hayan trascendido de forma pública: en abril, antes de que la pareja asistiera a los Juegos Invictus, y en junio, en las celebraciones del Jubileo de la monarca (aunque fueron «expulsados» del balcón de Buckingham).

Lo presagiaba a principios de año el autor especializado en los Windsor Tom Quinn y en el podcast de The New York Times otra experta en casas reales compartía la misma opinión: con el perdón de la reina firmado tácitamente este año y su defunción los Sussex intentarán retomar una vida como miembros de la realeza «a medio tiempo».

Un plan que ya propusieron a Isabel II en 2020 pero que la monarca se negó a aceptar rotundamente. Los duques de Sussex deseaban en aquel momento encontrar un lugar a su medida dentro de la familia real y combinarlo con una existencia a caballo entre el Reino Unido y Estados Unidos.

Es posible que los Sussex consideren que ahora es el momento de retomar ese planteamiento de «paso atrás» original, pero se van a enfrentar a alguien mucho menos dispuesto que la reina a perdonar: el príncipe de Gales puede que no se muestre tan clemente con su propio hijo. De hecho, Carlos y Enrique no fueron capaces de resolver sus diferencias durante el funeral de Felipe de Edimburgo.

Para el príncipe Carlos la marcha de su hijo menor a Estados Unidos supuso una traición. Hasta ese momento Enrique de Sussex y su esposa eran la gran baza con la que contaba el futuro rey para manejar a los países de la Commonwealth, una alianza de naciones que se debilita cada vez más y requiere de un cuidado constante.

Desde 2020 hasta ahora los planes de Carlos de Gales para sus herederos han cambiado. En la idea de «monarquía reducida» que quiere poner en marcha Carlos de Gales durante su reinado Enrique no parece tener cabida, y lo que es aún peor, según fuentes cercanas a la corte británica el futuro rey cree firmemente que su hijo no merece el privilegio de ser miembro de la realeza.

Pero por mucho que el próximo rey intente ningunear a su hijo la realidad es que la familia real británica necesita sangre joven, Enrique era uno de sus miembros más queridos a ojos de los británicos y continúa siendo el «respuesto» de su hermano Guillermo de Cambridge, por lo que no es tan descabellado que los Sussex propongan una tregua al nuevo rey y este acabe aceptando. Si van a ser capaces de conseguirlo o no dará para otro tomo más de los desencuentros de los Windsor.