Los reyes Federico y Mary de Dinamarca se esfuerzan por dar una imagen impecable, pero el monarca parece ciertamente despistado. /
De todas las parejas reales que son en Europa, la de Federico y Mary de Dinamarca puede ser la menos creíble. De hecho, los sobresalientes esfuerzos de los monarcas daneses por ser la viva imagen de la dicha familiar solamente dejan ver la terrible presión que han de recibir para ocultar cualquier grieta que pueda afectar al equipo. Es innegable: el paseo por Madrid de Federico con Genoveva Casanova hizo daño. Mucho daño.
Desde su proclamación , la reina Mary ha experimentado un glow up considerable. Ya era elegante, pero desde que se ciñó la corona ha desbordado todas las previsiones de elegancia y belleza, y ha mostrado además una consistencia admirable en el desempeño de sus funciones. La monarca sabe perfectamente lo que hace. Su marido, el rey Federico, no tanto. Diríamos que se muestra, al menos despistado.
Si Mary, azafata antes que reina, parece haber nacido para ocupar un trono, Federico, príncipe con sangre real, no termina de creérselo tanto. Quizá da cetro y corona por supuesta, pues desde su mismo nacimiento sabe que le pertenece. Algo de razón tiene, pues los daneses le han perdonado prácticamente cualquier polémica . Pero, ¿le perdonará también Dinamarca su desaliño?
El rey Federico logra a duras penas levantar el brazo para saludar, debido a las estrecheces de su chaqueta. /
De unos meses a esta parte, cada fotografía del rey Federico de Dinamarca que llega a redes sociales suscita la misma pregunta: ¿habrá sabido vestirse hoy el monarca de los daneses? Atrás quedó su estampa de soberano de cuento vestido con el elegante uniforme militar con el que se casó. Ahora que su agenda oficial se ha apretado con todo tipo de viajes de trabajo y apariciones oficiales, ya no puede ocultarlo. Federico es descuidado.
Han sido tantas las fotografías que destapan el mal vestir del rey Federico, que suscitan risa. De hecho, corren las burlas debido a su manera ridícula de vestir el traje de chaqueta que, inevitablemente, es su uniforme de trabajo. Si Felipe VI suscita la admiración de los mayores expertos en etiqueta masculina del mundo, el monarca danés produce risa. Porque su estampa, en demasiadas ocasiones, hace el ridículo.
Otra evidencia de la cómica apariencia del rey Federico de Dinamarca, con una chaqueta más pequeña de lo que debería. /
La verdad es que no logramos entenderlo: cuesta muchísimo encontrar una foto reciente de Federico de Dinamarca en la que la chaqueta le abroche suficientemente. De hecho, tiende a lucirlas desabrochadas precisamente por eso: las lleva a reventar. ¿Acaso no tiene un rey presupuesto para sufragar un armario a medida? ¿Por qué insiste en ponerse chaquetas que le quedan, evidentemente, pequeñas?
A las chaquetas del rey Federico le faltan centímetros de tela para alcanzar todo su contorno. Algunas tampoco le permiten levantar el brazo para saludar sin forzar la sisa. ¿Acaso no conoce su talla el rey? ¿O será que no quiere abandonar el cifra que ha llevado durante su loca juventud? Sea como fuere, cuentas de Instagram tan influyentes como Royal Fashion Police ya han señalado el desaliño del monarca danes. Ningún otro monarca comete un error así.
De nuevo un botón que amenaza con estallar y dejar en evidencia al rey Federico de Dinamarca. /
Las estrecheces que se infringe a sí mismo el rey Federico son, efectivamente, cómicas. Porque remite a esa vanidad ciertamente hortera de los hombres musculados que se empeñan en marcar espalda y bíceps con chaquetas más pequeñas de lo que corresponde. Una estrategia del vestir guiada por la testosterona que resulta ridícula en señores con cuerpos de infarto y francamente incomprensible en señores que no ven un gimnasio desde hace décadas.
Los daneses no comprenden, además, que el rey Federico recorte hasta el extremo de sus chaquetas su cuenta de gastos anual. El monarca decidió adjudicarse un sustancioso aumento de sueldo este año, con la aquiescencia del parlamento nacional: gana 2,3 millones de euros más. Para más inri, no son solo los trajes los que sufren por su tacañería. También ha reducido notablemente el número de mecenazgos reales. ¿Para qué querrá todo el dinero que se está ahorrando el rey de Dinamarca?