LA TRAMPA DE Mónaco El lado más oscuro de la historia de amor de Rainiero de Mónaco y Grace Kelly: tristeza, soledad y dos enemigas que les amargaron la vida

El 1 de junio se cumplen 100 años del nacimiento de Rainiero de Mónaco, el prícipe que conquistó a la estrella más brillante de Hollywood. Pero su historia de amor con Grace Kelly no fue un cuento de hadas.

Grace Kelly junto a Rainiero y sus hijos / DR

Elena Castelló
Elena Castelló

Cien años se cumplen del nacimiento de Rainiero de Mónaco el 1 de junio. El príncipe que saltó a la fama porque enamoró (previo pago de dote) a Grace Kelly . La estrella de Hollywood estadounidense con una exitosa carrera artística decidió abandonarlo todo por una historia de amor que cautivó al mundo. Pero el cuento de hadas con su príncipe azul Grimaldi se convirtió en pesadilla. En el Centenario del nacimiento de Rainiero de Mónaco va a haber muchas celebraciones. Pero hacemos sitio para contar la historia más triste de todas.

Cuando Grace Kelly llegó a Mónaco, a bordo del trasatlántico Constitution, el 4 de abril de 1956, tenía 27 años y era una de las estrellas más brillantes de Hollywood, con una sólida carrera a sus espaldas. Iba a dejarlo todo a cambio de convertirse en la princesa de un pequeño principado europeo (incluso a sus amantes ) , que apenas se conocía en Estados Unidos. Para dejar atrás todo aquello por lo que había luchado, desde muy joven. La boda con Rainiero de Mónaco se celebró el 15 de abril y la siguieron 30 millones de personas por televisión.

Un cuento de hadas sin felicidad para Grace Kelly

¿Qué es lo que llevó a una joven norteamericana con una espléndida carrera artística sus espaldas a dejarlo todo por un supuesto cuento de hadas que engatusó al mundo? Los biógrafos de Grace Kelly todavía no lo tienen claro. Y tampoco saben si Grace fue feliz de verdad en aquel roquedal minúsculo de Europa.

Grace Kelly había dejado atrás una vida de libertad y éxito para enfrentarse a las reglas de un protocolo decimonónico, una lengua extranjera que aprender en tiempo record y una vida dedicada, en cuerpo y alma a actos públicos y presidencias de fundaciones. A partir de ese momento, debe ser disciplinada, discreta y ganarse el respeto de los monegascos .

Rainiero de Mónaco y Grace Kelly. / gtres

Una familia envenenada

Pero el camino de Grace, tras salir de la catedral de Santa Devota convertida en princesa de Mónaco, está lleno de obstáculos. Las familias que rigen la vida social del principado la ignoran sutilmente. La consideran «demasiado americana». Grace se siente sola y, además, debe lidiar con dos poderosas enemigas dentro de palacio : su suegra, la princesa Carlota y su cuñada, la princesa Antoinette de Mónaco, hermana de Rainiero.

Carlota es la hija ilegítima de Luis II de Mónaco, abuelo de Rainiero, y la bailarina de cabaret Marie Juliette Louvet. Cuando queda claro que no hay herederos, Luis II reconoce a su hija y la nombra duquesa de Valentinois, en 1919. Carlota se casa un año después con el conde francés Pierre de Polignac, homosexual. Tienen dos hijos: Rainiero y Marie Antoinette.

Grace tuvo una relación estrecha y afectuosa con su suegro, al que Rainiero quería con devoción. Esta fue la razón del desprecio de Carlota. Suegra y nuera coincidieron muy pocas veces, pero Carlota nunca dejó de mostrarle su frialdad a Grace. Falleció en 1977, a los 79 años, y su acto final demostró su aversión a Grace: no le dejó ninguna de sus joyas, que pasaron directamente a Carolina.

La fmailia real del Mónaco al completo en los años 60. / gtres

Grace pudo sobrevivir a una suegra despectiva, porque no la veía nunca. Fue más difícil para ella sobreponerse a los manejos de su cuñada Marie Antoinette. Una mujer resentida que vivió la llegada de Grace como una amenaza y dedicó todas sus fuerzas a complicarle la vida y a desprestigiarla. Marie Antoinette quiso que su hijo fuera el heredero y ella convertirse en regente, lo que la llevó a organizar todo tipo de conspiraciones. Rainiero la envió la exilio, pero ella, a pesar de estar lejos, no dejó de difundir rumores.

El Festival de Cannes fue el nexo entre Grace y Rainiero

No es fácil entender por qué Grace aceptó casarse con Rainiero. Son muchos los que dicen que en su matrimonio no hubo amor. Distintas biografías afirman que el enlace fue un arreglo, en un momento en el que la economía y el futuro de Mónaco eran inciertos. Fue, según dicen, Aristóteles Onassis quien puso sobre la mesa la idea de una boda con una actriz norteamericana.

Su primer nombre fue el Marilyn Monroe , el segundo el de Grace Kelly. Rainiero consideró que Grace era más adecuada. El Festival de Cannes fue la excusa para arreglar un encuentro. Se conocieron el 6 de mayo de 1955. Y el compromiso se anunció el 6 de enero de 1956.

Sin embargo, hay otro elemento que convierte este noviazgo en un obstáculo para Grace: tuvo que pagar de su bolsillo la dote que exigía el matrimonio con Rainiero. El padre de Grace se escandalizó cuando lo supo, pero pagó la mitad con la herencia de Grace y la otra mitad con sus ganancias como actriz, lo que terminó con toda su fortuna personal.

El cine como agravante y los últimos días de Grace Kelly

Rainiero era un hombre tímido y adusto, atrapado por el deber. Grace se consagró a sus obligaciones como madre y como princesa. Desde el principio Rainiero tuvo claro que no la dejaría volver al cine. Lejos de sus amigos y su familia tuvo que enfrentarse a la melancolía de vivir en un país extranjero.

Ella no compartía con Rainiero su pasión por la caza o por los coches antiguos. Fue en 1962 cuando la tensión entre ambos por culpa del cine pudo haber roto su matrimonio. Alfred Hitchcock estaba pensando en Grace para el papel de Marnie, en «Marnie la ladrona». Rainiero no se opuso, pero dejó que la presión mediática fuera muy fuerte. El papel acabará finalmente en manos de Tippi Hedren. En una entrevista a Paris-Match, Rainiero reconoció, muchos años después, que Grace echaba mucho de menos la pantalla.

En sus últimos años, Grace se instaló en la casa de campo de Roc Agel. Allí, lejos de los paparazzi, puede disfrutar de sus pasiones por la lectura y la jardinería, y de las visitas de sus amigos de Hollywood, como Cary Grant o Frank Sinatra. Cuando Grace Kelly murió en un terrible accidente de coche , el 14 de septiembre de 1982, había alcanzado cierta armonía con su destino.