La princesa Charlotte le 'roba' el título de duque de Edimburgo a Eduardo de Wessex: por qué Carlos III prefiere que lo herede la hija de Kate Middleton

La segunda hija de los príncipes Guillermo y Kate es la favorita para ser duquesa de Edimburgo. Todo apuntaba a su tio abuelo, Eduardo de Wessex, pero Carlos III apuesta por modernizar la casa real.

Kate Middleton y sus hijos Jorge y Charlotte. / gtres

Claudia Vila
Claudia Vila

Carlos III quiere nombrar duquesa de Edimburgo a su nieta, la princesa Charlotte. La noticia, que anticipó The Mail el domingo, es una alegría para Kate Middletony el príncipe Guillermo, los padres de la niña de 7 años. Con esa medida, el grueso del poder recaerá en un núcleo más pequeño, una «limpieza» que busca el monarca del Reino Unido.

A quien le ha sentado peor es al hermano del rey del Reino Unido e hijo pequeño de Isabel II. Todo apuntaba a que Eduardo de Wessex heredaría ese título tras la muerte de su padre, Felipe de Edimburgo. Estaba a la espera, pero esta información pone fin a los últimos meses de especulaciones.

La decisión ha sido meditada. Las fuentes anónimas de palacio que transmitieron el mensaje aseguraron al medio británico que es un gesto en homenaje a la reina, quien tenía el mismo título. También lo consideran una forma de que Carlos «honre la línea de sucesión».

En esa lista, la princesa Charlotte se encuentra en tercera posición, tras Guillermo y Jorge, su hermano (dos años mayor que ella). Y gracias a la nueva regla real, aprobada cuando la princesa de Gales esperaba a su primogénito, la niña tiene los mismos derechos que cualquiera de sus hermanos varones.

Cuáles son los títulos de la princesa Charlotte

Carlota es princesa de Cambridge, como sus hermanos. Entregarle el título de duquesa de Edimburgo le sirve a Carlos III para lanzar un primer mensaje al aire sobre su reinado. Los medios internacionales atribuyen esta filtración a un plan exhaustivo: la modernización de la corona.

La princesa Charlotte en una imagen oficial. / instagram

Tan solo tres personas han tenido el ducado de Edimburgo desde su creación en 1796, una fecha que lo posiciona como uno de los nombramientos más antiguos. Jorge I se lo dio a su nieto, el príncipe Federico (que después fue príncipe de Gales). La reina Victoria se lo otorgó a Alfred, su segundo hijo. Por último, Jorge VI se lo entregó al príncipe Felipe cuando se casó con la entonces princesa Isabel, en 1947.

Una fuente cercana a familia real consultada por el medio británico señala que «el rey está pensando». Carlos tiene claro que quiere reducir el número de personas dentro de su círculo. «Trata de promover a los que están directamente en la línea del trono en lugar de a los que están en los bordes». De momento, los portavoces del Palacio de Buckingham se han negado a dar más información.

Por qué a la princesa Ana le ha afectado tanto la sucesión

Una niña va a marcar un antes y un después para la familia real británica. La princesa Carlota se ha convertido en la primera en ocupa el lugar que le corresponde, sin distinción por su género (solo predomina la edad). Antes de que ella pueda disfrutar de ese privilegio, otras mujeres se apartaron para dejar pasar a sus hermanos mayores y menores.

Una de las últimas afectadas (hace no tanto) fue la princesa Ana, la hermana mayor de Carlos III. Aun así, la royal trazó su propio camino; se convirtió en 1987 en la séptima princesa real de la historia de su país.

A diferencia de su tía abuela, Charlotte se puede mantener inmóvil en su posición. Solo se bajará de puesto si su hermano mayor tiene hijos. De este modo, el día que Guillermo sea coronado como rey, Jorge pasará a ser duque de Cornualles y príncipe de Gales, y ella será la siguiente en la lista de herederos a la corona. Las fuentes consultadas por el Daily Mail describen este cambio como un suceso «históricamente significativo»: «Le dan la posibilidad de acceder al trono».

La princesa Charlotte y Kate Middleton. / gtres

Igual que Caroline Middleton preparó a Kate para el éxito, la mujer del príncipe Guillermo se ha esmerado en educar minuciosamente a Charlotte. Lo vimos con claridad en la Abadía de Westminster, durante el funeral de Isabel II. Cuando vio pasar el ataúd de su abuela, le dio una lección protocolaria a su hermano Jorge. «Tienes que inclinarte», le susurró.

Sin duda, lo más evidente de la mano decisiva de Kate se percibe en la ropa (nada arbitraria) que lleva la niña. Los medios internacionales se hicieron eco en el mismo funeral de que madre e hija iban conjuntadas con detalles, pero no exageramente (porque lo habrían tachado de cursi).

Su arma secreta es el color. Como recoge el periódico Daily Mail con la opinión del psicólogo Lee Chambers, la princesa de Gales se decanta por los vestidos en tonos azulados y zafiros. ¿El objetivo? Romper con los estereotipos y transmitir suavidad y serenidad. De momento, Kate ya ha logrado lo primero.