Una mujer nueva

La infanta Cristina cumple 59 años: sociable, conciliadora y más libre, así ha cambiado su vida tras el divorcio

La hija de los reyes Juan Carlos y Sofía celebra su primer cumpleaños como divorciada con sus hijos cerca y en un momento de renacimiento personal.

La infanta Cristina celebra este jueves, 13 de junio, su primer cumpleaños tras el divorcio. / GTRES

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

El año pasado, la infanta Cristina soplaba las 58 velas de su tarta particular entre la incertidumbre de los papeles de divorcio con Iñaki Urdangarin , con sus hijos desperdigados por el mundo y entre rumores de un nuevo amor. Un año después, la hermana de Felipe VI es una mujer nueva, con la libertad que le da estar oficialmente divorciada , con sus cuatro hijos más cerca e incluso con un mayor papel dentro de la Casa Real.

No ha sido esta precisamente una década prodigiosa para la royal. En estos últimos diez años ha visto cómo abdicaba su padre y posteriormente se exiliaba en Abu Dabi, entre las declaraciones explosivas de su antigua amante, Corinna Larsen; ha comparecido frente a un tribunal por el Caso Nóos , un proceso que terminó con su ahora ex marido, Iñaki Urdangarin, en la cárcel; se quedó sin el título de duquesa de Palma y finalmente culminó su largo proceso de separación «de común acuerdo», con la firma a principios de año en Barcelona de los documentos de divorcio.

Una ardua travesía que había comenzado dos años antes, cuando aparecieron en portada de una revista las fotografías del que fuera jugador de balonmano cogido de la mano de Ainhoa Armentia, su actual pareja . Pese a algunos rumores en este sentido, ella no ha encontrado todavía un nuevo amor y sigue llevando una vida discreta, a caballo entre la ciudad suiza de Ginebra –donde reside en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad– y Madrid y Barcelona, donde viven tres de sus cuatro hijos.

En esta nueva etapa más libre de ataduras de la infanta, otro de sus grandes objetivos es poner fin a su distanciamiento con el rey Felipe VI. Tras años de un hermetismo total, marcado por los problemas de su familia con la justicia, ahora llega la época del deshielo entre ellos. No solo Cristina parece una mujer más accesible y sociable, también parece dispuesta a cerrar esa brecha con su hermano. Aunque no parece que sus diferencias se vayan a arreglar en un par de días.

La infanta Cristina y su hermana Elena recuperan su agenda pública

Las dos hijas del rey emérito no han ocultado nunca que están incondicionalmente del lado de su padre, con constantes viajes a los Emiratos Árabes o a las regatas de Sanxenxo , la escala habitual del antiguo monarca cuando recala en nuestro país. Una situación que han debido equilibrar con el apoyo a la reina Sofía, repartiéndose las visitas en muchas ocasiones. Muy diferente es la tensa relación de Cristina con su hermano Felipe , aunque se atisbe algún brote verde.

La infanta Cristina y su madre, la reina Sofía. / gtres

Hace apenas unos días, el Rey y la Infanta coincidían en la entrega en Madrid de las becas de La Caixa, empresa para la que trabaja Cristina como directora del área internacional. El monarca presidió el acto desde la primera fila del patio de butacas, mientras que su hermana estuvo en un lateral de la segunda fila. Pese a que no llegaron a saludarse, al menos en público, el hecho de que fuera la primera vez que ella acudía a este acto se ha interpretado como un acercamiento significativo.

Del mismo modo, la infanta Elena volvía a ser el centro de atención al presidir junto al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, la popular corrida de la Beneficiencia de la feria de San Isidro en la plaza de toros de Las Ventas. Su presencia allí fue reseñable ya que este año era el primero en el que su hermana se ausentaba, por lo que se entiende que actuaba en calidad de su sustituta.

El importante apoyo de sus cuatro hijos

Aunque la infanta Cristina tenga que enfrentarse en Ginebra al síndrome del nido vacío, ahora que sus cuatro hijos viven lejos de casa, lo cierto es que su relación con Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarin sigue siendo muy estrecha. Aunque ha procurado mantenerles siempre alejados del foco público, todos son mayores de edad y por lo tanto la prensa tiene vía libre para relatar, por ejemplo, sus primeras relaciones sentimentales.

Es el caso de la benjamina de la familia, Irene, cuyo romance con Juan Urquijo , el cuñado del alcalde Almeida parece afianzado. De hecho, la infanta Cristina no dudaba en viajar a Madrid para asistir hace unos días a la fiesta de cumpleaños de su hija pequeña, a la que no faltó su novio.

Tanto Irene –tras su regreso del voluntariado en Camboya– como Miguel se han instalado recientemente en el Palacio de la Zarzuela junto a su abuela Sofía, por lo que un mayor aumento de su agenda pública en la capital provocaría más oportunidades de coincidir con ellos.

La infanta Cristina con su hijo Pablo y su antigua suegra, Claire Liebaert. / GTRES

Mientras tanto, es habitual verla también en Barcelona, donde vive Pablo por su carrera deportiva como jugador de balonmano profesional, siguiendo los pasos de su padre. Es animando en los partidos de su hijo donde hemos visto la cara más desinhibida de la infanta. Lo mismo ha compartido grada con su nuera Johanna Zott, que con su antigua suegra, Claire Liebaert , con la que sigue manteniendo una gran relación.

Finalmente Juan Urdangarin es el único de sus hijos que no vive en España. Tras estudiar Relaciones Internacionales en la Universidad de Essex, vive en Londres y trabaja en Extreme E, una empresa fundada por Alejandro Agag, el yerno de Ana Botella y José María Aznar . En el Reino Unido, Juan se podría reencontrar ahora con su hermana Irene si se confirman los planes de esta de realizar allí el próximo curso sus estudios de organización de eventos.