FIN DE UNA ETAPA Irene Urdangarin cumple hoy 18 años: tan protegida como la princesa Leonor, tan en peligro como Victoria Federica

El cambio es evidente. Irene Urdangarin cumple 18 años y eso va a suponer un antes y un después en su vida, en muchos aspectos. Tal vez, el más evidente sea el físico: hace tiempo que la hija de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin dejó de ser aquella chica tímida y esquiva que intentaba pasar desapercibida, con un perfil más cercano al de sus hermanos Miguel y Juan Valentín que al de Pablo.

El mayor de los Urdangarin Borbón se ha posicionado como el más mediático de los cuatro. Su locuacidad con la prensa cuando saltó el romance que su padre mantenía con Ainhoa Armentia, su protagonismo en la cancha y su relación con Johanna Zott le han convertido en material de portada. Irene está en el polo opuesto.

De hecho, esa reserva que ha tenido en el pasado parece seguir vigente en el presente: para celebrar su paso a la madurez no tiene pensado organizar grandas fastos ni una fiesta de puesta de largo al uso. Es más, ni siquiera la celebración será hoy, sino que se pospone hasta el 16 de junio, tres días después del de su madre, que es cuando ya ha terminado los estudios de bachillerato.

Será un festejo en petit comité y hasta Ginebra se desplazán la reina Sofía, la infanta Elena, Victoria de Marichalar, y por supuesto, el resto de la familia Urdangarin, incluido su padre. Los caminos de Iñaki y la infanta se volverán a cruzar, y es posible que lo hagan por última vez antes de que su divorcio sea un hecho (largamente aplazado).

A sus 18 años recién cumplidos, esta joven de pelo rubio y ojos azules se ha prodigado muy poco en espacios públicos. En los últimos años hemos podido verla posando junto a su abuelo y el resto de sus primos en la visita que le hicieron en Abu DabI, junto a la reina Sofía y la infanta Cristina disfrutando de un concierto en el Auditorio Nacional de Música de Madrid o en el funeral de Constantino de Grecia junto al resto de la familia del rey que acudió al competo (excepto Leonor y Sofía).

Más recientemente, Irene aparecía por sorpresa en Barcelona junto a su madre para disfrutar del concierto de Coldplay, en el que la telonera fue Ona Mafalda de Bulgaria que celebra estos días su primer año de casada .

Irene y su madre hicieron un viaje relámpago a la ciudad condal para ver uno de sus grupos favoritos, comer con Pablo y coincidir (aunque no hay constancia de que estuvieran juntas) con Victoria Federica que también estuvo en el concierto con su nuevo novio, el piloto Albert Arenas. Aunque la relación entre las primas es cordial y cercana, sus perfiles están a años luz.

Hace tiempo que Irene Urdangarin lleva una vida casi anónima en Ginebra junto a su madre. Enfocada en sus estudios, se ha estado formando en el International School of Geneva, también llamado Ecolint, un exclusivo colegio que cuesta 30.000 euros por alumno y año. El próximo curso comenzará sus estudios en el EHL Hospitality Business School, en Lausanne, uno de los centros universitarios más prestigiosos del mundo en dirección de hoteles y negocios en Suiza. Conocida por su excelencia académica, EHL es un centro poco convencional. Apuesta por la innovación y la sostenibilidad, y ha sido clasificada en varias ocasiones como la mejor escuela de hostelería del mundo.

Queda en el aire saber si ahora que es mayor de edad, Irene decidirá hacer público ese perfil de Instagram hasta ahora privado donde ya detalló en su momento su decisión de estudiar en el EHL. Las redes son muy golosas, la notoriedad también. Su prima, Victoria Federica, ha hecho de ellas su mejor aliada y a través de su cuenta personal nos va informando de lo que hace en cada momento. Eso le ha abierto muchas puertas en el mundo de la moda y las marcas de lujo, algo que también parece interesar a su prima pequeña.

En la última aparición de Irene en Barcelona la hemos visto con un bolso de Chanel y en la anterior, en aquella noche de música clásica madrileña, la vimos también con un look muy juvenil y estiloso con chaqueta de cuero en negro, pantalones de tiro alto del mismo color y camiseta de manga larga a juego. Algo está cambiando en el armario de Irene.

Sin embargo, nada parece indicar que la joven Urdangarin tenga planeado abandonar la comodidad de una privacidad que la ha mantenido ajena al foco mediático que ha supuesto los últimos años en la vida de su familia: primero con el caso Noós y después con aquella portada que destapó el romance de su padre con Ainhoa Armentia. Abrir sus redes la expondría y la situaría en el mismo plano en el que ya está su hermano Pablo que ha tenido que lidiar con los medios al tiempo que su nueva novia intentaba esquivarlos. Es cierto que su vida, lejos de España, la puede proteger hasta cierto punto, pero eso establecería un antes y un después. Ni siquiera su hermano tiene sus redes abiertas, y eso que ya cuenta con club de fans.

Por otro lado, es muy probable que tampoco la infanta Cristina estuviera contenta con un giro de estas características. Teniendo en cuenta que su hermana, la infanta Elena, ha tenido sus más y su menos con su hija, Victoria Federica, por la manera en que ha articulado su paso a la etapa adulta, es muy probable que no quiera que su hija siga los mismos pasos.

«La Infanta Elena está muy cabreada con la vida que lleva su hija. No hacen planes de madre e hija porque ella puede salir de casa un miércoles y no volver hasta el domingo», contaba el paparazzi Sergio Garrido en el programa Fiesta de Telecinco. No parece que Cristina quiera pasar por lo mismo.

Mucho se ha hablado de la protección que los reyes (especialmente la reina Letizia) ha tenido siempre con sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y que se rompió, de alguna manera, cuando Leonor comenzó sus estudios en Gales. Siempre atenta, siempre pendiente, la reina ha mantenido un cordón de seguridad en torno a ellas. Algo similar ha intentado la infanta Cristina con los suyos, especialmente con Irene por ser la pequeña. Aunque la hermana de Felipe VI lo haya tenido un poco más fácil.

Al contrario que el resto de sus primos (las Borbón Ortiz y los Marichalar Borbón), los Urdangarin han pasado media vida fuera de España. Primero en Washington, donde la familia vivió desde 2009 debido al trabajo de Iñaki en la ciudad, y después en Suiza. Eso ha permitido mantener a Irene y sus hermanos fuera del foco, sobre todo cuando comenzaron los años más duros. Ella lleva ocho años residiendo en Ginebra, muy lejos de toda la información convulsa que ha salpicado a su familia, desde su padre hasta su abuelo.

En septiembre, y ya cumplida la mayoría de edad, la pequeña de los Urdangarin comienza una nueva etapa. Aún se desconoce si vivirá dentro del campus universitario, que ofrece habitaciones individuales y compartidas. Si al final decide no abrir sus redes sociales al mundo, es posible que la veamos en algunas de las publicaciones que la EHL comparte de sus alumnos describiendo sus experiencias, tanto en sus proyectos lectivos como en sus momentos de ocio. Habrá que esperar para comprobar si Irene decide dar un paso al frente y hacerse más visible en la nueva etapa que comienza hoy.