Los Monpezat huyen de la corte danesa La rebelión silenciosa de Joaquín de Dinamarca y los nietos desheredados de la reina Margarita: del ninguneo al exilio voluntario en Estados Unidos

Castigados, marginados e intimidados, los hijos del príncipe Joaquín de Dinamarca han soportado múltiples etiquetas desde que su abuela, la reina Margarita , decidiera retirarles su estatus de príncipes y degradarles a condes para concederles, supuestamente, más libertad.

Pero la decisión de la veterana monarca ha chocado con un muro a la hora de ponerse en práctica. Los miembros del escueto organigrama royal danés parecían no esperar que Joaquín de Dinamarca, la princesa Marie (la eterna rival de Mary Donaldson ) y los nietos «acondesados» de la reina protagonizaran una extraña rebelión de la que el último eslabón se está gestando en este momento: el príncipe y su familia abandonan Europa y se marcan un príncipe Harry.

«Mi familia y yo esperamos nuestra futura existencia en Washington. Ha sido un privilegio estar destinado a Dinamarca para promover los intereses daneses en Francia. Ahora nos estamos enfocando en Estados Unidos, donde contribuiré a la cooperación transatlántica de Dinamarca en la industria de defensa», ha explicado el príncipe Joaquín en su comunicado oficial sobre su nueva aventura lejos de Dinamarca.

Los rumores de que tras la ruptura familiar los exiliados en Francia tenían muchas papeletas de acabar viviendo en Estados Unidos crecían día a día desde las navidades de 2022. Ahora, por fin, la noticia se ha confirmado y parece que el heredero del trono (y actual regente), el príncipe Federico, quiere alejar aún más a su hermano agraviado del centro de poder danés.

La mudanza se hará efectiva en verano y, como sucedió con la anterior que llevó a Joaquín hasta Francia, el cargo que ocupará el príncipe en la embajada danesa estará relacionado con el Ministerio de Defensa y está planeado por un periodo de tres años. ¿Bastarán para que los damnificados por la decisión de la reina hagan las paces con los herederos del trono?

Se podría decir que la monarca pecó de confiada y no sopesó de forma correcta el efecto de su decisión. Los hijos pequeños del príncipe Joaquín, Athena y Henrik no sólo son menores sino que aún viven al amparo del presupuesto de la corona (sólo en 2022 el príncipe Joaquín, la princesa Marie y sus dos hijos recibieron un millón y medio de coronas danesas).

Pero Félix y Nicolás son harina de otro costal. Los mayores del nuevo clan de condes de Monpezat son un calco de sus polémicos padres. Porque el príncipe Joaquín, antes de vivir instalado en la mesura con la princesa Marie, dio mucho de qué hablar en Dinamarca (y no precisamente bueno).

Y la madre de Félix y Nicolás, la condesa Alexandra, continúa siendo una de las protagonistas del gossip danés a pesar de que se divorció del príncipe Joaquín hace ya 18 años y debería de haberse alejado de los focos al rubricar aquel divorcio. Con semejante genética era imposible que Félix y Nicolás no la liaran al caer en el escalafón royal, y así ha sido.

La desunión de la familia real danesa ha resultado evidente desde que se anunció que los príncipes pasarían a ser condes. Pero tras la operación que ha alejado a la reina Margarita de su trono esa ruptura ha sido aún más evidente: no ha recibido ni una sola visita de su hijo menor ni de su nuera francesa ni, por supuesto, de los nietos degradados.

Al contrario, los miembros de la casa real danesa que se acaban de quedar anclados en una extraña tierra de nadie están aprovechando el vacío de poder para hacer de las suyas, anunciando mudanzas al otro lado del planeta incluidas.

Mientras el público en general desconoce si se ha resuelto satisfactoriamente el tema sobre cómo se apellidan los no príncipes ahora o si continúan estando exentos de pagar el IVA en su país, el mayor de todos los nietos, Nicolás, ha decidido seguir el ejemplo de su padre y hacer de su capa un sayo.

Nicolás ya apuntaba maneras cuando concedió una entrevista a la televisión el año pasado en el que retrató a la reina como una abuela fría con la mitad de su descendencia (curiosamente con esa mitad que acabó «desheredando» meses después de la grabación de aquel programa).

Entre otras lindezas Nicolás dejó claro que a pesar de haber convivido en el mismo palacio que su abuela durante un breve periodo de su vida, esta no se molestaba ni en cruzar una palabra con él. Una diferencia que aún se notaba más cuando el chico hablaba de su abuelo, el príncipe Enrique de Monpezat , que se preocupaba de organizar al menos dos cenas al mes con sus nietos. Pero desde que murió su esposo, hace ya ocho años, la reina no cenó con los hijos del príncipe Joaquín ni una sola vez.

La propia soberana entonó un mea culpa sobre este tema hace años en el periódico Kvällsposten cuando ella misma afirmó que no era la mejor abuela del mundo. Un mea culpa casi gemelo al que pronunció cuando reconoció que tampoco había sido la mejor de las madres.

Ahora parece que la reina, de alguna forma, está recibiendo lo que ha sembrado en forma de rebelión adolescente de baja intensidad. A mediados de enero se supo que el ex príncipe Nikolás continuaba usando su título caducado de príncipe a pesar de la decisión de la reina.

De hecho, el pasado 8 de marzo aún no se había molestado en acudir al registro central de personas de Dinamarca (el homólogo danés del registro civil español) para cambiar su estatus y en su tarjeta sanitaria seguía apareciendo con el estatus de alteza en vez de excelencia.

Por si los documentos oficiales no fueran bastante, Nicolás aprovechó su nueva «libertad» para crearse un perfil público de Instagram. ¿Y qué nombre de usuario escogió? Efectivamente, el que solo un príncipe podría escoger « nikolaitildanmark». (Aunque para dar una de cal y otra de arena debajo avisa a navegantes de que sólo es conde).

Los puristas piden a Nicolás que lo cambie todo por el más correcto «nikolaiafmonpezat» o incluso «grevenikolaiafmonpezat» y que cesen sus provocaciones a la reina. Pero parece que la rama Monpezat de la familia ha salido rebelde y no está por la labor de cumplir los planes de los que sí ostentan el poder y la corona danesa.