La princesa Leonor, a su llegada a Salvador de Bahía (Brasil). / LIMITED PICTURES

hay que proteger a la heredera

Se abre la veda con la princesa Leonor: novios, fiestas, besos robados en Brasil y un peligro nuevo que aterroriza a la reina Letizia

Se acabó la tranquilidad en Zarzuela. Leonor se convierte oficialmente en joven casadera y empiezan a circular las pruebas (reales o no) de que baila, besa y va fiestas, como cualquier otra chica de 19 años.

El contexto es irresistible: una rubia princesa española da la vuelta al mundo en un navío a rebosar de jóvenes aspirantes a oficiales de Marina. Todos vistosos, algunos realmente guapos. No viven un episodio de 'Vacaciones en el mar' (referencia no apta ni para millennials), pero tampoco hablamos de un monasterio cartujo flotante. Sobre todo, cuando el barco-escuela Juan Sebastián Elcano arriba a puerto y, durante cuatro o cinco días, el estudiantado puede descansar, hacer turismo y quitarse el uniforme. Leonor incluida.

Esta misma semana, Casa Real difundió un vídeo en el que mostraba a Leonor trepando cuerdas y organizando el velamen del Juan Sebastián Elcano. Nada que no hubiéramos visto ya, si no es por cierta toma en la que se vieron las piernas de una acalorada y lozana princesa en shorts. Esos segundos de vídeo pueden contarse como la primera vez que contemplamos a la heredera no ya como una adolescente, sino como una mujer hecha y derecha. Con ese vídeo, aprobado insistimos por Zarzuela, algo cambió.

De repente, lo evidente se hizo presente en medios de comunicación, tertulias radiofónicas y redes sociales: qué maravillosa situación la de las siete guardamarinas compañeras de Leonor que se han embarcado con setenta muchachos imponentes. Aunque la princesa, como vemos en las fotos de grupo, no queda atrás en una competición de poderío físico: es altísima, bellísima y, como todas las chicas de su edad, derrocha vida. Cómo no se lo va a pasar bien ahí dentro, más allá de golpes, moratones y cansancio físico.

En este estado de cosas, se entiende mejor que haya sido precisamente ahora cuando se han disparado los rumores de novios, besos y fiestas locas de Leonor. Precisamente en la primera parada del gran viaje de formación con el que culminará su paso por la Academia Naval de Marín: la ciudad brasileña de Salvador de Bahía. La han pillado en una zona VIP, parece ser, casi por casualidad. Una pena, pues seguramente que los reyes Felipe y Letizia pensaron que podían parapetar a su hija tras el uniforme del Ejército hasta 2026.

El recibimiento a la princesa Leonor en Salvador de Bahía, la primera parada del buque-escuela Juan Sebastián Elcano. / LIMITED PICTURES

Las fotos que comenzaron a circular antes de ayer, en las que solo se ve a la princesa Leonor vestida como cualquier otra joven de su edad, con un top de tirantes, no dicen gran cosa por sí solas. De hecho, al llegar a última hora de la tarde a las redes sociales, hubo quien las borró de su perfil de Instagram, probablemente por la sospecha de que pudieran haber sido creadas con inteligencia artificial. De hecho, hay algo en el escote de la hija de los reyes Felipe y Letizia que no termina de encajar.

Con el paso de las horas y, sobre todo, al conocerse el autor de las fotos, comenzó a difundirse en medios de comunicación la dichosa fotografía. El fotógrafo brasileño Fred Pontes estaba cubriendo la fiesta Terça de Benção, una especie de prólogo al Carnaval, cuando los miembros del servicio de seguridad de la princesa Leonor le piden que borre las fotos que estaba haciendo. Pontes no había advertido que estaba inmortalizando a la futura reina de España, pero al enterarse procuró recuperar las fotografías una vez en casa. Dice tener más imágenes, aunque solo hemos visto una.

El rey Felipe también tuvo una escala loca en Brasil

Este método de los escoltas de la princesa de Asturias es, dicen los expertos en Casa real, habitual en el entorno de la realeza española desde los tiempos de Juan Carlos I. De hecho, parece que el rey Felipe vivió en Brasil una noche divertida a su llegada al país de la samba con el Juan Sebastián Elcano. Le fotografiaron en la playa, en una discoteca disfrutando de un espectáculo con bailarinas y, en el día de su partida, despidiéndose de Iara Figuereido, una joven brasileña.

A partir de aquella foto, Casa Real dejó de permitir el acceso al ocio del príncipe Felipe y se centró en mostrarle en actos más serios. Sobre todo, después de ver que una revista presentaba a una bailarina brasileña como novia del futuro rey. Entonces, interceptar cualquier material gráfico aún era factible, pues los carretes podían requisarse. No existían archivos digitales en la nube ni tampoco redes sociales, razones por las que hoy resulta altamente improbable que una foto de Leonor más o menos comprometida pueda desaparecer así como así.

Además de la escena, totalmente inocente, de Leonor en un festival, lo que ha suscitado ríos de tinta viral y muchos minutos de televisión es el relato del fotógrafo brasileño. Pontes sostiene que antes de comenzar a fotografiar la zona del público donde estaba Leonor, la vio besándose con el joven vestido de azul que sale delante de ella. Y que es, precisamente, uno de sus compañeros guardamarinas. De esto, claro, no existe testimonio gráfico. Solo la palabra de un fotógrafo que hasta la noche de autos no sabía ni quién era la heredera al trono de España.

Según relató en sus memorias José Antonio Alcina, general de Infantería de Marina y preceptor del rey Felipe, durante su viaje en el Juan Sebastián Elcano hubo publicaciones que trataron de publicar reportajes amañados sobre la vida sentimental del entonces príncipe de Asturias. Entonces se podía ejercer cierta presión diplomática, recurrir a la ley o interceptar a los fotógrafos incómodos. Hoy, sin embargo, la reina Letizia poco puede hacer para proteger a Leonor de este tipo de maniobras: una foto inconveniente puede publicarse y hacerse viral en cuestión de segundos.

Varios expertos en Casa Real han sostenido en estos días que es altamente improbable que vayamos a ver una foto inconveniente de la princesa Leonor, por mucho que a todos nos parezca más normal verla divirtiéndose que enclaustrada. No por el celo de sus escoltas, cinco al parecer. Sino porque los reyes Felipe y Letizia se han ocupado de educar a sus hijas para que no muestren ni demuestren sus genuinos sentimientos en público. Incluso confundida entre el público de un festival a miles de kilómetros de Zarzuela, Leonor no puede ser simplemente Leonor. Debe comportarse siempre como la futura reina.