El avistamiento de reyes europeos en España durante las últimas semanas debía pasar inadvertido, pero ha terminado ocupando titulares. Titulares sorprendidos. No se recuerda tanta visita de testas coronadas a la capital y alrededores, aunque las escapadas de Federico de Dinamarca ya avanzaban que Madrid está de moda , también entre la aristocracia. Y, por lo que parece, todo sucede sin que la Corona española tenga nada que ver. Felipe y Letizia están, en principio, al margen .
Es lo primero que salta a la vista en esta lluvia de reyes y reinas sobre Madrid: ni Felipe de Borbón ni Letizia Ortiz han sido anfitriones oficiales de los monarcas de Bélgica, Dinamarca o Países Bajos, aunque estos últimos presumen de relación de amistad con los españoles. ¿Podría haberse producido algún encuentro en la intimidad? ¿Acaso comparten los Reyes españoles vida social con sus homónimos europeos? Eso sí que sería inesperado.
Los retazos de información que se han ido sabiendo acerca de los movimientos de los monarcas de Países Bajos, Dinamarca y Bélgica ofrecen pistas suficientes como para hacernos una idea de cómo es la vida social en la élite de la aristocracia europea. No podemos subrayar más la importancia de estas pistas. Pensemos en lo que sabemos sobre las actividades de tiempo libre de los reyes Felipe y Letizia : lo único que nos permiten ver son cenas y cines que podría pagarse cualquiera.
Recopilemos lo que conocemos de los últimos fines de semana de los monarcas europeos en España. La cita más espectacular fue la que reunió en la finca Soto Mozanaque, propiedad del duque de Aburquerque, a Mary y Federico de Dinamarca con su hija Isabella y a Guillermo de Holanda con sus hijas mayores, Amalia y Alexia. Allí se celebró la gran fiesta de cumpleaños de de un miembro de los Baumbach, familia alemana que posee el imperio farmacéutico Boehringer Ingelheim.
La fortuna de los Baumbach está estimada en casi 50.000 millones de euros: se sitúa entre las 20 más ricas de todo el planeta. ¿Por qué eligieron la finca en Algete de un aristócrata española? No podemos saberlo, aunque su proximidad a una ciudad tan atractiva ahora mismo como Madrid puede justificarlo. Tanto los royals daneses como los holandeses se hospedaron en el Hotel Santo Mauro, aunque la familia real danesa llegó un día antes (el viernes 13 de diciembre).
Ambas familias reales disfrutaron de la noche madrileña y también de las tiendas de la Milla de Oro, pues a su vuelta portaba bolsas que delataron sus compras. En Países Bajos, esta escapada de los monarcas no llamó la atención, pues están habituados al estilo de vida de multimillonarios globales de sus monarcas. En Dinamarca, sin embargo, el viaje de la familia real causó polémica, pues se esperaba la asistencia de los reyes daneses en otro lugar.
«La familia real falla a las mujeres, solo aparece cuando ganan los hombres», escribía el diario 'Se og Hør' cuando Federico y Mary faltaron al último partido de la Selección danesa de balonmano por viajar a Madrid. A la famosa fiesta de los Baumbach, celebrada bajo unas medidas de seguridad extraordinarias, asistieron aristócratas habituales en la crónica rosa nacional: la duquesa de Medinaceli, Pablo de Hohenlohe con María del Prado y sus dos hijas o parte de la familia de Juan Abelló y Ana Gamazo. Si acudieron los reyes Felipe y Letizia, jamás lo sabremos.
Otro avistamiento royal fuera de agenda se produjo en el puente de la Constitución y en Málaga, otra ciudad española que está en el punto de mira de los millonarios globales. Fue de nuevo el rey Guillermo de Holanda quien decidió pasar el puente de San Nicolás en España, esta vez acompañado por la reina Máxima y sus tres hijas . Esta vez la escapada sí fue polémica, pues ese mismo fin de semana se produjo la explosión de un edificio en La Haya y los monarcas no se presentaron en la zona cero hasta el lunes. Pese a la muerte de varios compatriotas, decidieron no interrumpir su tiempo de ocio.
Justo el fin de semana anterior, el último de noviembre, los monarcas de Países Bajos acudieron también a España, en concreto a la localidad toledana de Polán, donde se sitúa la finca La Ventosilla. El objetivo era participar en una cacería (perdices y venados) a la que también estaban invitados Felipe y Matilde de Bélgica. De nuevo, cuatro cabezas coronadas disfrutando de una lujosa y elitista jornada de caza, que culmina con una fiesta gastronómica en la que corre el vino y los licores. Parece que los monarcas holandeses bailaron de lo lindo y participaron en juegos, mientras los belgas observaban todo, sentados en su mesa.
El mismo fin de semana, Guillermo de Inglaterra viajó a Ciudad Real para participar en una cacería en La Garganta, la finca del duque de Westminster en el valle de Alcudia. Adquirida en 2001 por más de 100 millones de euros y destino cinegético de las grandes fortunas internacionales, La Garganta no solo es famosa por la caza de venados, jabalíes o perdices, sino por todo el ceremonial tradicional que rodea las cacerías y el lujo de sus instalaciones. De las pocas a la altura de un príncipe de Gales.
Turismo de lujo, cacerías elitistas y fiestas de multimillonarios. El atractivo de España para los monarcas europeos nos permite conocer el tipo de ocio que nutre sus agendas. Y que no tiene nada que ver con el que los Reyes españoles exponen año tras año: cenas y cines normales y corrientes. Al alcance del bolsillo de cualquier familia española. Diremos lo obvio: el abismo que media entre una opción y la otra no es solo económico. La brecha de estatus y exclusividad convierte las salidas nocturnas de Felipe y Letizia en... ¿anécdotas?
22 de diciembre-19 de enero
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