Quién es Eduardo Anitua, el dentista del rey Juan Carlos en Vitoria que también trata a David Bisbal y José Mota

Aterrizó en el aeropuerto de Foronda a las siete de la tarde en un vuelo privado procedente de Sanxenxo y media hora después, el rey Juan Carlos ya estaba en la clínica dental de su buen amigo, el doctor Eduardo Anitua, en el barrio de Armentia, en Vitoria. Allí, tras ser sometido a una revisión, pasó la noche y cenó un menú elaborado por un restaurante de la ciudad, como ha contado El Correo.

El viaje ha sido gestionado con un hermetismo absoluto y solo unas pocas personas de confianza conocían los planes del ex jefe del estado. Pese a la presencia del emérito, la clínica dental de su amigo y odontólogo de confianza, ha funcionado con normalidad esta mañana de lunes, cumpliendo con las agendas y las citas previstas pese a la presencia en el edificio del padre de Felipe VI.

Vitoria, donde casualmente también reside su ex yerno Iñaki Urdangarín, siempre ha sido un punto de referencia para Juan Carlos I. Allí tienen sus consultas privadas dos de sus médicos de cabecera: el ya mencionado doctor Anitua, y el traumatólogo Mikel Sánchez, un experto en rodilla que también ha tratado con frecuencia a Rafa Nadal, que hace unos días perdía a su suegro.

Anitua, una eminencia en el campo de la implantología oral, es sobre todo conocido por su descubrimiento del plasma rico en factores de crecimiento y por sus aportaciones a la medicina regenerativa. Doctor en Medicina y Cirugía y especialista en Estomatología, además de dirigir una vanguardista clínica dental que lleva su nombre y por la que cada año pasan más de 2.000 profesionales de todo el mundo para formarse en implantología, es el director científico de BTI Biotechnology Institute.

Este instituto de investigación, que lidera desde hace años el ranking de producción científica de las empresas biotecnológicas en España, no solo tiene proyectos relacionados con la medicina oral, sino también con la dermatología, la oftalmología o los trastornos del sueño.

En noviembre, un ránking de la universidad norteamericana de Stanford le distinguió como el odontólogo español más influyente del mundo . En 2021, el especialista recibió el Premio Nacional de Innovación 2021, que le entregó Felipe VI por una trayectoria científica que le ha llevado a tener más de 50 patentes a su nombre.

Su prestigio también le ha convertido en un profesional de referencia para personajes tan famosos como David Bisbal, Rafa Nadal o José Mota, que acuden a Vitoria con regularidad para que Anitua les atienda. «Viene gente que sale en las revistas, pero también personas sencillas y anónimas, y el trato es el mismo con todos», me comentaba Anitua en una charla que mantuvimo en 2018 y que se publicó en XLSemanal.

Muy discreto sobre su relación con el monarca, en aquella ocasión explicó por primera vez cómo habían conectado. «En un principio, hablábamos sobre su salud. Luego terminas hablando de todo. La ventaja de los médicos es que no nos relacionamos con cargos, sino con personas. Y a partir de ahí, puede surgir una relación de amistad».

Y así fue. Los viajes del monarca a la capital del País Pasco fueron habituales durante los últimos años de su reinado, pero también los que siguieron a la abdicación. «Cuando aún reinaba, sus viajes al País Vasco eran absolutamente discretos. Nadie sabía que venía a Vitoria con cierta frecuencia. En uno de los viajes fuimos a San Sebastián y subimos a Igueldo. Él no había estado allí desde hacía 50 años. Vi como se le saltaban las lágrimas mirando a la Concha. Siente un gran afecto por el País Vasco, porque vivió en San Sebastián y guarda muchos recuerdos», contaba Anitua en aquella entrevista. Sus escapadas gastronómicas, en las que a menudo también les acompañaba el doctor Mikel Sánchez y en alguna ocasión el propio Rafa Nadal, siempre solían formar parte del plan.

Aunque aquella entrevista coincidió con la publicación de los primeros detalles de algunas de las actividades irregulares del monarca, el odontólogo le mostraba su apoyo. « He tenido el privilegio de tener muchas conversaciones privadas con él y tiene una visión de Estado que este país necesita. Y creo que este país está en deuda: son 40 años de dedicación, 24 horas al día, siete días a la semana. Es un trabajo extraordinariamente ingrato. A la vista está… En este país, el ejercicio de la actividad pública es ingrato para el rey, para el presidente del Gobierno, para los ministros y para el alcalde del último pueblo».